lunes, 6 de mayo de 2019

Basílica de Santa María de los Reales Alcázares de Úbeda Y Los Relicarios del Séquito de Santa Úrsula y las Once Mil Vírgenes.


Basílica de Santa María de los Reales Alcázares de Úbeda  Y Los Relicarios del Séquito de Santa Úrsula y las Once Mil Vírgenes.

Por Juan Ángel López Barrionuevo.


Dos de Los Ochos  Desaparecidos Bustos-Relicarios del Séquito de Santa Úrsula y las Once Mil Vírgenes, que se veneraban, hasta 1936,  en la Capilla Mayor de Santa María. (Foto de José Luis Latorre Bonachera).
Según una leyenda muy extendida en la Edad Media, una joven llamada Úrsula ("osita" en latín) se convirtió al cristianismo prometiendo guardar su virginidad. Como fue pretendida por un príncipe bretón de nombre Ereo decidió realizar una peregrinación a Roma y así lograr la consagración de sus votos.


De los  Bustos-Relicarios del Séquito de Santa Úrsula y las Once Mil Vírgenes, que se veneraban, hasta 1936,  en la Capilla Mayor de Santa María y de la Sacra Capilla de El Salvador.Tan solo ha llegado hasta nuestros días el referente a Santa Aurelia, pues los tres restantes de la Sacra Capilla, junto a los ocho  ya reseñados, de la Basílica de Santa María,  fueron también extraviados durante la Guerra Civil Española (1936-1939) y se cree que incluso fueron destruidos durante el transcurso de los acontecimientos bélicos. Tras la guerra la obra resultó escasamente dañada debido al ocultamiento de la misma por parte del sacristán de la Sacra Capilla pero durante los años centrales del siglo XX fue restaurada por el célebre escultor Juan Luís Vassallo y devuelta a su lugar original en el sagrado edificio. Foto de Merino Laguna.
Detalle de Las ocho tribunas de la Capilla Mayor de la Basilica de Santa María, antes de su eliminación por el Párroco de esta iglesia en los años 1960. Foto Archivo Pema
Detalle de los 4 Bustos-Relicarios del Séquito de Santa Úrsula y las Once Mil Vírgenes, que se veneraban, hasta 1936,  en la Capilla Mayor de la Sacra Capilla de El Salvador. Foto de Gabriel Juan Delgado.

En Roma, fue recibida por el papa Siricio que la bendijo y consagró sus votos de virginidad perpetua para dedicarse a la predicación del evangelio de Cristo. Al regresar a Germania, fue sorprendida en Colonia por el ataque de los hunos, en 451. Atila, rey de este pueblo, se enamoró de ella pero la joven se resistió y, junto a otras doncellas que se negaron a entregarse a los apetitos sexuales de los bárbaros, fue martirizada.

En el lugar del martirio, Clematius, un ciudadano de rango senatorial que vivía en Colonia, erigió una basílica dedicada a las "once mil vírgenes", entre ellas Úrsula. En la inscripción de dedicación de este edificio se nombra a las otras doncellas (Aurelia, Brítula, Cordola, Cunegonda, Cunera, Pinnosa, Saturnina, Paladia y Odialia de Britannia), de las cuales la última es llamada undecimilla ( "undecimilla" o "undecimita", en latín).

La idea errónea de que las compañeras de martirio de Úrsula fuesen once mil surge en un documento datado en el año 922 que se conserva en un monasterio cerca de Colonia, donde se hace referencia a la historia de Santa Úrsula y sus compañeras. En el citado documento entre otras cosas se decía:

"Dei et Sanctas Mariae ac ipsarum XI m virginum"
donde "XI m virginum" debía leerse como "undecim martyres virginum" (once mártires virgenes)
y en su lugar leyeron "undecim millia virginum" (once mil virgenes)
Durante siglos esta confusión se extendió sin que nadie la pusiera en duda, dando lugar así a la leyenda de las "once mil virgenes".

Si bien surgió un importante culto alrededor de la figura de "Santa Úrsula", la Iglesia nunca la canonizó oficialmente, aunque se venera desde temprano en la Edad Media. Hildegarda de Bingen compuso muchos cantos en su honor.

Finalmente la imagen de Úrsula fue asimilada con la de la diosa germana Freyja (también llamada Horsel o Ursel), que protegía a las doncellas vírgenes y las recibía en el ultramundo si fallecían sin haberse casado.

Entre 1490 y 1496, el pintor Vittore Carpaccio (1460-1526) realizó un ciclo completo de frescos sobre la leyenda de esta mártir y virgen, que se encuentra actualmente en Venecia.

La festividad de Santa Úrsula se celebra el 21 de octubre y, al menos durante la Edad Media, fue la santa patrona de las universidades.

