Interior y Exterior de la Capilla Virgen de Guadalupe (Antes de 1983) Foto Felipe.
CUENTA LA TRADICIÓN que una noche, un honrado labrador llamado Juan Martínez vio sobre un montículo como brillaban tres lucecitas que parecían estrellas y oyó como una voz lo llamaba por su nombre:
Juan… Juan…
Asustado y después de haber señalado el lugar con tres piedras pasó la noche en vela rezando porque descomunales truenos rompían la paz del arroyo del Gavellar, a pesar de que la noche era clara y serena.
Ante el portento fue a consultar con su confesor, un religioso de la Orden Trinitaria. Este aconseja que se olvide de ese hallazgo por si es obre del maligno. Sin embargo sabe que todo es obra del Espíritu Santo y lo pone en conocimiento de sus amigos y su mujer, Guadalupe.
La ciudad se sintió atraída y protegida por la nueva imagen milagrosa aparecida y no tardó en encomendarse a ella en todas las necesidades, en las lluvias abundantes y en las sequías prolongadas mayoritariamente campesina.
Se organizó una cofradía promoviendo visitas y Romerías al lugar de la aparición y se estableció el culto. A través de la cuesta y de Santa Eulalia se traía y llevaba a la milagrosa imagen de Stma. Virgen de Guadalupe, en cuantas necesidades afligían a la población.
Y la Virgen siempre ayudaba. “Nra. Señora de las Aguas” llegó a llamarse. Ya en 1665 se realizaron en Úbeda grandes festejos de agradecimiento de la Patrona.
En el año 1602, la Virgen esta por primera vez en la iglesia Matriz de la ciudad Santa María de los Reales Alcázares.
El hijo adoptivo de Úbeda Gines Torres Navarrete; asimismo lo afirma “…La iglesia mayor colegial, nació como vocera mayor del sentir de un pueblo, que en sus toques y en sus cultos fue siempre la primera y el espejo donde se miraban el resto de la iglesias parroquiales, iglesias menores, emitas, oratorios, etc. Santa María la Mayor de los Reales Alcázares, con su cabildo colegial salvar guardando la fe y las buenas costumbres de un pueblo, fue como un potente faro sobre una Loma elevado, derramando luz para el caminante de lo infinito y eterno. Santa María fue siempre la meta de una Virgen Chiquita, que caminando entre polvo y barro, quiso y pudo enjugar las lágrimas de unas gentes piadosas y laboriosas…”
Al igual que Ginés, Ruiz Prieto en su Historia Eclesiástica de Úbeda, nos afirma que en el año 1602: “…que esta vez se llevó a Santa María contra la voluntad de la Cofradía, no habiéndose jamás traído a dicha iglesia en cuantas veces ha sido sacada de su ermita, y siempre se había llevado a la iglesia o Monasterio donde la Cofradía acordaba; y en esta ocasión porque era Vicario un prebendado de dicha iglesia, a la fuerza lo hizo conducir a ella, de cuyo acto se hicieron con tiempo apelaciones y pacífica posesión del derecho en que estaba de traes la Santa Ymagen de la iglesia o monasterio que le pareciese…”
La antes Iglesia Mayor de Úbeda, fue beneficiada por Papas, Obispos, Nobles, Canónigos y Rejes. Y durante muchos años fue el centro religioso de la Ciudad Ubetenses.
A fin de que se subiera la imagen a cualquier templo o monasterio, desde 1602, el obispado del Santo Reino Jienense, ordenó que permaneciese de modo fijo en la Colegial de Santa María, siendo venerada en un principio en el claustro; en una capilla, del costado este, la antigua capilla de los Porcel, lo deducimos del testamento de Diego de Molina Ortiz, chantre, en el que manda que su cuerpo “…sea sepultado en la capilla que io tengo en la dicha iglesia/collegial sita en el claustro de ella con vocación de Nuestra Señora de Guadalupe…” [1]
Durante muchos años, la imagen de la Patrona de la ciudad permanecía en el trono durante su estancia en la iglesia mayor. No tenía una capilla donde recogerse y en la intimidad departir con sus hijos. Percatado de este fallo el Prior Monteagudo, en los finales del siglo XIX y principios del XX, cede a la Archicofradía la capilla de San Blas, que debidamente adecentada, sirve desde entonces a dicha hermandad.
La Capilla de la Virgen, en Santa María es el resultado de la unión en 1934, de tres antiguas capillas, la de San blas; la de bolas y la de cameros. Para así formar una sola, para convertise en un recinto más amplio, convertiéndose en uno de los rincines más evocadores y recatados tanto de la iglesia como de la ciudad.
El primer tramo es la antigua capilla de San Blas. Las Capillasdel muro norte o lado izquierdo presentan una gran uniformidad. Son tres y se corresponde con los tramos segundo, tercero y cuarto de esta nave lateral. Estas capillas, originariamente serían los tramos de las galerías sur del claustro. El vano de acceso, a la capilla de San Blas, se organiza con portada gótica sin ningún tipo de ornamento. Solo presenta arquivoltas y baquetones lisos.
Aspecto actual, del exterior de la Capilla Virgen de Guadalupe, en Santa María (Foto Eugenio Santabárbara).
Se cierra con una hermos reja del rejero Bartolomé. Reja que perteneció hasta los primeros años de 1940, a la actual capilla del Cristo de las Caidas; y que gracias al estudioso investigador local en heráldica, Juan Barranco, estamos al corriente, de que dicha reja presenta heráldica del Canónigo Chantre don Pedro de Cuevas.
