sábado, 22 de diciembre de 2012

Un mes para la Fiesta de Jesús en Santa María de Úbeda

El próximo Domingo día 20 de Enero de 2013, se volverá a celebrar en la Iglesia de Santa María y por segundo año, tras la reapertura del templo la tradicional Novena y Fiesta Principal de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y para tal ocasión quiero publicar un articulo del humanista ubetense Juan Pasquau Guerrero,...




A mediados de enero, la «fiesta de Jesús», polariza en Úbeda un estilo. A estas alturas –¿alturas?–, cuando se quiere que pongamos todos nuestros relojes de acuerdo con la hora desacralizante, la celebración de una fiesta religiosa es en Úbeda «noticia». Cosa un poco rara, ¿eh? El hecho es que a la «fiesta de Jesús» vienen ubetenses –«hermanos de Jesús»– que habitualmente tienen su residencia fuera de la ciudad, incluso en puntos alejados de España. y esto, ¿por qué? Estimo que se debe a que la celebración de la fiesta de Jesús Nazareno marca el comienzo cada año de una etapa en la vida de la ciudad. Estimo que es porque en esa fecha –precisamente en esa fecha– la fuerza de gravedad de la Semana Santa empieza a hacerse sensible y palpable en nuestro pueblo. Ya, a partir de ahora, las distintas cofradías empiezan a organizar sus cultos, sus actividades. Una «movilización», en fin, de Úbeda se inicia.

El domingo hacía un día lluvioso, frío, desapacible. A las diez de la mañana, en Santa María de los Reales Alcázares, había un «lleno». No señor; a mi no me repugna aludir a los «llenos» en las iglesias ni lo estimo impropio. Lo considero digno de resaltar en este tiempo de «capillitas» religiosas y de templos vacíos; es decir, en esta época en que alguien preconiza liturgias de circuito cerrado; liturgias distantes del gran culto comunitario que da fuerza, intensidad y temperatura a las celebraciones piadosas... Era lluviosa, digo, la mañana y, en la iglesia de Santa María de Úbeda, una multitud se adensaba expectante. ¿Expectante ante el espectáculo? No se trata de espectáculo. Era una comunión –diría yo que de los que se fueron y de los que estamos, de los muertos y de los vivos– en que la tradición, en el mejor sentido de la palabra, volvía a actualizar su viva vigencia, su fértil sugestión sobre los ánimos tan frecuentemente desamparados, hoy, del abrigo de indeclinables certezas, de actitudes inequívocas.

En la fiesta de Jesús había hombres y mujeres de todas las generaciones. ¿Quién cree que los jóvenes no están o huyen de estas manifestaciones religiosas comunitarias que hay quien moteja de desfasadas o antiguas cuando nada más son genuinas; cuando lo que sucede es que, en ellas, no se mixtifican fervores ni pretenden justificarse «snobismos», que pasan o intentan pasar por aperturismos?

El padre Moneo, jesuita de la mejor estirpe ignaciana, pronunció en la «fiesta de Jesús», en Santa María de los Reales Alcázares de Úbeda, un espléndido sermón. Expuso a los cofrades de Jesús Nazareno esa «interpretación cristiana del dolor» –interpretación que Cristo plasma en la imagen con la cruz al hombro– hoy tan poco recordada en una atmósfera social cuyo punto de saturación de consumismo al servicio de la comunidad y del placer, empieza a rebasarse. Pero sí; esto que acabo de escribir es una frase del sermón. Así tiene que ser, porque sermón sin retórica, pero con esqueleto, sin grandilocuencia, pero con lógica vertebración de ideas, sin recursos lacrimógenos, pero pródigo en apelaciones a la verdad y al a razón, fue el sermón del padre Moneo, quien, muy al día, fiel a las auténticas doctrinas del Vaticano II, mostró la necesidad de restaurar en el alma del creyente la pureza de una conducta que no puede perder de vista las instancias a lo sobrenatural.

La «fiesta de Jesús» en la fría mañana de enero vuelve a poner un calor en Úbeda. Desde ahora, el calendario, de domingo en domingo, va a traer una confirmación a cada una de nuestras cofradías de Semana Santa, con la fiesta anual, con comunión eucarística de los cofrades, que respectivamente dedican a su titular; desde ahora, digo, el calendario conduce a Úbeda a su eclosión de fervores. No, no es sola y exclusivamente que la ciudad se prepare para sus procesiones. Esto sería –todos estamos de acuerdo– bastante poco. Porque la misión y empresa de las cofradías debe estar, y de hecho está, más acá y más allá de las procesiones. Si bien, no puede decirse que las cofradías cumplan a la perfección su misión, si cabe afirmar que en muchas ciudades, como en Úbeda, son las cofradías los núcleos de acción cristiana organizada con más radio de influencia y con mejores posibilidades de eficacia.

Sería casi infantil propugnar una acción cofradiera ceñida nada más que a la procesión. Ahora bien: están convencidas las Cofradías de Semana Santa de que la procesión, lejos de significar un espectáculo, es una manifestación que quiere contagiar a la calle de unas inquietudes, de unos misterios, de unos sentimientos que no son para celarse, para guardarse ni en el recinto cerrado de cada conciencia ni en el ambiente de los templos. Porque la calle –escenario tantas veces de lo trivial– debe impregnarse, al menos una vez al año, del sentido de lo trascendente. Porque la calle, mil veces escaparate de lo cotidiano y más de una vez vertedero de lo que empieza moralmente a pudrirse, debe saber, también, de la Cruz de Cristo y del Cristo de la Cruz. Ya que –decía el padre Moneo– ahora vivimos tiempos en los que se quiere a Cristo sin la cruz y a cruces sin Cristo.

En las cofradías, por debajo del recamado de sus apariencias festivales, hay acumulada una sapiencia y una piedad de siglos. Las cofradías no pueden arriar su bandera, medrosas a la última moda del viento. Las cofradías están seguras de sí mismas. Dispuestas a ahondar cada vez más en interioridad cristiana y en acción cristiana. Sumisas a cualquier sugerencia de la Jerarquía y del Magisterio Eclesial; no renuncian sin embargo a su vigoroso estilo de piedad, tan respetable por lo menos como esos otros estilo que nacen hoy quizás con un pueril deseo que quiere adquirir en exclusiva todas las patentes de autenticidad.
 
Juan Pasquau; Década de 1970;

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