Unas de las 14 Estaciones del Via Crucis. |
En la década de 1960, siendo Diego García Hidalgo, párroco
de la entonces parroquia mayor de Úbeda Santa María de los Reales Alcázares,
enriquece el patrimonio mobiliario de esta iglesia, con la adquisición de pequeños
cuadros escultóricos, con representación
de las Estaciones del Viacrucis.
Actualmente, se encuentran instalados en los muros del
testero, pilares y pies de la iglesia.
Camino de la Cruz, Viacrucis o vía crucis significa «camino de la
cruz» y se refiere a las diferentes etapas o momentos vividos por Jesucristo
desde el momento en que fue aprehendido hasta su crucifixión y sepultura.
"Vía Crucis" latín de
"Camino de la Cruz". También conocido como "Estaciones de la
Cruz" y "Vía Dolorosa". Se trata de un acto de piedad, un camino
de oración que busca con la meditación de la pasión y muerte de Jesucristo en
su camino al Calvario. El camino se representa con una serie de catorce
imágenes de la Pasión o "Estaciones" correspondientes a incidentes
particulares que, según la tradición cristiana, Jesús sufrió por nuestra
salvación basada en los relatos evangélicos y la tradición. También se llama
Viacrucis al recorrido de cruces que señalan un camino o una ruta donde se
puede realizar este ejercicio piadoso.
Estos nombres se utilizan para
denotar ya sea una serie de imágenes o cuadros que representan ciertas escenas
de la Pasión de Cristo, cada uno correspondiente a un incidente en particular,
o la forma especial de devoción relacionada con tales representaciones. Tomada
en el primer sentido, las estaciones pueden ser de piedra, madera o metal,
esculpidas o grabadas, o pueden ser simplemente pinturas o grabados. Algunas
estaciones son valiosas obras de arte, como por ejemplo las de la catedral de
Amberes, que han sido muy copiadas en otras partes. Por lo general están
alineadas alrededor de las paredes de una iglesia, aunque a veces se encuentran
al aire libre, sobre todo en las carreteras que conducen a una iglesia o
santuario. En los monasterios se colocan a menudo en los claustros. La
construcción y el uso de las estaciones no se generalizaron en absoluto antes
del final del siglo XVII, pero ahora se encuentran en casi todas las iglesias.
El objeto de las estaciones es
ayudar a los fieles a hacer en el espíritu, por así decirlo, una peregrinación
a las principales escenas de los padecimientos y muerte de Cristo, y ésta se ha
convertido en una de las devociones católicas más populares. Se lleva a cabo
mediante el paso de una estación a otra, recitando ciertas oraciones en cada
una y con la devota meditación en los diversos incidentes en turno. Cuando la
devoción se realiza en público, es muy usual cantar una estrofa del
"Stabat Mater" mientras se pasa de una estación a la siguiente.
Los precedentes del Vía Crucis
datan de los primeros siglos del cristianismo, de la piadosa compasión con que
los cristianos primitivos veneraban los pasos de la Vía Dolorosa. La española
Silvia Eteria, peregrinó a Tierra Santa en el siglo IV. Y en su Peregrinatio
describe el ejercicio piadoso de los cristianos de Jerusalén, recorriendo
durante la Semana Santa el camino del Calvario.
El origen del Vía Crucis se
remonta a Jerusalén como consecuencia natural e inmediata de la Pasión de
Cristo. Ciertos lugares de la Vía Dolorosa (aunque no se llamó así antes del siglo
XVI), fueron reverentemente marcados desde los primeros siglos de la era
cristiana.
Según una tradición documentada
en el siglo V, se nos presenta la Santísima Virgen recorriendo cada día los
sitios donde su Divino Hijo había sufrido y derramado la sangre; en los lugares
señalados se detenía, evocaba a la vez el recuerdo dulce y amargo, besaba el
suelo y oraba. Hasta el siglo X no se suele indicar división en estaciones y
hasta el siglo XIII no se determina el recorrido exacto por el que caminó por las
calles de la ciudad llevando la Cruz. En los siglos XII y XIII comienza a
hablarse de escenas o estaciones. Varios autores (Ricoldo, Sanuto, Pipin...),
proponen algunas de ellas. Las primeras que toman cuerpo son las del Pretorio o
Ecce Homo, el consuelo de las mujeres piadosas o Nolite flere, el encuentro con
su Madre o Pasmo de la Virgen y la del Cirineo. Algunos sustituyen el encuentro
con la Virgen por un episodio donde Jesús descansó, correspondiente a alguna de
las tres caídas.