Cabe decir, que Los Relicarios del séquito de Santa Úrsula y las Once Mil Vírgenes son un conjunto de esculturas en forma de busto-relicario que fueron legadas por el Emperador Carlos V a varias personalidades de su entorno.

En Úbeda, el Rey Carlos V,  regala a dos de sus ilustres e historicos  personajes, como don Alonso I de la Cueva y Benavides (capitán de caballos del emperador Carlos V, y como tal participó en 1521 en la batalla de Villalar, donde luchó cuerpo a cuerpo con Juan de Padilla, célebre comunero a quien venció y prendió. Como trofeo de guerra llevó el pendón del general de las Comunidades de Castilla a la iglesia de la Asunción de Bedmar, donde se conservó hasta el siglo XVII) y don  Francisco de los Cobos y Molina  (caballero de la Orden de Santiago, comendador mayor de León en dicha Orden, adelantado de Cazorla, Contador Mayor de Castilla, Secretario de Estado del emperador Carlos I, Señor de Sabiote, Jimena, Recena, Torres, Canena y Velliza),  los mencionados busto relicarios

Refente a las ocho reliquias de las virgenes, que se conservaban en la Capilla Mayor de la Iglesia de Santa María, nos dice Miguel Ruiz Prieto en HISTORIA DE ÚBEDA Tomo II: “… El retablo de la capilla lo mandó reformar D. Alonso de la Cueva y Benavides, hijo del comendador de Bedmar D Luis y nieto de D.Juan, el que murió en tierra de Valencia, como queda dicho. También adornó los muros laterales con ocho urnas sobre ménsulas,  que hoy existen y encierran reliquias de las vírgenes que padecieron martirio con su maestra Santa Úrsula, que dicho D. Alonso de la Cueva, que era cardenal de la iglesia romana, trajo de Colonia, según consta de la licencia que dio el provisor de Jaén D. Gabriel de Guevara, por el cardenal obispo de la diócesis D. Pedro Pacheco, para que en procesión general se recibiesen dichas reliquias y se condujesen á la Colegial, desde el monasterio de San Nicasio, de religiosas franciscas, donde se habían depositado. Su fecha a 24 de Marzo de 1554”.

Estos desaparecidos relicarios se trataba de ocho de las "Once Mil Vírgenes compañeras de Santa Úrsula"  De autoría anónima y origen flamenco, estos bustos relicario suponían una verdadera joya para la Iglesia de Santa María de Úbeda. Fueron  realizados en madera policromada hacia 1515 - 1530. Eran obras que se encuentran en la transición entre el estilo gótico y renacimiento.  Y en la Guerra Civil de 1936, fueron devastados por iconoclastas.


Se conservaban en las paredes laterales, de la citada Capilla Mayor y tras la Guerra Civil, a cargo del Párroco don Diego García, a  principios de 1960, se suprimen las ocho urnas sobre ménsulas que poseían hasta 1936 las mencionadas Reliquias  de las Vírgenes martirizadas con santa Úrsula.

Se desconoce el nombre de las Vírgenes que poseían los restos óseos  de estos  ochos busto- relicario. Conjuntamente de  los señalados de la iglesia de Santa María de los Reales Alcázares, otra iglesia de Úbeda, como la Sacra Capilla de El Salvador, reunía  en su tesoro, otros cuatro busto-relicarios. Como los consagrados a Santa Aurelia de Estrasburgo, Santa Úrsula, Santa Pinosa y Santa Gregoria.

Tan solo ha llegado hasta nuestros días el referente a Santa Aurelia, pues los tres restantes de la Sacra Capilla, junto a los ocho  ya reseñados, de la Basílica de Santa María,  fueron también extraviados durante la Guerra Civil Española (1936-1939) y se cree que incluso fueron destruidos durante el transcurso de los acontecimientos bélicos. Tras la guerra la obra resultó escasamente dañada debido al ocultamiento de la misma por parte del sacristán de la Sacra Capilla pero durante los años centrales del siglo XX fue restaurada por el célebre escultor Juan Luís Vassallo y devuelta a su lugar original en el sagrado edificio.  Aunque, actualmente, hoy está fuera de Úbeda, pero guardado, por los dueños de la Sacra Capilla, la Fundación Medinaceli, junto a otras joyas que aún posee dicha Iglesia.

El refinado gusto coleccionista de Don Francisco de los Cobos, secretario de Carlos I de España (Carlos V de Alemania), y uno de los hombres más poderosos de la Úbeda del siglo XVI, le llevó a reunir y conservar una excelente colección de obras de arte para su Sacra Capilla de El Salvador, una de las empresas más ambiciosas de toda la arquitectura religiosa privada del Renacimiento español y lugar de retiro funerario y espiritual del mecenas.

