Cuadro que sirve de imagen a una importante efeméride como es el 150 aniversario de la veneración de la imagen de Ntro. Padre Jesús en Santa María de Úbeda |
Santa María de los Reales Alcázares; Blog “Hablar de este hermoso templo es, pues, en una palabra, hablar de los ubetenses de todo linaje y casta; ya vivan entre nosotros, ya estén en tierras lejanas, porque a todos, de esta Iglesia el mismo amor nos inflama; y todos hasta la muerte la llevan dentro del alma”.
sábado, 9 de noviembre de 2019
Procesión extraordinaria por el 150 aniversario de la veneración de la imagen de Jesús Nazareno en la Basílica de Santa María de los Reales Alcázares
Procesión extraordinaria por el 150 aniversario de la veneración de la imagen de Jesús Nazareno en la Basílica de Santa María de los Reales Alcázares
domingo, 27 de octubre de 2019
Recorrido por todos los templos ubetenses para seguir las huellas de Cristo
Recta final de la celebración en Santa María. / ROMÁN |
Cientos de personas recorrieron durante la jornada de ayer las iglesias de Úbeda, donde todas las imágenes cristíferas de la ciudad y Nuestra Señora de la Soledad estuvieron expuestas en devoto besapié, para lo cual existió un enorme trabajo previo de las cofradías y parroquias al objeto de prepararlo todo adecuadamente. Ocurrió así por el Solemne Besapié Magno organizado por la Unión de Cofradías de Semana Santa bajo el lema 'Tras las huellas de Cristo', con motivo de la clausura del Año de la Misión. Hubo además exposición, repique general de campanas, música, procesión, eucaristía y adoración del santísimo. Y los templos y diferentes monumentos histórico-religiosos fueron visitables.
Cada talla permaneció en su lugar de culto y veneración de diez y media de la mañana a una y media de la tarde y de cinco a siete de la tarde, existiendo un horario concreto en cada templo para el acompañamiento musical de un quinteto de la Sociedad Filarmónica de Nuestra Señora de Gracias, interpretando las diferentes marchas dedicadas a estas imágenes.
Posteriormente, a las siete y media, desde la iglesia de la Purísima Concepción de las Carmelitas Descalzas se desarrolló la procesión de la Cruz de la Misión acompañada por las parroquias, hermandades, cofradías, grupos parroquiales, instituciones religiosas, corporación municipal de Úbeda y Sociedad Filarmónica de Nuestra Señora de Gracia. Desembocó en la Basílica Menor de Santa María de los Reales Alcázares, donde hubo un acto de adoración al Santísimo Sacramento seguido de procesión claustral y bendición.
Durante la jornada también abrieron de manera especial para todos los participantes en este Solemne Besapié Magno el Museo de San Juan de la Cruz, la Sacra Capilla del Salvador del Mundo, el Palacio de Juan Vázquez de Molina, el Hospital de Santiago, la iglesia de las Carmelitas Descalzas y la iglesia de San Lorenzo. Y se pudo visitar la exposición 'Los tesoros de la clausura' en el convento de la Inmaculada Concepción y otra muestra de arte sacro en la iglesia de Santo Domingo.
Prolegómenos
Un día antes, el viernes, en el Palacio de Don Luis de la Cueva, se desarrolló una mesa redonda cofrade, teniendo como tema central el 'Presente y futuro de la Semana Santa de Úbeda'. Se contó con la participación del sacerdote Jesús Manuel Monforte Vidarte, el presidente de la Unión de Cofradías, Felipe Torres Villalba, y el cofrade y director de la Agrupación Musical Ubetense, Rafael Martínez Redondo. Moderó Felipe Villalba Alameda.
Y en las jornadas previas tuvo lugar la conferencia cultural 'La iconografía cristológica en la Semana Santa ubetense' a cargo del historiador José Miguel Gámez Salas, y una eucaristía, veneración del 'lignum crucis' y concierto de los Seises en la Sacra Capilla del Salvador del Mundo.
martes, 30 de julio de 2019
Fiesta en honor de Santa María de los Reales Alcázares.Tradición Recuperada.
CULTOS
Fiesta en honor de Santa María de los Reales Alcázares.
Animamos a todos nuestros hermanos y devotos a tomar parte en esta recuperada celebración en honor a la Titular de la Iglesia Mayor de Úbeda.
La misma tendrá lugar el próximo día 14 de agosto a las 21 horas en la Basílica Menor de Santa María de los Reales Alcázares
sábado, 27 de julio de 2019
El Obispo Pos tridentino Sancho Dávila Toledo, promotor de las Fachadas Principales de la Iglesia de Santa María de Úbeda.
El Obispo Pos tridentino
Sancho Dávila Toledo, promotor de las
Fachadas Principales de la Iglesia de Santa María de Úbeda.
Juan Ángel López
Barrionuevo.
Dibujo de la Fachada de Santa María en el siglo XIX; Atribuido a Carderera, donde podemos observar la antigua Torre Campanario de la Iglesia. |
Como podemos imaginar la iglesia
colegial ubetense, durante el siglo XVI no podía ofrecer un aspecto más bronco
y medieval: un auténtico baluarte militar en el corazón emblemático de la renovada
y aristocrática ciudad en la plaza Vázquez de Molina. Dibujo de Rafael Vañó Silvestre, de como era el aspecto exterior de la Iglesia, antes de la construcción de su actual Fachada.