El interior de la capilla presenta planta cuadrada con bóveda de crucería simple. Con decoración blasonada en la clave de la bóveda. El historiador Ruiz Prieto, apoyándose en el escudo de la clave afirmó que podría pertenecer a un Peñuela y Carvajal. Según afirma el investigador Juan Barranco, tal escudo pertenece a don Gil de Ortega y Sotomayor que desempeñó el cargo de canónigo Chantre de esta Colegial entre los años 1640 y 1656. don Gil fue el que mandó edificar la Casa del Obispo Canastero. Gil de Ortega fue sepultado en la Capilla de la Yedra de esta Colegial.
El tercer tramo pertenece a la antigua capilla de los Romano. De planta cuadrada, se cubre con bóveda de nervadura con decoración escultórica, representando a Dios Padre, en la clave y representación escultórica de animales en los arranques de la bóveda. Ruiz Prieto supone que ésta antigua capilla de los Romano debe ser la Capilla en la que se reunía la Cofradía de los Honrados Viejos del Salvador, por la representación en la clave de Dios Padre. Esta Cofradía fue fundada en 1392.
Su portada que se abre al claustro, está cegada y está formada por arco apuntado sobre baquetones. En su muro derecho se alza un altar con decoración de bolas y en el testero de este se levanta un retablo en estilo neogótico, tallado en 1939, por el escultor de Mancha Real don Fernando Cruz Muñoz. En el centro alberga la sagrada imagen de la patrona de la ciudad. La talla es una copial fiel de la anterior aparecida, según la tradición, en el año 1381 al pastor Juan Martínez en el Gavellar. Se maneja varias hipótesis, de que esta imagen, de origen visigótico, se salvó en los trágicos sucesos acaecidos en 1938, por alguien que la escondió. Desde aquel entonces, nadie sabe del aparadero de la imagen. Así que en septiembre de 1939, el escultor Fernando Cruz realizó una copia exacta de la desaparecida y es la que veneramos actualmente.
Cabe decir, que en el mes de agosto de 1939, mi tio abuelo el artista Blas Martínez Arjona también realizó otra imagen de la Virgen de Guadalupe, mejor conseguida que la que veneramos, aunque no pudo ser de propiedad de la Real Archicofradía, ya que estaba encargada la del escultor Cruz Muñoz.
María es símbolo de la Iglesia y de la historia de la salvación, como Madre de Jesús.
De Joaquin y Santa Ana nació una niña, flor de la tierra y estrella del cielo y le llamarón María. Según Montes Bardo dice en el IV congreso sobre humanismo y renacimiento, página 78, acerca de Nuestra Señora de Guadalupe: por su tamaño responde al tipo de Virgen itinerante, bajo medieval, de las que portaban los ejércitos cristianos como númen protector en sus campañas. Al estar sentada en silla, que no en trono, la hace gótica: como el diálogo que entabla con su hijo. El detalle de la mano derecha adherida al muslo, la aproxima al primer gótico, como el estofado que tuvo, y en la página 79: Es una Virgen majestad, coronada, y por tanto con un origen tipológico de Bizancio donde, se fijaban los dogmas, se perfila también la iconografía cristiana. Se nos muestra en la Edad Media: como reina majestuosa, junto al Señor Majestad.
Espinosa, en el capítulo XIº de la Historia de Nuestra Señora de guadalupe, año de 1705 dice con respecto al nombre de Guadalupe del Gavellar: “Fue aparecida sobre una espigas muy fértiles o gavillas de trigo. Y por eso especialmente tomó el nombre de Gabellar, que significa y quiere decir Nuestra Señora de las Mieses y de las Gavillas, y se conoce el que es firme Labradora”.
El templo de Santa María albergaba durante el verano la sagrada imagen de la Virgen de Guadalupe. Su claustro, obra del gótico tardío. Era testigo mudo de los pasos sonoros, presurosos unos y cansados otros, de los Ubetenses en busca de ayuda en su Madre del Gavellar, Guadalupe. Durante los meses de verano aquí en la capilla que hemos estudiado, recibía la veneración y las oraciones de sus hijos, los Ubetenses. Desde Julio de 1983[2] hace veinti y seís años seguimos esperando con paciencia, que la iglesia pueda abrirse al culto[3] y vea bajo sus bellas y rescatadas piedras a los Ubetenses, rezar a su Patrona[4].
Desde el verano de 1984 hasta el verano de 1997, tuvo su estancia canónica en el crucero barroco de la iglesia de la Stma. Trinidad. Desde el año 1998, hasta el año 2003, su estancia canónica fue el Altar Mayor de San Pedro. Desde Agosto de 1983, este templo hace las funciones de la Iglesia de Santa María de los Reales Alcázares (Parroquia Santa María-San Pablo) y desde el año 2004, hasta nuestro días, es el templo de San Pablo, el que acoge tan bella reliquía.
[1] AHMU, PPN 13/mayo/1626; f. 72.
[3] El 18 de Mayo de 2003, la iglesia abre sus puertas por unas horas al publico, ya que la Asociación Amigos de la Música y el Excmo. Ayuntamiento organizan un concierto de música sacra en la que actuó la Agrupación Coral Ubetense y Coral Úbeda Joven. La gran ocasión de entrar en la Iglesia, se hizo realidad. Apresurada y polémica realidad.
[4] Desde el pasado 18 de Julio de 1983, los ciudadanos de Úbeda, tenemos una espina clavada en el corazón. Numerosas generaciones todavía no conocen uno de los monumentos más representativos del Renacimiento, como es Santa María de los Reales Alcázares. Las últimas informaciones apuntan hacia la previsión de su apertura a mediados del año 2012. Aunque si colaborase en la última fase el Obispado y Cofradías, podría estar terminada antes.
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