Al igual que Alonso I de la Cueva y Benavides, que trajo los ocho bustos relicario, de Colonia, para adornar su enterramiento en la Capilla Mayor de Santa María.  En 1521 Francisco de los Cobos recibe desde Colonia, y de parte de Carlos I, un importante regalo, consistente en los citados cuatro bustos-relicario de vírgenes martirizadas en esa ciudad, es decir, una escultura de bulto redondo que presenta en alguna de sus partes una oquedad para guardar reliquias, acompañados de su correspondiente documento de autenticidad que después decorarían la Sacra Capilla de los Cobos. Cabe destacar que este importante dato se encuentra recogido en un inventario del siglo XVIII, que nos vuelve a decir,  Miguel Ruiz Prieto en su HISTORIA DE ÚBEDA Tomo II: “…que las cabezas de Santa Úrsula y compañeras mártires las truxo don Francisco de los Cobos, secretario del emperador Don Carlos, cuando anduvo con éste, por Colonia…”.

Entre las muchas piezas de las que dispone el mecenas, y dentro de los cuatro bustos indicados, destaca el dedicado a Santa Aurelia de Estrasburgo, que compartía, junto a los de sus iguales Santa Úrsula, Santa Pinosa y Santa Gregoria, un lugar visible en el edificio, debido a la riqueza que representaban, dotando de gran importancia tanto a la Capilla como a su propietario. Este apreciable lugar era, ni más ni menos, que el altar mayor de la iglesia, donde se exponían en cuatro recipientes de madera tallados y dorados con puertas que se abrían para la veneración de los fieles el día veintiuno de octubre, aniversario del martirio de la Santa, además de en otras festividades importantes.

De los doce bustos relicario, que guardaba el rico patrimonio religioso de Úbeda. El único que  se salvó, el de Santa Úrsula, como ya mencioné, está realizado en madera policromada, destacando los dorados con pan de oro, y se considera una pieza flamenca de la primera mitad del siglo XVI, en contraposición al origen español que se defendía durante el Franquismo. La Santa aparece como una distinguida dama coronada y trenzada, con una destacada incisión en el detallismo relativo al colgante y peinado, con ancho rostro y amplia frente, ojos rasgados y destacado mentón, dispuesta sobre una base contemporánea con tracería, es decir, con decoraciones consistentes en los calados propios de la arquitectura de época gótica. Se trata de un retrato idealizado que pretende exaltar el valor y virtud de la virginidad y está ataviada a la moda de su época, es decir, a la moda flamenca del siglo XVI, pudiendo albergar en su interior el cráneo de alguna de las santas mártires.

Estos bustos-relicarios, forman parte de la Leyenda de las Mil Vírgenes, que nos cuenta la historia de Santa Úrsula, hija del rey de Gran Bretaña, una joven virgen que se ve obligada a contraer matrimonio con un pagano. Santa Úrsula accede siempre y cuando sea acompañada por un séquito de diez mujeres jóvenes de la nobleza que, a su vez, irán acompañadas de otras mil mujeres cada una, todas vírgenes. Con este acompañamiento, Santa Úrsula emprende un viaje a los Lugares Santos, pero a su paso por la ciudad de Colonia, ella y el resto de vírgenes son martirizados y hostigados a manos de manos de Atila y los hunos en el año 451.

De lo que no cabe duda es del valor que durante este momento del siglo XVI se concedía a estos bustos-relicario, que dotaban de gran importancia y gloria tanto al donante como al propietario y lugar donde se depositaban. Por ello, fueron uno de los principales modelos de inspiración para los relicarios antropomorfos que más tarde se desarrollarían en España, como los regalados en 1548 a la parroquia deSan Miguel de Grajal de Campos (León) por parte de Juan de Vega y Leonor de Osorio. 

Por último, según Manuel Madrid Delgado  nos dice: "...Uno de los ocho relicarios de Santa María se conserva en el Archivo Municipal. Sin tener la calidad artística de la pieza de El Salvador, es una pieza interesante, necesitada de restauración...".

Fuentes:
ROMERO DORADO, Antonio: "Las relaciones artísticas entre el emperador Carlos V y los duques de Medina Sidonia: los bustos-relicario del séquito de Santa Úrsula y las Once Mil Vírgenes", In Medio Orbe II. Actas del II Congreso Internacional sobre la I Vuelta al Mundo celebrado en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) los días 20 y 21 de septiembre de 2016, Sevilla, 2017, pp. 257-269.
Miguel Ruiz Prieto. HISTORIA DE ÚBEDA Tomo II, Parroquias. Asociación Alfredo Cazaban.

Wikipedia Manuel Urbano.