La Iglesia actual es el resultado de numerosos procesos constructivos, y de tal forma se han incorporado elementos a ésta, que algunos críticos han afirmado: «...Este templo ofrece la especialidad de encontrarse en él todos lo géneros de arquitectura y hasta otros que no ha dado a conocer el arte».
Sección transversal de las cinco naves del templo.
De las iglesias de la ciudad asentadas sobre mezquitas, únicamente la iglesia de Santa María conserva en el juego espacial y en la ubicación de los soportes de las cinco naves un cierto aire de la disposición de las naves de la mezquita que tras un rápido vistazo no pasa inadvertido.
Dos aspectos de la nave central ( Antes de 1983, arriba; en el año 2008, abajo.)
El interior resulta un tanto destartalado por los añadidos que ha ido sufriendo a lo largo de los años. Sin una tipología de planta unitaria, lo que domina es una sensación de añadidos que le han dado un aspecto de conjunto desigual, resultado de un larguísimo proceso de construcción que abarca desde los siglos XIV-XV, XIX e incluso el XXI.
Aunque, en conjunto, resulta una extraña tipología nada convencional, salvando los elementos arquitectónicos, el espacio interior se correspondería con una mezquita en la que bien podría ser el claustro el patio de abluciones y las naves del templo el iwán.
Estamos ante un auténtico y recóndito espacio sagrado; calificable de macrocósmico por la complejidad de añadidos (las arcadas datan del año 1396 y posterior reconstrucción años 1.992 a 1999, son de estilo gótico-mudéjar sevillano), tres espaciosas naves y dos laterales, a las que se abren un elevadísimo conjunto de capillas, casi todas de un Gótico tardío de finales del siglo XV principios del siglo XVI. Se cubre con un artesonado mudéjar de nueva construcción. El templo bien puede definirse como de aspecto extenso, luminoso y goticista.
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