Basílica de Santa María de los Reales Alcázares de Úbeda Y Los Relicarios del Séquito de Santa Úrsula y
las Once Mil Vírgenes.
Por Juan Ángel López Barrionuevo.
Según una leyenda muy extendida en la Edad Media, una
joven llamada Úrsula ("osita" en latín) se convirtió al cristianismo
prometiendo guardar su virginidad. Como fue pretendida por un príncipe bretón
de nombre Ereo decidió realizar una peregrinación a Roma y así lograr la consagración
de sus votos.
Detalle de Las ocho tribunas de la Capilla Mayor de la Basilica de Santa María, antes de su eliminación por el Párroco de esta iglesia en los años 1960. Foto Archivo Pema |
En Roma, fue recibida por el papa Siricio que la bendijo y
consagró sus votos de virginidad perpetua para dedicarse a la predicación del
evangelio de Cristo. Al regresar a Germania, fue sorprendida en Colonia por el
ataque de los hunos, en 451. Atila, rey de este pueblo, se enamoró de ella pero
la joven se resistió y, junto a otras doncellas que se negaron a entregarse a
los apetitos sexuales de los bárbaros, fue martirizada.
En el lugar del martirio, Clematius, un ciudadano de rango
senatorial que vivía en Colonia, erigió una basílica dedicada a las "once
mil vírgenes", entre ellas Úrsula. En la inscripción de dedicación de este
edificio se nombra a las otras doncellas (Aurelia, Brítula, Cordola, Cunegonda,
Cunera, Pinnosa, Saturnina, Paladia y Odialia de Britannia), de las cuales la
última es llamada undecimilla ( "undecimilla" o
"undecimita", en latín).
La idea errónea de que las compañeras de martirio de Úrsula
fuesen once mil surge en un documento datado en el año 922 que se conserva en
un monasterio cerca de Colonia, donde se hace referencia a la historia de Santa
Úrsula y sus compañeras. En el citado documento entre otras cosas se decía:
"Dei
et Sanctas Mariae ac ipsarum XI m virginum"
donde "XI m virginum" debía leerse como
"undecim martyres virginum" (once mártires virgenes)
y en su lugar leyeron "undecim millia virginum"
(once mil virgenes)
Durante siglos esta confusión se extendió sin que nadie la
pusiera en duda, dando lugar así a la leyenda de las "once mil
virgenes".
Si bien surgió un importante culto alrededor de la figura
de "Santa Úrsula", la Iglesia nunca la canonizó oficialmente, aunque
se venera desde temprano en la Edad Media. Hildegarda de Bingen compuso muchos
cantos en su honor.
Finalmente la imagen de Úrsula fue asimilada con la de la
diosa germana Freyja (también llamada Horsel o Ursel), que protegía a las
doncellas vírgenes y las recibía en el ultramundo si fallecían sin haberse casado.
Entre 1490 y 1496, el pintor Vittore Carpaccio (1460-1526)
realizó un ciclo completo de frescos sobre la leyenda de esta mártir y virgen,
que se encuentra actualmente en Venecia.
La festividad de Santa Úrsula se celebra el 21 de octubre
y, al menos durante la Edad Media, fue la santa patrona de las universidades.
Cabe decir, que Los
Relicarios del séquito de Santa Úrsula y las Once Mil Vírgenes son un
conjunto de esculturas en forma de busto-relicario que fueron legadas por el
Emperador Carlos V a varias personalidades de su entorno.
En Úbeda, el Rey Carlos
V, regala a dos de sus ilustres e
historicos personajes, como don Alonso I de la Cueva y Benavides (capitán
de caballos del emperador Carlos V, y como tal participó en 1521 en la batalla
de Villalar, donde luchó cuerpo a cuerpo con Juan de Padilla, célebre comunero
a quien venció y prendió. Como trofeo de guerra llevó el pendón del general de
las Comunidades de Castilla a la iglesia de la Asunción de Bedmar, donde se
conservó hasta el siglo XVII) y don Francisco de los Cobos y Molina (caballero de la Orden de Santiago,
comendador mayor de León en dicha Orden, adelantado de Cazorla, Contador Mayor
de Castilla, Secretario de Estado del emperador Carlos I, Señor de Sabiote,
Jimena, Recena, Torres, Canena y Velliza), los mencionados busto relicarios
Refente a las ocho reliquias de las virgenes, que se
conservaban en la Capilla Mayor de la Iglesia de Santa María, nos dice Miguel
Ruiz Prieto en HISTORIA DE ÚBEDA Tomo II: “… El retablo de la capilla lo mandó
reformar D. Alonso de la Cueva y Benavides, hijo del comendador de Bedmar D
Luis y nieto de D.Juan, el que murió en tierra de Valencia, como queda dicho.