Santa María a primeros del siglo XX. Foto Gentileza de José Luis Latorre. |
Por los trabajos de Almagro
García conocemos de un modo indiscutible cual era el estado que debió presentar
esta iglesia de Santa María hasta los primeros años del 1600. Ya que hasta construirse
las actuales portadas y fachadas, el exterior del templo, estaba configurado
por la muralla que cerraba el Alcázar. Hacia 1510 se inicia la construcción de
una portada que la abra al "llano", en tiempos del obispo de Jaén don
Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, destruyendo para ello un trozo de muralla
entre dos torreones.
Como podemos imaginar la iglesia
colegial ubetense, durante el siglo XVI no podía ofrecer un aspecto más bronco
y medieval: un auténtico baluarte militar en el corazón emblemático de la renovada
y aristocrática ciudad en la plaza Vázquez de Molina.
Por tal motivo, se opta en el
siglo XVII, de la transformación del exterior de el templo Colegial con un
perfil constructivo uniforme, dado por una gran pantalla arquitectónica, a base
de diez pilastras de orden gigante sobre basamento y pedestales resaltados, que
la van estructurando en tramos, así como por una tribuna o balconada corrida
con clasicistas pináculos, dos ventanales neogóticos cegados y dos espadañas de
1886 con cuatro campaniles cada una y las esculturas en piedra de la Virgen de
Guadalupe y San Lorenzo. La nueva fachada principal, con su portada, es
contratada por don Antonio de Molina Valenzuela, por mandato del obispo Sancho
Dávila, en marzo de 1604, al maestro Martín López de Alcaraz, su proyectista.
La portada norte es muy
vandelviriana, adaptándose al esquema de arco triunfal, con tres pisos. El
primero con un arco de medio punto, en cuyas enjutas reposan ángeles con
elementos de la Pasión, los clavos y la corona de espinas. En los laterales del
arco, se disponen columnas corintias pareadas sobre pedestales y, entre éstas
hay sendas hornacinas con San Pedro y San Pablo. El piso central descansa sobre
un basamento, emergiendo en el centro el escudo del Obispo promotor de la obra,
rodeado por la Esperanza y La Fortaleza y, en los laterales, Moisés e Isaías.
Sobre el basamento un relieve muestra la Adoración de los Pastores, obra de
Luis de Zayas.
Este relieve, obra de Zayas
inspirada en un dibujo de Zúccaro grabado por Cort, está coronado por un
frontis partido, en cuyo tímpano es albergada una hornacina entre pilastras
jónicas con la Imagen de la Virgen Asuncta al Cielo entre ángeles, rodeada por dos
jarrones de azucenas, símbolo de virginidad y pureza de la Madre de Dios,
mensaje concepcionista que es completado en 1645, año en que el Cabildo
municipal aprueba el juramento hecho en defensa del dogma de la Inmaculada
Concepción, cuando se ordena la colocación de una inscripción en los pedestales
de las columnas del segundo cuerpo: "IN SIGNE HUYUS ECLESIAE CAPITULUM
VOTO SE OBSTRIMXIT INMACULATAE DEY PARE VIRGINIS CONCEPCIONIS PROPUGNANDA. ANNO
MDCXLV. MARIA SANTISIMA SEÑORA NUESTRA, CONCEBIDA SIN PECADO ORIGINAL".Un
medallón con Dios Padre remata la portada. Las espadañas se realizan a finales
del s.XIX para sustituir a la vieja torre que aprovechaba el antiguo alminar de
la mezquita y estaba muy deteriorada.
La portada de la Consolada,
también tiene forma de arco de triunfo, compuesta por arco de medio punto,
flanqueado por columnas corintias sobre pedestales, fue trazada por López de
Alcaraz, un discípulo y continuador del estilo Vandelviriano en Úbeda. En las
enjutas aparecen la Fe y la Caridad y en sus laterales dos hornacinas con San
Juan Bautista y San Sebastián. El cuerpo central lo preside la Virgen con el
Niño en el interior de una hornacina rematada por venera. La imagen aparece
rodeada por los escudos del mismo Obispo promotor de la obra.
Escudo del Obispo Sancho Dávila, en la Casa Parroquial de la Iglesia de San Pablo de Úbeda. Foto Santiago Abella |
Como ya hemos dicho anteriormente,
el obispo postridentino Sancho Dávila y Toledo ordenó la construcción de
las fachadas y portadas exteriores a principios del siglo XVII, para equiparar en
importancia la imagen de la antigua colegiata a los edificios de la Plaza
Vázquez de Molina.
Sancho Dávila nació en Ávila en
1546, nieto del primer marqués de Velada y hermano del segundo, estudió en
Salamanca, de cuya Universidad llegó a ser Rector en cuatro ocasiones, lo que
le imprimió un profundo gusto académico y gran erudición. Obtuvo diversas
prebendas eclesiásticas y fue ordenado sacerdote, llegando a ocupar la canonjía
penitenciaria de Ávila. El 25 de mayo de 1591 fue nombrado obispo de Cartagena,
de donde tomó posesión por poderes otorgados a los Inquisidores del Reino de
Murcia. Consagrado obispo el 20 de octubre, efectuó su entrada en Murcia el 11
de diciembre de 1591.
En 1600 se le entregó el obispado de Jaén, donde permaneció tres
lustros hasta que fue de nuevo promovido a otra diócesis, la de Sigüenza. En
ésta permaneció desde 1615 hasta 1622, cuando se le envió al episcopado de
Plasencia, sin duda la mejor diócesis de España después de las metropolitanas.
