viernes, 19 de junio de 2009

EL CLAUSTRO GÓTICO DE SANTA MARÍA DE LOS REALES


Cuando el 18 de Julio de 1983 se cerró al culto para su restauración la iglesia de Santa María nadie pensó que su reconstrucción iba ha durar tantos años.

Hoy en pleno mes de junio del año 2009, los ubetenses nos preguntamos, si volveremos alguna vez ha disfrutar la historia de esta iglesia y de recuperar las tradiciones perdidas que supuso su clausura y que una generación entera no ha disfrutado de su emblemático interior. Posiblemente para dentro de dos o tres años la iglesia volverá ha tener culto, tras la finalización de las obras de renovación que se están realizando actualmente.

Las mismas intentan mejorar y acondicionar las instalaciones en la que se enlosará el templo con mármol (en sustitución de las primitivas losas de piedra), así como llevar a cabo una intervención en los muros y bóvedas del claustro. El proyecto incluye, además, una nueva iluminación eléctrica para el edificio, y la ejecución de una nueva bóveda de piedra tras la puerta de la Virgen de la Consolada. También se intervendrá en las dependencias parroquiales, en la antesala capitular y en la sala capitular, además incluye la adaptación de la nueva sacristía y la reparación del contrafuerte de piedra de la fachada principal del templo, entre otras acciones. La última actuación se ejecutará en las capillas de la Virgen de Guadalupe y en la de Jesús Nazareno. Con un plazo de ejecución de 32 meses. (Quedan todavía 24 meses, para finalizar la última fase.)

Las fachadas del templo son de estilo renacimiento del siglo XVII, el claustro del siglo XVI, es gótico, y el interior hoy restaurado está formado por cinco naves que se dividen por pilares y arcos de estilo gótico-mudéjar sevillano, el interior se cubría hasta 1986 con yeserías barrocas En la actual restauración, muy criticada trágicamente, por algunos historiadores como Antonio Almagro, se ha eliminado todos los añadidos que presentaba el templo como las bóvedas de cañón y entablamentos de yeso y blanqueado de los muros, que ocultaban escenográficamente la pureza y modestia de un templo gótico-mudéjar.

El claustro se dispone a la izquierda, aprovechando el sahn de la mezquita, y adopta forma de trapecio irregular, con tres galerías alrededor del patio, siendo la del Norte la que comunica con la fachada principal. Nos dice Juan Pasquau, en su Biografía de Úbeda: “…verdaderos remansos de paz estos claustros de las iglesias catedrales o colegiales, cuya densidad histórica y artística, impermeable a cualquier sugestión frívola, envuelve el pensamiento en su sentimiento amoroso. Más que el mérito arquitectónico en sí mismo, son el ambiente sedante, el silencio, la presencia de cipreses –a cuya sugestión viene unirse la difusa, tremente, armonía del órgano cercano- quienes prestan en ese recinto su natural, no estudiado encanto, haciendo de él un sitio real para el espíritu. Sede de la meditación. Pocos climas así pueden invitar, con una serenidad, a la descentrada o atormentada psicología –desmayase- de los hombres heridos de nostalgia, tocados de infinito Azorín -tan obseso del tiempo- hubiere escrito un maravilloso artículo acogido a la umbrosidad del claustro de Santa María de los Reales Alcázares, en los atardeceres estivales concordados de “Ángelus y golondrinas”.

El claustro, las galerías son de arcos apuntados sobre pilares rectangulares, similares a los del interior, mientras las bóvedas de posterior construcción, son de crucería simple en los lados Este y Oeste, y de terceletes en el Norte; en ellas menudean los escudos del canónigo Becerra, que junto con el obispo Suárez, en la puerta de entrada fechan su construcción (1500-1520).

Lo más destacable del interior son las capillas y las rejas que las cierran, en especial la de la Yedra y los Becerra. Hablando de rejas, fue un fallo en los años sesenta del siglo XX, el desmontado de la reja del antiguo coro. El desmontado del coro si fue un acierto, pero el de la reja, no.

Todas las capillas que rodean el recinto son del gótico final, excepto las del testero, En el testero, se sitúa, la de los Sabater en el lado derecho, esta presenta portada renacentista e interior barroco, la Mayor en el centro, que presenta una cúpula barroca, y un retablo de piedra gótico procedente del antiguo coro, el cual desentona el conjunto barroco, de la capilla.

Esperemos, que una vez se termine con el largo proceso de rehabilitación vuelvan a su sitio las rejas que cerraban el patio del claustro, que fueron instaladas in situ, en el siglo XIX, por el Prior de Santa María Alejandro Monteagudo. Hace unos años, el anterior concejal de urbanismo el señor Francisco Mendieta en la web Cruz de Guía, alegó que el proyectado monumento a la Semana Santa, cabría la posibilidad de instalarlo en la zona central del patio de este Templo.

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