Monumentos y museos: derecho de acceso
Hoy se celebra del Día Internacional de los Monumentos y Sitios,
que tiene como objetivo general concienciar a la sociedad sobre la
importancia de la conservación y el estudio del patrimonio histórico, y
como lema anual “El patrimonio de la educación”.
Un ámbito que, con los recortes presupuestarios acumulados, ha pasado a
una situación de emergencia en algunos países occidentales, donde antes
parecía que no había por qué preocuparse en exceso de la pervivencia de
la herencia arqueológica y monumental. No se esperan actos sonados en
el nuestro: habrá visitas guiadas, alguna conferencia y alguna mesa
redonda, y aperturas gratuitas, a las que se suman los museos estatales. Es un buen día para recordar algunas cuestiones que preocupan a los especialistas y a la ciudadanía sensibilizada,
como el fracasado intento de privatización de la gestión de sitios
arqueológicos en Castilla La Mancha -todas las convocatorias de
licitación, salvo una, han quedado desiertas-, la necesidad de
actualización de la Ley de Patrimonio estatal, la reivindicación
de la Asociación de Conservadores y Restauradores de España (ACRE) para
acabar con el intrusismo en su terreno, o la exigencia de que se
realicen todas las actuaciones de consolidación y restauración que
eviten la pérdida irreparable de tantos monumentos en peligro.
Reciente derrumbe en la muralla del Baluarte del Labrit, Pamplona
También es adecuado dar hoy la enhorabuena a los responsables de los proyectos españoles que han merecido el premio de patrimonio cultural Europa Nostra,
que otorga la Comisión Europea: en restauración, la Fuente de los
Leones de la Alhambra de Granada, el Románico Norte de Castilla y León,
el Teatro Romano de Medellín (Badajoz) y la Abadía Retuerta LeDomain de
Sardón de Duero (Valladolid); en investigación, "Graneros elevados: el
arte perdido de construir con la naturaleza" en Castropol (Asturias); y
en educación y concienciación, "Cabanyal archivo vivo", en Valencia.
Este último premio supone, por cierto, un espaldarazo a la plataforma Salvem el Cabanyal,
que lucha desde hace años contra los proyectos urbanísticos del
Ayuntamiento de Valencia. Y no solo eso: el Cabanyal ha sido incluido
por Europa Nostra entre los 14 sitios europeos que optan a integrar la
lista de los “7 en mayor peligro”.
Iglesia de anta María de los Reales Alcázares, Úbeda
Hay un caso, relacionado con esta problemática de la conservación patrimonial, que me ha llamado particularmente la atención estos días. Mañana, los obispos andaluces deben reunirse con el Consejero de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, Luciano Alonso,
con el fin de dar respuesta al requerimiento que éste les ha hecho para
que cumplan el acuerdo que habían suscrito acerca de la restauración de monumentos eclesiásticos. Como el resto de comunidades autónomas, Andalucía ha realizado fuertes inversiones en este capítulo. Iglesias,
conventos y monasterios, capillas... que son propiedad de la Iglesia
pero están catalogados como Bienes de Interés Cultural (BIC) y
sobre los que las administraciones tienen una lógica responsabilidad.
Desconozco las cuentas de la Iglesia española, y mucho más las de sus
órdenes religiosas y obispados. No sé si se podrían haber hecho cargo de
las restauraciones o no; si la respuesta es negativa, me parece bien
que se haga lo preciso para la conservación de un patrimonio que de
alguna manera es nuestro, aunque no nos pertenezca. La Ley del
Patrimonio Histórico de Andalucía ordena que los BIC tienen que ofrecer
entrada gratuita al menos cuatro días al mes, pero los obispos se
resisten a establecer ese calendario -y hacerlo público-, con el agravante, que Alonso subraya,
de que se ha estado cobrando entrada, con participación de una empresa
turística, a algunos de esos monumentos restaurados, como la Iglesia de
Santa María de los Reales Alcázares de Úbeda. La Iglesia es titular en
Andalucía de 387 inmuebles con valor histórico-artístico, 162 de los
cuales son BIC. Desde 1997, la Junta ha empleado 105 millones de euros en la restauración de ese patrimonio.
MUSAC, León
Uno de los pilares de la responsabilidad pública en la conservación del patrimonio privado es precisamente el de garantizar el acceso público a él. Y este tema me lleva a otro, también de actualidad: el del precio de los museos. Hace unos días se publicó que
Eva González-Sancho, la nueva directora del MUSAC, ha solicitado a la
Junta de Castilla y León que le permita reducir el precio de entrada al
museo, que es actualmente de 5 euros y querría dejar en 3,
proponiendo además la ampliación de las horas en las que se puede
visitar de forma gratuita, ahora concentradas en un único día, el
domingo. Como es sabido, el MUSAC tiene un gravísimo problema de pérdida de visitantes.