Toda la actuación pastoral del
obispo Sancho Dávila se orienta a la puesta en práctica y ejecución de lo
dispuesto en el Concilio de Trento; y no sólo en lo referente a una serie de
normas concretas, sino que, plenamente imbuido por el espíritu tridentino, nuestro
prelado impregnó todas sus Diócesis donde
gobernó de ese carácter donde la revistió de manera más o menos consciente del
talante conciliar. Ya hemos apuntado cómo se desprende del Concilio la
exaltación de la figura episcopal, ya sea de manera explícita en los cánones o
decretos, ya de forma implícita en el tono en el que se desenvuelve todo el
contenido. En cualquier caso, la importancia que consiguen los obispos en sus
diócesis no era conocida hasta el momento, y a la vez era garantía de una
jerarquía organizada que permitía el mantenimiento en la sana doctrina, amén de
una ratificación frente a la herejía
luterana contraria a la Tradición y a la Sucesión Apostólica.
Estaba de visita pastoral por su obispado
cuando le sobrevino la muerte en Jaraicejo (Cáceres), a comienzos de diciembre
de 1625. La disposición testamentaria ordenaba el traslado de su cuerpo hasta
Ávila, pues era su deseo reposar para siempre en la capilla familiar que él y
su hermano, el marqués de Velada, habían comenzado a construir en la catedral
de la ciudad del Adaja. Sin embargo, no se llevó a efecto el traslado hasta
1648.
Fuentes relacionados:
Almagro García, Antonio (2003).
Santa María de los Reales Alcázares de Úbeda: Arqueología, historia y arte.
Úbeda: Editorial El Olivo. ISBN 8495244675. OCLC 54370786.
Moreno Mendoza, Arsenio. La imágen Neoclásica y romántica de Úbeda y Baeza, 2011
Moreno Mendoza, Arsenio. La imágen Neoclásica y romántica de Úbeda y Baeza, 2011
viernes, 28 de junio de 2019
Santa María de los Reales Alcázares; X ANIVERSARIO Basílica de Úbeda
Santa María de los Reales Alcázares; X ANIVERSARIO
Basílica Menor de Úbeda: “Hablar de este hermoso templo es, pues, en una palabra, hablar de los ubetenses de todo linaje y casta; ya vivan entre nosotros, ya estén en tierras lejanas, porque a todos, de esta Iglesia el mismo amor nos inflama; y todos hasta la muerte la llevan dentro del alma”.
Blog creado en Junio del 2009.
viernes, 24 de mayo de 2019
Basílica de Santa María de los Reales Alcázares; La Sagrada Familia, Santa Ana y San Juanito.
Basílica de Santa
María de los Reales Alcázares; La Sagrada Familia, Santa Ana y San Juanito.
Cuadro de La Sagrada Familia, Santa Ana y San Juanito; de autor desconocido, es obra del siglo XVII y fue donado por el Tesorero de la Colegial Medina Ahumada, a la Basílica de Santa María de los Reales
Alcázares, en el siglo XVIII. Foto de José Luis Latorre Bonachera.
Uno de los retablos
barrocos, de la Capilla de los Sabater o San José, donde hasta el año 1983, se veneraba el citado cuadro de la Sagrada Familia. Foto Miguel Merino Laguna.
Hablamos de Sagrada Familia cuando vemos una representación
de San José, la Virgen María y el Niño Jesús, solos o acompañados por otros
parientes, como S. Joaquín y Sta. Ana (abuelos) o Sta. Isabel y Zacarías
(parientes de María y padres de S. Juan Bautista).
La Sagrada Familia es el término utilizado para designar a
la familia de Jesús de Nazaret, compuesta según la Biblia por José, María y
Jesús. Su festividad se celebra el domingo que cae entre la Octava de Navidad
(25 de diciembre al 1 de enero), o el 30 de diciembre, si no hay un domingo
entre estos dos días.
En la Edad Media surgió una devoción hacia la Sagrada
Familia desconocida hasta entonces lo que conllevó hacia finales de la época a
la exaltación del culto de San José. Dichas representaciones fueron debidas a
las meditaciones franciscanas. El arte del siglo XV y XVI en numerosas
ocasiones no mostraba ni a San José ni a los ángeles, sólo aparecía la Virgen y
el Niño junto a Santa Isabel y el pequeño San Juan Bautista. Rafael y los
grandes maestros del Renacimiento realizaron algunas obras de esta temática;
asimismo, la escuela boloñesa representó sólo a los dos niños de la Sagrada
Familia.
Pero también había algunas Sagradas Familias compuestas de
cuatro personas: María, Jesús, San Juanito y San José y otra con la Virgen, el
Niño, San Juanito y Santa Ana. La primera se hizo más frecuente en el arte de
la Contrarreforma, donde varias conservaron el espíritu de ingenuidad propio de
la época medieval.
La Sagrada Familia,
Santa Ana y San Juanito, de la Basílica de Santa María de los Reales Alcázares.
La Sagrada Familia, Santa Ana y San Juanito; donado por el Tesorero de la Colegial Medina Ahumada, a la Basílica de Santa María de los Reales
Alcázares, en el siglo XVIII.
De Autor desconocido. Es obra del Siglo XVII.
Hasta el año 1983, se veneraba en uno de los retablos
barrocos, de la Capilla de los Sabater o San José.
En la actualidad, se almacena en una de las dependencias de
la Iglesia de Santa María, y se halla a la espera de una profunda restauración
y a su posterior puesta en valor, para así engrandecer el pequeño patrimonio
del mueble religioso que guarda la Basílica de Santa María de los Reales
Alcázares.