Juan Palomer en 1422 cita cinco
estaciones, que nombra en sentido inverso, desde el Calvario a la casa de
Pilato: un descanso del Señor al pie de cerro, el Cirineo, el encuentro con las
mujeres piadosas, el encuentro con la Virgen y el Pretorio. Pocos años después
Jacobo de Verona y Jorge de Nuremberg añaden el episodio de la Verónica. A
mediados del siglo XV las paradas del recorrido de los peregrinos son ya
catorce y se empieza a llamarlas estaciones.
Félix Fabri añade en 1480 el
episodio de la puerta judiciaria (la segunda caída), y divide el lugar del
Calvario considerando en conjunto hasta ese momento, en las cinco últimas
estaciones, cada una con su propio lugar de oración y diferenciada de las demás
(desnudado, clavado, levantada la Cruz, el desconsuelo de la Virgen y el Santo
Sepulcro).
Pero no todos los creyentes
podían ir a Jerusalén a seguir los pasos de la Pasión de Cristo in situ, así
que esta tradición, que comenzó a extenderse en el siglo IV, en la época del
emperador Constantino, encontró pronto algunos problemas prácticos. El primero,
las serias dificultades que la distancia y las difíciles comunicaciones ponían
a los peregrinos; el segundo, las invasiones musulmanas que dominaron esta
tierra.
Por tal motivo, a partir del
siglo VII, se pasó a establecer las estaciones para la Vía Crucis en diversos
santuarios de Europa y, más tarde, en determinados lugares de cada diócesis
particular, con el objetivo de acercar más este ejercicio de piedad al pueblo
cristiano.
Desde el siglo XII los peregrinos
escriben sobre la “Vía Sacra”, como una ruta por la que pasaban recordando la
Pasión. No sabemos cuándo surgieron las Estaciones según las conocemos hoy, ni
cuando se les comenzó a conceder indulgencias pero probablemente fueron los
franciscanos los primeros en establecer el Vía Crucis ya que a ellos se les
concedió en 1342 la custodia de los lugares más preciados de Tierra Santa.
Comprendiendo la dificultad de
peregrinar a la Tierra Santa, el Papa Inocencio XI en 1686 concedió a los
franciscanos el derecho de erigir Estaciones en sus iglesias y declaró que
todas las indulgencias anteriormente obtenidas devotamente por visitar los
lugares de la Pasión del Señor en Tierra Santa las podían en adelante ganar los
franciscanos y otros afiliados a la orden haciendo las Estaciones de la Cruz en
sus propias Iglesias.
Fueron, por tanto, los
franciscanos los que establecieron en sus iglesias el número de catorce, para
que los fieles las recorriesen a imitación de los devotos peregrinos que iban
personalmente a venerar los Santos Lugares de Jerusalén.
Parece que de forma definitiva,
según se suele practicar hoy, surgió en España. De aquí pasó a Cerdeña y a
otros lugares de Europa. En el siglo XX diversos autores han pretendido que se
añadiese otras estaciones, como la Resurrección, con la que culmina la Pasión y
Muerte histórica de Cristo, y su Vía Crucis continuando a lo largo de la
historia humana.
El Viernes Santo de 1991 y, bajo
el auspicio de Juan Pablo II, se creó un nuevo Vía Crucis con 15 Estaciones (el
Papa añadió una nueva Estación), basadas todas ellas en momentos del Nuevo
Testamento. Este nuevo Vía Crucis comienza con la Oración de Jesús en el Huerto
de Getsemaní y finaliza con la Resurrección de Cristo. Ello fue un intento de
acercar ecuménicamente a todas las confesiones cristianas, y aunque se usa
alternativamente al tradicional, en ningún caso lo ha sustituido.
Estación 14 del Via Crucis, junto a la Capilla de San José |
La forma tradicional de esta práctica piadosa consta de las siguientes catorce estaciones:
- Primera estación: Jesús es condenado a muerte.
- Segunda estación: Jesús carga la cruz
- Tercera estación: Jesús cae por primera vez.
- Cuarta estación: Jesús encuentra a su madre
- Quinta estación: Simón el Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz.
- Sexta estación: Verónica limpia el rostro de Jesús.
- Séptima estación: Jesús cae por segunda vez.
- Octava estación: Jesús consuela a las mujeres que lloran por él.
- Novena estación: Jesús cae por tercera vez.
- Décima estación: Jesús es despojado de sus vestiduras.
- Undécima estación: Jesús es clavado en la cruz.
- Duodécima estación: Jesús muere en la cruz.
- Decimotercera estación: Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de María.
- Decimocuarta estación: Jesús es sepultado.
Fuente:Wikipedia Católica