También adornó los muros laterales con ocho urnas sobre ménsulas, que hoy existen y encierran reliquias de las
vírgenes que padecieron martirio con su maestra Santa Úrsula, que dicho D.
Alonso de la Cueva, que era cardenal de la iglesia romana, trajo de Colonia,
según consta de la licencia que dio el provisor de Jaén D. Gabriel de Guevara,
por el cardenal obispo de la diócesis D. Pedro Pacheco, para que en procesión
general se recibiesen dichas reliquias y se condujesen á la Colegial, desde el
monasterio de San Nicasio, de religiosas franciscas, donde se habían
depositado. Su fecha a 24 de Marzo de 1554”.
Estos desaparecidos relicarios se
trataba de ocho de las "Once Mil Vírgenes compañeras de Santa
Úrsula" De autoría anónima y origen
flamenco, estos bustos relicario suponían una verdadera joya para la Iglesia de
Santa María de Úbeda. Fueron realizados
en madera policromada hacia 1515 - 1530. Eran obras que se encuentran en la
transición entre el estilo gótico y renacimiento. Y en la Guerra Civil de 1936, fueron
devastados por iconoclastas.
Se conservaban en las paredes
laterales, de la citada Capilla Mayor y tras la Guerra Civil, a cargo del
Párroco don Diego García, a principios
de 1960, se suprimen las ocho urnas sobre ménsulas que poseían hasta 1936 las
mencionadas Reliquias de las Vírgenes
martirizadas con santa Úrsula.
Se desconoce el nombre de las
Vírgenes que poseían los restos óseos de
estos ochos busto- relicario. Conjuntamente
de los señalados de la iglesia de Santa
María de los Reales Alcázares, otra iglesia de Úbeda, como la Sacra Capilla de
El Salvador, reunía en su tesoro, otros
cuatro busto-relicarios. Como los consagrados a Santa Aurelia de Estrasburgo,
Santa Úrsula, Santa Pinosa y Santa Gregoria.
Tan solo ha llegado hasta
nuestros días el referente a Santa Aurelia, pues los tres restantes de la Sacra
Capilla, junto a los ocho ya reseñados,
de la Basílica de Santa María, fueron
también extraviados durante la Guerra Civil Española (1936-1939) y se cree que
incluso fueron destruidos durante el transcurso de los acontecimientos bélicos.
Tras la guerra la obra resultó escasamente dañada debido al ocultamiento de la
misma por parte del sacristán de la Sacra Capilla pero durante los años
centrales del siglo XX fue restaurada por el célebre escultor Juan Luís
Vassallo y devuelta a su lugar original en el sagrado edificio. Aunque, actualmente, hoy está fuera de Úbeda,
pero guardado, por los dueños de la Sacra Capilla, la Fundación Medinaceli,
junto a otras joyas que aún posee dicha Iglesia.
El refinado gusto coleccionista
de Don Francisco de los Cobos, secretario de Carlos I de España (Carlos V de
Alemania), y uno de los hombres más poderosos de la Úbeda del siglo XVI, le
llevó a reunir y conservar una excelente colección de obras de arte para su
Sacra Capilla de El Salvador, una de las empresas más ambiciosas de toda la
arquitectura religiosa privada del Renacimiento español y lugar de retiro
funerario y espiritual del mecenas.