En la mencionada pintura con la Representación de la Sagrada Familia,
del siglo XVII, de autor desconocido, podemos ver en primer término a la Virgen
que sostiene al Niño en su regazo y que sostiene la bola del mundo, a la
derecha está San Juan Bautista niño, ya
vestido con una manto de piel que preludia su posterior etapa de predicación en
el desierto, señalando con su mano izquierda al niño Jesús y con la otra mano
sujeta un pequeño estandarte en el que se puede leer: "Ecce Agnus
Dei" ("Éste es el Cordero de Dios") . Al fondo, en un segundo
plano y entre las sombras, a la izquierda a San José, en actitud reflexiva. Todos portan
nimbo de santidad pero el de Jesús Niño resplandece sobre todos los demás. Es
muy significativo el segundo plano de San José en esta representación, que se
muestra solitario compositivamente de la escena, envuelto en sombras, y aislado
también del asunto de la escena, ya que parece inmerso en sus propios
pensamientos. A la derecha, sobre el San Juanito, vemos a Santa Ana (tal vez
Santa Isabel), la Madre de la Virgen, en actitud orante leyendo la Sagrada
Escrituras. La Sagrada Familia con Santa Ana ejemplifica los ideales de
espontaneidad y naturalidad del Alto Barroco.
Fuentes:
Almagro García, Antonio (2003). Santa María de los Reales
Alcázares de Úbeda: Arqueología, historia y arte. Úbeda: Editorial El Olivo.
jueves, 23 de mayo de 2019
Basílica de Santa María de los Reales Alcázares; La Virgen del Perpetuo Socorro.
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro o Panagia Strastnaia, obra del siglo XX; de Marcelo Góngora Ramos, en la Capilla del Cristo Yacente, de la Basílica de Santa María de los Reales Alcázares. |
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro - Madre de Dios de la Pasión. Iglesia de San Alfonso del Esquilino. Roma, estilo bizantino. |
.. |
La Virgen del Perpetuo Socorro es
una advocación mariana. La imagen original es un icono procedente de Creta y
venerado en Roma en la iglesia de los agustinos, a finales del siglo XV, y
desde 1866 en la iglesia de San Alfonso del Esquilino, en Roma. La datación del
icono es difícil de precisar.
Según una tablilla colocada
antiguamente al lado del icono con los orígenes de la imagen, la cuna de este
cuadro fue la isla de Creta, en el mar Egeo. Un mercader cretense robó el icono
de una iglesia, lo escondió entre su equipaje y se embarcó rumbo a otras
tierras. En la travesía se desató una violenta tormenta y todos a bordo
esperaban lo peor. El comerciante tomó el cuadro de Nuestra Señora, lo sostuvo
en lo alto, y pidió socorro. La Santísima Virgen respondió a su oración con un
milagro. El mar se calmó y la embarcación llegó a salvo al puerto de Roma.
Poco después el mercader llegó a
Roma con el cuadro y, tenía el mercader un amigo muy querido en la ciudad de
Roma así que decidió pasar un rato con él antes de seguir adelante. Con gran
alegría le mostró el cuadro y le dijo que algún día el mundo entero le rendiría
homenaje a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Pasado un tiempo, el mercader
se enfermó de gravedad. Al sentir que sus días estaban contados, llamó a su
amigo a su lecho y le rogó que le prometiera que, después de su muerte,
colocaría la pintura de la Virgen en una iglesia digna o ilustre para que fuera
venerada públicamente. El amigo accedió a la promesa pero no la llegó a cumplir
por complacer a su esposa que se había encariñado con la imagen.
Pero la Divina Providencia no
había llevado la pintura a Roma para que fuese propiedad de una familia sino
para que fuera venerada por todo el mundo, tal y como había profetizado el
mercader. Después de varias vicisitudes milagrosa el icono fue colocado en la
iglesia era la de San Mateo, el Apóstol. La pintura fue llevada a la iglesia en
procesión solemne el 27 de marzo de 1499. Era en tiempos del papa Alejandro VI.
Allí permaneció la imagen del Perpetuo Socorro durante trescientos años, en el
altar mayor de la iglesia de San Mateo. Los escritores de la época narraron
ampliamente los milagros atribuidos a la imagen. El siglo XVII parece ser el
más intenso en la devoción y culto a la Virgen del Perpetuo Socorro. Su
festividad se celebra el 27 de junio.
INTERPRETACIÓN DEL ICONO DEL
PERPETUO SOCORRO
El icono de Nuestra Señora del
Perpetuo Socorro nos ofrece una Virgen María que nos mira dulcemente (Eleusa),
sosteniendo en sus brazos al Niño Jesús, al que le toma la mano con la suya, a
la vez que en un dulcísimo gesto de su mano señala a Jesucristo como el Camino
(Hodigitria). El Niño Jesús no mira a su Madre, sino que dirige sus ojos a San
Gabriel que es, con San Miguel, uno de los dos arcángeles que portan los
instrumentos de la Pasión: San Miguel lleva la Lanza y la Esponja y San Gabriel
que le muestra la Cruz y los Clavos, siendo así una Virgen de Pasión (Strastnaia).
