Hasta el cierre de la iglesia, en Julio de 1983, el Altar Mayor estaba presidido por un artístico ambón de forja del siglo XVIII. Tras la apertura de la iglesia en 2011, y tras las largas obras de restauración que sufrío el templo durante 28 años, este ha sido sustituido por el actual de dudoso gusto realizado en piedra artificial
Cabe decir, que antes de la reforma llevada a cabo en el Altar Mayor en la década de 1970, había dos ambones y unos de ellos fue suprimido durante dicha actuación.
Desde el año 2011, en las galerías altas del claustro de Santa María, está guardado a la espera de ser restaurado y vuelva a su lugar de origen.
Se define Ambón como, Escenario elevada con antepecho, a menudo con dos escaleras de acceso, situada fuera del presbiterio, en el lado derecho respecto al altar. En la liturgia bizantina, el ambón forma parte material del iconostasio. Suele ser de menor tamaño que el púlpito, siendo característico del arte prerrománico. Su nacimiento es muy temprano en la Iglesia cristiana. En el siglo III ya se menciona la función de lector y su lugar elevado. Los ambones antiguos eran estructuras escalonadas, cuyos diversos niveles correspondían a la diversa categoría de la función que se ejercía en ellos.
La plataforma superior era utilizada por el diácono para el canto del Evangelio, el subdiácono leía la Epístola en el segundo plano y los clérigos inferiores leían las otras partes de la Escritura en la grada inferior, de donde salió el nombre de "gradual". Se realizaba dotándole de una estructura parecida a una torre; podía estar rematado con un cimborrio y, por lo general, tenía dos escaleras, una que miraba al este y la otra encarada al oeste, orientadas simbólicamente tal como se hacía la planta de la iglesia. La colocación de dos ambones distintos es posterior al siglo X, se ubicaban a ambos lados del altar mayor, utilizándolos respectivamente para el canto o lectura del Evangelio o de la Epístola. En ocasiones, también pueden encontrarse situados a los lados del coro, en el presbiterio, o bien, uno frente a otro en la nave central o en el crucero.
El ambón puede cubrirse con un antipendio digno del color del día, preferentemente a juego con el frontal del altar.
El ambón está reservado para proclamar la palabra de Dios. Las rúbricas indican que desde ahí se proclaman “únicamente las lecturas, el salmo responsorial y el pregón pascual” (IGMR 309), aunque también puede tenerse la homilía y proponer las intenciones de la oración universal. De esta forma, no debe ser usado por un comentarista, el director del coro o un solista.
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