Al igual que Alonso I de la Cueva
y Benavides, que trajo los ocho bustos relicario, de Colonia, para adornar su
enterramiento en la Capilla Mayor de Santa María. En 1521 Francisco de los Cobos recibe desde
Colonia, y de parte de Carlos I, un importante regalo, consistente en los
citados cuatro bustos-relicario de vírgenes martirizadas en esa ciudad, es
decir, una escultura de bulto redondo que presenta en alguna de sus partes una
oquedad para guardar reliquias, acompañados de su correspondiente documento de
autenticidad que después decorarían la Sacra Capilla de los Cobos. Cabe
destacar que este importante dato se encuentra recogido en un inventario del
siglo XVIII, que nos vuelve a decir, Miguel Ruiz Prieto en su HISTORIA DE ÚBEDA
Tomo II: “…que las cabezas de Santa Úrsula y compañeras mártires las truxo don
Francisco de los Cobos, secretario del emperador Don Carlos, cuando anduvo con
éste, por Colonia…”.
Entre las muchas piezas de las
que dispone el mecenas, y dentro de los cuatro bustos indicados, destaca el
dedicado a Santa Aurelia de Estrasburgo, que compartía, junto a los de sus
iguales Santa Úrsula, Santa Pinosa y Santa Gregoria, un lugar visible en el
edificio, debido a la riqueza que representaban, dotando de gran importancia
tanto a la Capilla como a su propietario. Este apreciable lugar era, ni más ni
menos, que el altar mayor de la iglesia, donde se exponían en cuatro
recipientes de madera tallados y dorados con puertas que se abrían para la
veneración de los fieles el día veintiuno de octubre, aniversario del martirio
de la Santa, además de en otras festividades importantes.
De los doce bustos relicario, que
guardaba el rico patrimonio religioso de Úbeda. El único que se salvó, el de Santa Úrsula, como ya
mencioné, está realizado en madera policromada, destacando los dorados con pan
de oro, y se considera una pieza flamenca de la primera mitad del siglo XVI, en
contraposición al origen español que se defendía durante el Franquismo. La
Santa aparece como una distinguida dama coronada y trenzada, con una destacada
incisión en el detallismo relativo al colgante y peinado, con ancho rostro y
amplia frente, ojos rasgados y destacado mentón, dispuesta sobre una base
contemporánea con tracería, es decir, con decoraciones consistentes en los
calados propios de la arquitectura de época gótica. Se trata de un retrato
idealizado que pretende exaltar el valor y virtud de la virginidad y está
ataviada a la moda de su época, es decir, a la moda flamenca del siglo XVI,
pudiendo albergar en su interior el cráneo de alguna de las santas mártires.
Estos bustos-relicarios, forman
parte de la Leyenda de las Mil Vírgenes, que nos cuenta la historia de Santa
Úrsula, hija del rey de Gran Bretaña, una joven virgen que se ve obligada a
contraer matrimonio con un pagano. Santa Úrsula accede siempre y cuando sea
acompañada por un séquito de diez mujeres jóvenes de la nobleza que, a su vez, irán
acompañadas de otras mil mujeres cada una, todas vírgenes. Con este
acompañamiento, Santa Úrsula emprende un viaje a los Lugares Santos, pero a su
paso por la ciudad de Colonia, ella y el resto de vírgenes son martirizados y hostigados
a manos de manos de Atila y los hunos en el año 451.
De lo que no cabe duda es del
valor que durante este momento del siglo XVI se concedía a estos
bustos-relicario, que dotaban de gran importancia y gloria tanto al donante
como al propietario y lugar donde se depositaban. Por ello, fueron uno de los
principales modelos de inspiración para los relicarios antropomorfos que más
tarde se desarrollarían en España, como los regalados en 1548 a la parroquia deSan Miguel de Grajal de Campos (León) por parte de Juan de Vega y Leonor de
Osorio.
Por último, según Manuel Madrid Delgado nos dice: "...Uno de los ocho relicarios de Santa María se conserva en el Archivo Municipal. Sin tener la calidad artística de la pieza de El Salvador, es una pieza interesante, necesitada de restauración...".
Fuentes:
ROMERO DORADO, Antonio: "Las
relaciones artísticas entre el emperador Carlos V y los duques de Medina
Sidonia: los bustos-relicario del séquito de Santa Úrsula y las Once Mil
Vírgenes", In Medio Orbe II. Actas del II Congreso Internacional sobre la
I Vuelta al Mundo celebrado en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) los días 20 y 21
de septiembre de 2016, Sevilla, 2017, pp. 257-269.
Miguel Ruiz Prieto. HISTORIA DE
ÚBEDA Tomo II, Parroquias. Asociación Alfredo Cazaban.
Wikipedia Manuel Urbano.
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