En el icono de Nuestra Señora del
Perpetuo Socorro, por lo tanto, se ha condensado visualmente todo un tratado
teológico. Todos los tratadistas del Perpetuo Socorro coinciden en decir que el
detalle de la sandalia que se le desprende al Niño Jesús sugiere el movimiento
de humano temor que, como Hombre Verdadero siente Dios Verdadero ante los
recordatorios (Lanza, Esponja, Clavos y Cruz) que los Arcángeles le presentan
de su Pasión y Muerte de Cruz. Sin nada que objetar a esa interpretación,
nosotros pensamos no obstante que esa sandalia que cuelga del pie del Niño
Jesús evoca las palabras de San Juan Bautista, cuando dice: "Ego baptizo
in aqua, medius autem vestrum stetit, quem vos nescitis. Ipse est, qui post me
venturus est, qui ante me factus est, cuius ego non sum dignus ut solvam eius
corrigiam calceamenti" (Secundum Iohannem 1, 26-28)
Esto es: "Yo bautizo en
agua, pero en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis, que
viene en pos de mí, a quien no soy digno de desatar la correa de la sandalia"
(Juan 1, 26-28).
VIRGEN DEL PERPETUO SOCORRO DE
SANTA MARÍA DE ÚBEDA
Segunda del lado de la epístola.
Con bóveda de crucería y portada y reja
del siglo, XVI, procedente del
desaparecido coro. Tenemos la Capilla del Cristo Yacente, lugar donde antaño se
guardaba la platería y objetos sagrados de la Iglesia.
Hoy alberga la imagen de Cristo Yacente, de
Francisco Palma Burgos y un cuadro con la representación de la Virgen del
Perpetuo Socorro, obra del artista local Marcelo Góngora Ramos, de los años 1960.
El artista ubetense Góngora
Ramos, dedicó toda su vida a las artes, especialmente a la pintura y la
escultura. Sus trabajos muestran a un artista completo, versátil y
multidisciplinar que dejó como legado una prolífica obra digna de ser conocida.
Uno de sus legados es el icono de la
Virgen del Perpetuo Socorro, de la Iglesia de Santa María de los Reales
Alcázares.
Pintado sobre madera por dicho
pintor, se sitúa en el testero izquierdo, dentro de un arco altar gótico, de la
citada Capilla del Cristo Yacente.
Marcelo Góngora para realizar dicha obra pictórica, se inspiró en el icono ortodoxo Panagia Strastnaia, muestra a María con
el Niño Jesús. El Niño observa a dos ángeles que le muestran los instrumentos
de su futura Pasión mientras agarra fuertemente con las dos manos la de su
Madre, quien lo sostiene en sus brazos. El cuadro recuerda la maternidad divina
de la Virgen y su cuidado por Jesús desde su concepción hasta su muerte.
Atemorizado por la visión de dos
ángeles que le muestran los instrumentos de la Pasión, el Niño Jesús ha corrido
hacia su Madre, perdiendo casi una de sus pequeñas sandalias en su precipitada
huida. María lo sostiene en sus brazos de manera protectora y amorosa. Pero
presta atención a sus ojos. Su mirada esta fija no en Jesús sino en nosotros.
¿No es este detalle un toque de genialidad? ¿Qué mejor manera de expresar el
interés de Nuestra Señora en nuestras vidas y crecimiento espiritual?
Las pequeñas manos de Jesús
también están sujetas a las de María como una forma de recordarnos a nosotros
que, así como en la tierra él se puso enteramente en su manos buscando
protección, así ahora en el cielo él nos confía a cada uno de nosotros en sus
tiernos y amorosos cuidados.
Fuentes:
Almagro García,
Antonio (2003). Santa María de los Reales Alcázares de Úbeda: Arqueología,
historia y arte. Úbeda: Editorial El Olivo.
https://es.wikipedia.org/wiki/Nuestra_Se%C3%B1ora_del_Perpetuo_Socorro
https://es.wikipedia.org/wiki/Nuestra_Se%C3%B1ora_del_Perpetuo_Socorro
martes, 21 de mayo de 2019
Basílica de Santa María de los Reales Alcázares. San Joaquín y Santa Ana con la Virgen niña.
De la riqueza cultural interior, que en otros tiempos poseía la capilla de la Yedra de Santa María, tan solo se conserva, en el testero, un cuadro que representa a San Joaquín y Santa
Ana con la Virgen niña.
Basílica de Santa
María de los Reales Alcázares. San
Joaquín y Santa Ana con la Virgen niña.
Desde el siglo II arranca una tradición que atribuye los
nombres de Joaquín y Ana a los padres de la santísima Virgen María. En el siglo
VI, el culto a santa Ana se introdujo en la Iglesia oriental. En el siglo X
pasó a la Iglesia occidental. El culto a san Joaquín fue más reciente. Las
virtudes de estos dos esposos, se nos manifiestan por su fruto, tal como nos lo
dice el Señor: "Un árbol bueno no puede producir frutos malos. . . Por sus
frutos los conoceréis" (Mt 7, 20). El fruto de estos dos santos fue superior
a la ley natural, pues engendraron para el mundo a la Inmaculada Madre de Dios
y Reina de los Ángeles.
SAN JOAQUÍN Y SANTA
ANA, padres de la santísima Virgen María.
Los datos sobre la vida de san Joaquín y de santa Ana, se
nos narran en ciertos libros apócrifos. Algunos de ellos se podrían aceptar
como verídicos, ya que representan una respetable tradición. En la
imposibilidad de discernir con certeza cuáles sean éstos, reflexionaremos sobre
hechos que nos den fe, repasando algo de lo que hacía una buena familia judía
con respecto a la educación de sus hijos. Joaquín y Ana tuvieron mucho que ver
en la instrucción de María durante su niñez y su juventud.
Nada era más importante para las familias judías que la
enseñanza de la Tora, o de los cinco primeros libros de la Biblia. La
transmisión de los principios religiosos y éticos, se fundaba en el mandamiento
bíblico: "Ten cuidado y guárdate bien, no vayas a olvidarte de estas cosas
que tus ojos han visto ni dejes que se aparten de tu corazón en todos los días
de tu vida; enséñalas, por el contrario, a tus hijos y los hijos de tus
hijos". (Deut 4, 9).
