viernes, 18 de septiembre de 2009

La Reja de la Capilla de Nuestra Señora de Guadalupe, en Santa María.


El humanista ubetense, Juan Pasquau, nos apunta acerca de Santa María, lo siguiente: “…el claustro gótico de Santa María de los Reales Alcázares, enardecido de campanas… Modos y estilos que lanzan, en la Edad Media, la nave monumental de Úbeda; la nave que, después, dueña de su rumbo, arribaría a las costas inundadas de luz; a las costas renacientes…”

Esta iglesia, como sabemos, se encuentra enclavada, en una plaza única. Un conjunto monumental como el que forma el perímetro de la plaza de Vázquez de Molina de Úbeda no es fácil encontrarlo en España, ni aun en Europa entera. Habría que referirse a la plaza de San Marcos de Venecia o a la Plaza Mayor de Bolonia para poder establecer términos de comparación válidos. El emplear un torrente de adjetivos encomiásticos no ayudaría en nada a su descripción. Hay que verla para hacerse una idea. Y, sin embargo, tal opulencia artística no apabulla. Incluso tiene esta plaza unos rincones y un aspecto general que la hacen recoleta y hasta romántica, a diferencia de las citadas anteriormente.

Santa María que en esta plaza descarga la tensión de la pulcra finura calculada; conviven en este templo con armonía todos los estilos arquitectónicos. Es una iglesia, que cuenta con algunas de las muestras más excelentes de la rejería andaluza del renacimiento, como por ejemplo, citaremos la reja que cierra la portada, de la Capilla de la Virgen de Guadalupe.

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José Domínguez Cubero, nos relata a continuación la aludida reja: “…procede de la Capilla de San Francisco del mismo templo (Capilla Cristo de la Caída). Es de menor calibre que la anterior (Reja Capilla Canónigo Becerra), aunque sus 3,25 m. X 6,50 m. se ajustan a la misma tipología. En la sobrepuerta aparece lo figurado representando el escudo patronal con corona de laureles y asido por ángeles tenantes que pululan entre simétricos tallos enroscados, y como remate, un copete con escultura férrea de Santa María en medio de candeleros y delfines metamorfoseados en tallos. Como la anterior, también perdió su riqueza cromática bajo una capa negra que precisaría eliminar…”

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