El factor del atractivo arquitectónico dejó pronto de tener peso y la
ralentización del ritmo de exposiciones, en paralelo a los crecientes
recortes, hizo el resto; pero la puntilla la dio el cobro de la entrada,
a partir de enero de 2012. En 2009, su año récord, el museo tuvo
182.849 visitas; en 2011 fueron 94.025, y en 2012, 51.825. Un 35% menos
que el año anterior. Los museos, especialmente en ciudades medianas y
pequeñas -León tiene poco más de 130.000 habitantes-, por más que como
éste tengan ambiciones de internacionalización, se deben al público más cercano,
el de la ciudad y el de las provincias vecinas, y ese precio de entrada
es una barrera cuando los hábitos culturales de visita a museos y
exposiciones no están arraigados. El MUSAC está gestionado por la Fundación Siglo para el Turismo y las Artes de Castilla y León,
una entidad pública de la que dependen también el Museo de la
Siderurgia y la Minería de Sabero, el Museo Etnográfico de Zamora y el
Museo de la Evolución Humana de Burgos. Y poco más sabemos de ella. Ni sus estatutos, ni la composición de su patronato son públicos.
No están en el Boletín Oficial de Castilla y León y he visto que hasta
uno de los partidos de la oposición tuvo que hacer una petición formal
de documentación para obtenerlos. Lo único que he podido encontrar es
una noticia
sobre el nombramiento de su director general, José Luis Fernández de
Dios, que continúa en el puesto. Cuando una fundación en cuyo patronato
hay representantes de la Administración titular gestiona un museo, ese
patrontato es el órgano de gobierno que toma las decisiones más
importantes - dentro del marco de actuación que hayan establecido sus
estatutos, los cuales pueden prescribir que determinados puntos deban
ser aprobados por el responsable de Cultura en el gobierno
correspondiente. Pero “fuentes de la Consejería de Cultura” han manifestado que la que decide sobre los precios de entrada es la Consejería de Hacienda. Sorprendente. Esperemos que sean razonables. A más precio, menos visitantes, menos ingresos y, por tanto, menor autofinanciación.
Cola ante el Pompidou, en los últimos días de la exposición sobre Dalí
Es de lógica económica: un museo solo se puede permitir subir los precios cuando su audiencia está en crecimiento.
Otra cosa es que sea legítimo, ético, conveniente. No crean que el pago
es algo universalmente aceptado. En Gran Bretaña se lucha para mantener
la gratuidad de los museos públicos -al menos de las colecciones- y en
Estados Unidos el Metropolitan Museum ha sido llevado ante los tribunales por hacer creer a los visitantes que pagar la entrada es obligatorio, cuando es opcional. Pero, en fin, el Museo del Prado, en febrero, y el Museo Reina Sofía,
ahora, se han propuesto obtener mayores ingresos por taquilla. Sus
cifras de visitantes hacen que les merezca la pena: 3,2 millones (+8,86%
respecto a 2011) en el primero y 2,5 millones (-5,19%) en el segundo.
Ayer se publicó en el BOE que la entrada general -colección y exposiciones- pasará de 6 a 8 euros. Si sólo se visitan las exposiciones, serán 4 euros
(antes eran 3). Pero, atención: “Mediante Resolución del Director del
Museo y previo informe del Real Patronato del Museo, podrá establecerse
un precio de entrada distinto a los regulados en esta resolución cuando
el Museo lo considere oportuno por las características de las
exposiciones programadas y durante el tiempo que duren dichas
exposiciones”. Algo había oído acerca de un precio especial para la exposición sobre Dalí que se inaugura dentro de unos días. Tras leer ese punto, he consultado al museo y me lo han confirmado: solo visitar esta muestra costará 8 euros. Si además se quiere ver la colección serán 10 euros. ¿Será
más cara la exposición sobre Dalí que otras que ha organizado el museo?
Viene coproducida por el Centre Pompidou, está patrocinada por la
Fundación Abertis y el seguro de las obras expuestas queda cubierto por
la garantía del Estado, por valor de 459,77 millones de euros. ¿O será que es el tipo ideal de “evento” para hacer caja?
En cualquier caso, será un éxito de público. El Reina Sofía cuenta con
otra garantía económica, la de los turistas. Y a pesar de que la
revisión de los precios supone una importante reducción del horario de visita gratuita -se elimina el domingo por la mañana y parte de la tarde del sábado- sigue existiendo, confiemos en ello, la posibilidad de ver las exposiciones sin pagar entrada,
algo que no es posible en el Prado -hay precio reducido en las últimas
horas de la tarde- o en el Museo Thyssen. Apunten: lunes a sábado de 19
h. a 21 h, y domingo de 15 a 18 h.
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