En los tiempos bíblicos, los niños recibían su educación
práctica y religiosa directamente de sus padres. Después, la sinagoga vino a
ser no sólo casa de oración, sino casa de estudios para los adultos y quizá
también para los niños.
Por regla general, las niñas estaban excluidas de aquella
educación especial. Su formación práctica la recibían de sus padres, aunque
hubo numerosas mujeres judías que adquirieron un alto nivel de conocimientos.
El espíritu de unión de la familia estaba muy desarrollado.
Su influencia en la vida pública era muy grande. Corona de los ancianos eran
los hijos. Al padre que engendraba un hijo in-sensato, se le consideraba
desgraciado para toda la vida.
Las bendiciones de la familia judía, que los padres
trasmitían a sus hijos, se resumían en el párrafo del Deuteronomio:
"Bendito serás en la ciudad y bendito en el campo. Bendito será el fruto
de tus entrañas y el producto de tu suelo... Bendito cuando entres y cuando
salgas... Yahvé hará de ti un pueblo consagrado a él, como te lo ha jurado, si
tú guardas los mandamientos de Yahvé, tu Dios y sigues sus caminos". (Deut
28, 3). Y en el Levítico: "Estableceré mi morada en medio de vosotros y no
os rechazaré. Me pasearé en medio de vosotros; yo seré para vosotros un Dios y
vosotros seréis para mí, un pueblo" (Lv 26, 3).
La liturgia nos habla de san Joaquín y Santa Ana con estas
palabras "Oh bienaventurados esposos que os esforzasteis en vivir siempre
de una manera agradable a Dios y digna de la que tuvo en vosotros su origen.
Con vuestra conducta os hicisteis merecedores de ofrecer al mundo la joya de la
virginidad, quien, de un modo admirable y excepcional fue siempre Virgen en su
mente, en su alma y en su cuerpo".
Santa María de los Reales Alcázares. Capilla de la Yedra. El Abrazo de la Puerta Dorada |
El cuadro de San
Joaquín y Santa Ana con la Virgen niña, de la Capilla de la Yedra de Santa María.
La Capilla de la Yedra, en la Colegiata de Santa María de
los Reales Alcázares, erigida en 1505 en honor de la Limpia Concepción de
María, fue fundada por el protonotario y arcediano de la ciudad Diego Sagredo. “En
su testamento, dictado en Baeza en 1524 ante el escribano Diego Pérez Godoy,
consta que el eclesiástico había edificado una capilla en la Iglesia Colegial,
a espaldas del coro, y que le puso una reja muy buena y dos sacristías”.
De la gran riqueza cultural interior, que en otros tiempos poseía
dicha capilla funeraria, tan solo se conserva, en el testero, un cuadro que representa a San Joaquín y Santa
Ana con la Virgen niña.
La obra representa el momento en que los padres de la
Virgen, quienes aparecen en primer plano, conducen de los brazos a la niña al
templo para ser consagrada a Dios. Sobre ellos aparece la alegoría del Espíritu
Santo.
Está inspirado en la obra de Rubens sobre la Sagrada
Familia, aunque con un aire más clasicista.
Se desconoce el autor y la fecha de ejecución de la obra,
aunque debió ser encargada, siglos posteriores a la fundación de la Capilla de
la Yedra.
Fuentes:
lunes, 6 de mayo de 2019
Basílica de Santa María de los Reales Alcázares de Úbeda Y Los Relicarios del Séquito de Santa Úrsula y las Once Mil Vírgenes.
Basílica de Santa María de los Reales Alcázares de Úbeda Y Los Relicarios del Séquito de Santa Úrsula y
las Once Mil Vírgenes.
Por Juan Ángel López Barrionuevo.
Según una leyenda muy extendida en la Edad Media, una
joven llamada Úrsula ("osita" en latín) se convirtió al cristianismo
prometiendo guardar su virginidad. Como fue pretendida por un príncipe bretón
de nombre Ereo decidió realizar una peregrinación a Roma y así lograr la consagración
de sus votos.
Detalle de Las ocho tribunas de la Capilla Mayor de la Basilica de Santa María, antes de su eliminación por el Párroco de esta iglesia en los años 1960. Foto Archivo Pema |
En Roma, fue recibida por el papa Siricio que la bendijo y
consagró sus votos de virginidad perpetua para dedicarse a la predicación del
evangelio de Cristo. Al regresar a Germania, fue sorprendida en Colonia por el
ataque de los hunos, en 451. Atila, rey de este pueblo, se enamoró de ella pero
la joven se resistió y, junto a otras doncellas que se negaron a entregarse a
los apetitos sexuales de los bárbaros, fue martirizada.
En el lugar del martirio, Clematius, un ciudadano de rango
senatorial que vivía en Colonia, erigió una basílica dedicada a las "once
mil vírgenes", entre ellas Úrsula. En la inscripción de dedicación de este
edificio se nombra a las otras doncellas (Aurelia, Brítula, Cordola, Cunegonda,
Cunera, Pinnosa, Saturnina, Paladia y Odialia de Britannia), de las cuales la
última es llamada undecimilla ( "undecimilla" o
"undecimita", en latín).
