martes, 11 de octubre de 2011

Santa María; Bienes Patrimoniales Perdidos En La Última Y Larga Restauración,...


En el siglo XIX, el Prior del templo Alejandro Monteagudo, instaló unas vallas y rejas de bronce para cerrar los intercolumnios hasta media altura en las galerías del claustro. Estas vallas fueron retiradas en 1995; y hoy las rejas, se guardan en uno de los patios del templo. Fotos de Diego Godoy Cejudo. 

En Úbeda todo converge hacía la iglesia de Santa María de los Reales Alcázares, contemplada la ciudad desde el Sureste, el conjunto colegial se convierte en el eje vertical del caserío, uniendo cielo y tierra. Como la iglesia que más culto tiene, es < su fortaleza  espiritual>; desde ella se aplaca la ira de Dios. Ubicada en una de las plazas más bellas del mundo, que es la renacentista plaza Vázquez de Molina. Su contemplación nos aproxima a lo que hemos sido, como parte sustancial de lo que somos: una bella ciudad antigua con nobles registros de fuerza plástica y espiritual.


Santa María siempre ha tenido cierto magnetismo para mí. Una planta extraña y poco rigurosa, esa mezcla de mezquita y posterior iglesia cristiana.

Las desaparecidas vallas y rejas que cerraban los intercolumnios del claustro.

Hay algo que me gusta mucho en ella y es su naturalidad, naturalidad en sus muros, capillas, portadas, cúpulas, bóvedas y unos pilares enormes que transmiten las cargas hacía el suelo conforman el precioso claustro desde el cual te recibe y el edificio empieza a mostrar sus secretos. Hay que estar muy vivo de ojo (más hoy en día) para ver los detalles típicos de estos edificios en las bóvedas de crucería y en el arranque de los arcos.

Al entrar al citado claustro del templo; y observamos su arquitectura, podemos ver que los nervios de las bóvedas góticas, los arcos formeros y perpiaños descansan sobre capiteles, adosados al muro y a los pilares, en forma de canastilla con variados motivos decorativos: tallos, figuras de animales como becerros, bestias, escenas simbólicas. Etc. En muchos de ellos esta adosado el escudo del canónigo Becerra; impulsor de la construcción de este recinto y en uno las armas de la Colegial.

Entre unos de ellos, sobresale de modo especial, un capitel con motivos eróticos o pornográficos. (Según se vea). Que se sitúa en uno de los pilares del claustro, en la nave oeste, antes de entrar al interior de la iglesia.

El referido claustro se dispone a la izquierda, aprovechando el sahn de la mezquita, y adopta forma de trapecio irregular, con tres galerías alrededor del patio, siendo la del Norte la que comunica con la fachada principal, las galerías son de arcos apuntados sobre pilares rectangulares, similares a los del interior, mientras las bóvedas de posterior construcción (1512), son de crucería simple en los lados Este y Oeste, y de terceletes en el Norte;…

En el siglo XIX, el Prior del templo Alejandro Monteagudo, instaló unas vallas y rejas de bronce para cerrar los intercolumnios hasta media altura en las galerías del claustro. Estas vallas fueron retiradas en 1995; y hoy las rejas, se guardan en uno de los patios del templo.

A pesar de la eliminación de las citadas vallas, el recinto claustral aún sigue manteniendo su carácter, el mismo que glosaba Pasquau (1958: 46):

“Verdaderos remansos de paz estos claustros de las iglesias catedrales y colegiales, cu-ya densidad histórica y artística, impermeable a cualquier sugestión frívola, envuelve el pensamiento en un sentimiento amoroso. Más que el mérito arquitectónico en sí mismo, son el ambiente sedante, el silencio, la presencia de los cipreses -a cuya sugestión viene a unirse la difusa, tremente, armonía del órgano cercano-, quienes prestan a ese recinto su natural, no estudiado encanto, haciendo de él un sitio real para el espíritu sede de la meditación. Pocos climas así, pueden invitar, con una serenidad, a la descentrada o atormentada psicología depaysé de los hombres heridos de nostalgia, tocados de infinito. Azorín -tan obseso del tiempo- hubiera escrito un maravilloso artículo acogido a la umbrosidad del claustro de Santa María, en los atardeceres estivales concordados de Ángelus y golondrinas”.

La iglesia todavía conserva cierto patrimonio artístico. En imaginería, cabe destacar el Cristo gótico de los Cuatro Clavos, proveniente de San Pedro, la Virgen de piedra del claustro, anterior a 1659, un Ecce Homo también de piedra y proveniente del Convento de San Juan de Dios conocido como 'Cristo de los Toreros' o la imagen de Jesús Caído de Mariano Benlliure, tallada en 1942. Retablos de valor sólo quedan los barrocos del siglo XVIII de la capilla de los Sabater, a los que se suma el baldaquino neobarroco de Jesús Nazareno, realizado por Palma Burgos en 1956. Hay dos pilas bautismales, una renacentista proveniente de San Lorenzo y otra realmente interesante del siglo XV. Se custodian algunas piezas de orfebrería de los siglos XVII a XIX, de cierto valor, y una fiel copia de la custodia francesa, realizada en 1963.

 A eso, hay que sumar la rica colección de piezas de rejería -principalmente del siglo XVI, atribuidas al Maestro Bartolomé, aunque también hay rejas del siglo XIX- que cierran las capillas del templo. Y, también, una interesante colección de imaginería procesional de la postguerra, integrada por obras de Jacinto Higueras y Palma Burgos. De entre los cuadros, se puede destacar el de 'La Virgen de Belén', extraordinaria obra situada en el retablo central de la capilla de los Sabater y atribuido a la escuela de Rafael, una Inmaculada de la escuela de Alonso Cano, una notable copia del siglo XVII de 'La Piedad' de Bocanegra y algunos lienzos notables provenientes del mutilado retablo renacentista de la capilla del Deán Ortega en San Nicolás. Más recientemente, y a partir de las obras de 1983, es posible también detectar la pérdida de algunos de los escasos bienes artísticos con que ya contaba el templo. ¿Qué ha sido de la colección de cuadros, valiosos no por su arte sino por el testimonio del devocionario popular de los siglos XVII a XIX, que había en Santa María?