La idea errónea de que las compañeras de martirio de Úrsula
fuesen once mil surge en un documento datado en el año 922 que se conserva en
un monasterio cerca de Colonia, donde se hace referencia a la historia de Santa
Úrsula y sus compañeras. En el citado documento entre otras cosas se decía:
"Dei
et Sanctas Mariae ac ipsarum XI m virginum"
donde "XI m virginum" debía leerse como
"undecim martyres virginum" (once mártires virgenes)
y en su lugar leyeron "undecim millia virginum"
(once mil virgenes)
Durante siglos esta confusión se extendió sin que nadie la
pusiera en duda, dando lugar así a la leyenda de las "once mil
virgenes".
Si bien surgió un importante culto alrededor de la figura
de "Santa Úrsula", la Iglesia nunca la canonizó oficialmente, aunque
se venera desde temprano en la Edad Media. Hildegarda de Bingen compuso muchos
cantos en su honor.
Finalmente la imagen de Úrsula fue asimilada con la de la
diosa germana Freyja (también llamada Horsel o Ursel), que protegía a las
doncellas vírgenes y las recibía en el ultramundo si fallecían sin haberse casado.
Entre 1490 y 1496, el pintor Vittore Carpaccio (1460-1526)
realizó un ciclo completo de frescos sobre la leyenda de esta mártir y virgen,
que se encuentra actualmente en Venecia.
La festividad de Santa Úrsula se celebra el 21 de octubre
y, al menos durante la Edad Media, fue la santa patrona de las universidades.
Cabe decir, que Los
Relicarios del séquito de Santa Úrsula y las Once Mil Vírgenes son un
conjunto de esculturas en forma de busto-relicario que fueron legadas por el
Emperador Carlos V a varias personalidades de su entorno.
En Úbeda, el Rey Carlos
V, regala a dos de sus ilustres e
historicos personajes, como don Alonso I de la Cueva y Benavides (capitán
de caballos del emperador Carlos V, y como tal participó en 1521 en la batalla
de Villalar, donde luchó cuerpo a cuerpo con Juan de Padilla, célebre comunero
a quien venció y prendió. Como trofeo de guerra llevó el pendón del general de
las Comunidades de Castilla a la iglesia de la Asunción de Bedmar, donde se
conservó hasta el siglo XVII) y don Francisco de los Cobos y Molina (caballero de la Orden de Santiago,
comendador mayor de León en dicha Orden, adelantado de Cazorla, Contador Mayor
de Castilla, Secretario de Estado del emperador Carlos I, Señor de Sabiote,
Jimena, Recena, Torres, Canena y Velliza), los mencionados busto relicarios
Refente a las ocho reliquias de las virgenes, que se
conservaban en la Capilla Mayor de la Iglesia de Santa María, nos dice Miguel
Ruiz Prieto en HISTORIA DE ÚBEDA Tomo II: “… El retablo de la capilla lo mandó
reformar D. Alonso de la Cueva y Benavides, hijo del comendador de Bedmar D
Luis y nieto de D.Juan, el que murió en tierra de Valencia, como queda dicho.
También adornó los muros laterales con ocho urnas sobre ménsulas, que hoy existen y encierran reliquias de las
vírgenes que padecieron martirio con su maestra Santa Úrsula, que dicho D.
Alonso de la Cueva, que era cardenal de la iglesia romana, trajo de Colonia,
según consta de la licencia que dio el provisor de Jaén D. Gabriel de Guevara,
por el cardenal obispo de la diócesis D. Pedro Pacheco, para que en procesión
general se recibiesen dichas reliquias y se condujesen á la Colegial, desde el
monasterio de San Nicasio, de religiosas franciscas, donde se habían
depositado. Su fecha a 24 de Marzo de 1554”.
Estos desaparecidos relicarios se
trataba de ocho de las "Once Mil Vírgenes compañeras de Santa
Úrsula" De autoría anónima y origen
flamenco, estos bustos relicario suponían una verdadera joya para la Iglesia de
Santa María de Úbeda. Fueron realizados
en madera policromada hacia 1515 - 1530. Eran obras que se encuentran en la
transición entre el estilo gótico y renacimiento. Y en la Guerra Civil de 1936, fueron
devastados por iconoclastas.
Se conservaban en las paredes
laterales, de la citada Capilla Mayor y tras la Guerra Civil, a cargo del
Párroco don Diego García, a principios
de 1960, se suprimen las ocho urnas sobre ménsulas que poseían hasta 1936 las
mencionadas Reliquias de las Vírgenes
martirizadas con santa Úrsula.
Se desconoce el nombre de las
Vírgenes que poseían los restos óseos de
estos ochos busto- relicario. Conjuntamente
de los señalados de la iglesia de Santa
María de los Reales Alcázares, otra iglesia de Úbeda, como la Sacra Capilla de
El Salvador, reunía en su tesoro, otros
cuatro busto-relicarios. Como los consagrados a Santa Aurelia de Estrasburgo,
Santa Úrsula, Santa Pinosa y Santa Gregoria.
Tan solo ha llegado hasta
nuestros días el referente a Santa Aurelia, pues los tres restantes de la Sacra
Capilla, junto a los ocho ya reseñados,
de la Basílica de Santa María, fueron
también extraviados durante la Guerra Civil Española (1936-1939) y se cree que
incluso fueron destruidos durante el transcurso de los acontecimientos bélicos.
Tras la guerra la obra resultó escasamente dañada debido al ocultamiento de la
misma por parte del sacristán de la Sacra Capilla pero durante los años
centrales del siglo XX fue restaurada por el célebre escultor Juan Luís
Vassallo y devuelta a su lugar original en el sagrado edificio. Aunque, actualmente, hoy está fuera de Úbeda,
pero guardado, por los dueños de la Sacra Capilla, la Fundación Medinaceli,
junto a otras joyas que aún posee dicha Iglesia.
El refinado gusto coleccionista
de Don Francisco de los Cobos, secretario de Carlos I de España (Carlos V de
Alemania), y uno de los hombres más poderosos de la Úbeda del siglo XVI, le
llevó a reunir y conservar una excelente colección de obras de arte para su
Sacra Capilla de El Salvador, una de las empresas más ambiciosas de toda la
arquitectura religiosa privada del Renacimiento español y lugar de retiro
funerario y espiritual del mecenas.
Al igual que Alonso I de la Cueva
y Benavides, que trajo los ocho bustos relicario, de Colonia, para adornar su
enterramiento en la Capilla Mayor de Santa María. En 1521 Francisco de los Cobos recibe desde
Colonia, y de parte de Carlos I, un importante regalo, consistente en los
citados cuatro bustos-relicario de vírgenes martirizadas en esa ciudad, es
decir, una escultura de bulto redondo que presenta en alguna de sus partes una
oquedad para guardar reliquias, acompañados de su correspondiente documento de
autenticidad que después decorarían la Sacra Capilla de los Cobos. Cabe
destacar que este importante dato se encuentra recogido en un inventario del
siglo XVIII, que nos vuelve a decir, Miguel Ruiz Prieto en su HISTORIA DE ÚBEDA
Tomo II: “…que las cabezas de Santa Úrsula y compañeras mártires las truxo don
Francisco de los Cobos, secretario del emperador Don Carlos, cuando anduvo con
éste, por Colonia…”.
Entre las muchas piezas de las
que dispone el mecenas, y dentro de los cuatro bustos indicados, destaca el
dedicado a Santa Aurelia de Estrasburgo, que compartía, junto a los de sus
iguales Santa Úrsula, Santa Pinosa y Santa Gregoria, un lugar visible en el
edificio, debido a la riqueza que representaban, dotando de gran importancia
tanto a la Capilla como a su propietario. Este apreciable lugar era, ni más ni
menos, que el altar mayor de la iglesia, donde se exponían en cuatro
recipientes de madera tallados y dorados con puertas que se abrían para la
veneración de los fieles el día veintiuno de octubre, aniversario del martirio
de la Santa, además de en otras festividades importantes.
De los doce bustos relicario, que
guardaba el rico patrimonio religioso de Úbeda. El único que se salvó, el de Santa Úrsula, como ya
mencioné, está realizado en madera policromada, destacando los dorados con pan
de oro, y se considera una pieza flamenca de la primera mitad del siglo XVI, en
contraposición al origen español que se defendía durante el Franquismo. La
Santa aparece como una distinguida dama coronada y trenzada, con una destacada
incisión en el detallismo relativo al colgante y peinado, con ancho rostro y
amplia frente, ojos rasgados y destacado mentón, dispuesta sobre una base
contemporánea con tracería, es decir, con decoraciones consistentes en los
calados propios de la arquitectura de época gótica. Se trata de un retrato
idealizado que pretende exaltar el valor y virtud de la virginidad y está
ataviada a la moda de su época, es decir, a la moda flamenca del siglo XVI,
pudiendo albergar en su interior el cráneo de alguna de las santas mártires.
Estos bustos-relicarios, forman
parte de la Leyenda de las Mil Vírgenes, que nos cuenta la historia de Santa
Úrsula, hija del rey de Gran Bretaña, una joven virgen que se ve obligada a
contraer matrimonio con un pagano. Santa Úrsula accede siempre y cuando sea
acompañada por un séquito de diez mujeres jóvenes de la nobleza que, a su vez, irán
acompañadas de otras mil mujeres cada una, todas vírgenes. Con este
acompañamiento, Santa Úrsula emprende un viaje a los Lugares Santos, pero a su
paso por la ciudad de Colonia, ella y el resto de vírgenes son martirizados y hostigados
a manos de manos de Atila y los hunos en el año 451.
De lo que no cabe duda es del
valor que durante este momento del siglo XVI se concedía a estos
bustos-relicario, que dotaban de gran importancia y gloria tanto al donante
como al propietario y lugar donde se depositaban. Por ello, fueron uno de los
principales modelos de inspiración para los relicarios antropomorfos que más
tarde se desarrollarían en España, como los regalados en 1548 a la parroquia deSan Miguel de Grajal de Campos (León) por parte de Juan de Vega y Leonor de
Osorio.
Por último, según Manuel Madrid Delgado nos dice: "...Uno de los ocho relicarios de Santa María se conserva en el Archivo Municipal. Sin tener la calidad artística de la pieza de El Salvador, es una pieza interesante, necesitada de restauración...".
Fuentes:
ROMERO DORADO, Antonio: "Las
relaciones artísticas entre el emperador Carlos V y los duques de Medina
Sidonia: los bustos-relicario del séquito de Santa Úrsula y las Once Mil
Vírgenes", In Medio Orbe II. Actas del II Congreso Internacional sobre la
I Vuelta al Mundo celebrado en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) los días 20 y 21
de septiembre de 2016, Sevilla, 2017, pp. 257-269.
Miguel Ruiz Prieto. HISTORIA DE
ÚBEDA Tomo II, Parroquias. Asociación Alfredo Cazaban.
Wikipedia Manuel Urbano.
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sábado, 4 de mayo de 2019
Buen Pastor de la Basílica de Santa María de los Reales Alcázares. Por su Restauración y su Posterior Puesta en Valor Cultural.
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