lunes, 6 de julio de 2009

VIDEO DE SANTA MARÍA DE LOS REALES ALCÁZARES, ALMACÉN DE ESTILOS ARQUITECTÓNICOS.

Santa María, como edificio religioso; es lugar de acogida, de culto. Para eso se hizo. Y para rezar y alabar a Dios. Pero este templo es lugar extraordinario para la reflexión y contemplación. Eran muchos los ubetenses que en el silencio de una tarde entraban en Santa María; atajaban los claustros, lugar de paz y tranquilidad donde el trinar de los pájaros no cesaba. Cuando se adentraban a la enorme Iglesia, se estimaba una sensación de frío, se respiraba cera por doquier, el murmullo de los devotos se perdía por el enorme espacio, en un repiqueteo de ecos, figurando sonidos envolventes que no se podían traducir pero que tenían el mismo destino..., donde muchos ubetenses se sentaban en la penumbra de sus bancos y, en silencio, han sentido ese temor sagrado que produce la aproximación del hombre a lo divino, a la vez que han experimentado la cercanía del Dios, Padre y Amigo. Una iglesia con un enorme valor espiritual, sentimental y cultural. Reina de las tradiciones folklóricas y religiosas de la ciudad de los Cerros.




No puede olvidarse para la memoria de una Ciudad, todo lo que ha rodeado, distinguido y acontecido esta Iglesia de los Reales Alcázares. Un monumento que hoy, actualmente, se distingue por el paso del tiempo con sus puertas cerradas.


Santa María ha de ponerse ya en valor, tanto cultural como espiritual. Santa María es nada menos que la Iglesia Mayor de Úbeda con título de Colegiata. Santa María, por todo no debe quedar en el olvido. Así que hemos de pedir su pronta apertura. Es una petición justa, ya que no debemos de seguir dando lugar a que los mayores que aún vive, desaparezcan sin verla abierta, y mucho menos que los jóvenes nos acostumbremos a verla cerrada. Duele mucho, que muchos turistas que visitan la Úbeda Patrimonio de la Humanidad; sigan sin poder disfrutar de una Iglesia que era y es la historia de toda una ciudad, de conquistas y de asentamiento cristiano.

La Ubetense Capilla De Los Molina.

Las Capillas fundacionales en iglesias no es ningún fenómeno de carácter local, responde a ciertos deseos de afirmar un estamento social, crear un enterramiento, movidos por una profunda religiosidad dotadas de capellanes, obras artísticas y rentas.

Las Capillas funerarias en los templos de nuestra geografía española dan un sabor especial a estos, añaden espacios, sin sumarse al espacio del recinto. Así, la arquitectura religiosa española ha compartido, el espacio, por medio de rejas, que impide el paso, pero invita a ser traspasada. Sirven de cierre, de retablo, anuncia una propiedad funeraria, manifestando riquezas y poder.

Altares, sepulcros, capillas y rejas, forman un tejido histórico en torno al altar que, como permanente oración a la que artífices dieron forma artística, nos recuerda permanentemente a los generosos donantes (reyes, príncipes, prelados, canónigos, nobles, mercaderes, gremios…) que fundaron una capellanía, dotaron unos aniversarios, encargaron determinadas misas o pagaron cantidad de limosnas.

A cambio la iglesia colegial o catedral, les daba entierro en sus naves y claustro, asegurándoles su memoria en los aniversarios y días de difuntos, como benefactores que fueron del primer templo de la ciudad.

Tal es la característica de que Santa María de Úbeda, es uno de los templos que más transformaciones ha sufrido de ahí que no exista unidad arquitectónica en su fábrica.

De las muchas capillas fundacionales o funerarias que había en los santuarios ubedíes, sólo tres, aún en la actualidad, siguen teniendo patronazgo, como es el caso de la monumental Sacra Capilla de El Salvador, que pertenece a la fundación Casa Ducal de Medinaceli; la Antigua Capilla de los Porcel, perteneciente desde 1888 los Marqueses de la Rambla, en el templo de San Pedro.

Y la antigua capilla de los Próceres de Vezmeliana, hoy de los Sabater, en la iglesia Colegial de Santa María.

Sabemos por Barranco Delgado que este oratorio funerario fue edificado y fundado en 1628 por el Canónigo tesorero de la Colegial de Santa María y fundador del palacio de su nombre (mal llamado Palacio del Marqués de Mancera), Antonio Molina y Valenzuela, bajo la advocación de la Inmaculada y San José.

Posteriormente pasó a los Marqueses de Vezmeliana, permaneciendo en su poder hasta 1877, fecha en la que fue vendida a don Ignacio de Sabater Arauco.

Su amistad con el prior Alejandro Monteagudo, le permitió reconstruir en 1881, la capilla, que está colateral por el lado de la epístola al altar Mayor, que más tarde se convertiría en su Panteón familiar con privilegio a la misma y a los Sabater por Breve Pontificia de 1909. Hoy es su actual propietario, uno de los descendientes: don Natalio Rivas Sabater.

Su portada al exterior, sigue los cánones de portada tardo renacentista, con representaciones de la Fe, la Caridad. Ángeles tenantes con heráldica fundacional; el patrón San José, en hornacina bajo baldaquín, cartela bajo lema: SOLO A DIOS SE LE DEBE HONOR Y GLORIA. Su reja repujada es más barroca que renacentista.
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Hasta 1986, su interior, era el más decorado de todas las capillas de la iglesia Colegial. Presentaba sus bóvedas, decoración resaltada de grutescos y formas geométricas. Las paredes se decoraban también con frescos simulando los ornatos de los muros, y medallones de figuras femeninas elogiando el Sagrado corazón de María. Decoración realizada en 1887 y eliminada en la actual restauración del templo.

Su portada al exterior, sigue los cánones de portada tardo renacentista, con representaciones de la Fe, la Caridad. Ángeles tenantes con heráldica fundacional; el patrón San José, en hornacina bajo baldaquín, cartela bajo lema: SOLO A DIOS SE LE DEBE HONOR Y GLORIA. Su reja repujada es más barroca que renacentista.



Destacando en la actualidad de su interior, su cúpula engalanada con los cuatro evangelistas en las pechinas. Sus tres retablos de inspiración abarrocada del siglo XVII, poseía varios cuadros, destacando, como joya pictórica, el cuadro de la Virgen de Belén, de la escuela italiana, que en la actualidad se conserva en la casa palacio propiedad de Natalio Rivas (Vela de los Cobos). A la espera de que vuelva a su lugar de origen, una vez que finalicen las obras de Santa María.



Detalle de una pechina de la cúpula del interior. Cada pechina está engalanada con las figuras de los cuatro evangelistas.

viernes, 3 de julio de 2009

La desamparada Capilla del Santo Entierro en Santa María.

Fotos de la Capilla. La Primera foto es de Felipe Villalta Alameda, realizada en 2.007. La segunda es de foto Baras, realizada en la década de 1970). Como se puede observar en la primera fotografía, la decoración neo barroca realizada por Palma Burgos, no se ha perdido.
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Los titulares de la hermandad del Santo Entierro y Santo Sepulcro de Úbeda, han tenido desde su fundación diversas capillas ya sea por avatares políticos o por otras circunstancias, ha tenido diferentes sedes o sitios. Desde la Colegiata de Santa María, hasta la actual de San Pablo, pasando por la iglesia de San Pedro.

Capilla del Santo Entierro en Santa María. Ubicada a los pies del templo, en la nave del evangelio, y adosada al primitivo muro del alcázar, es una construcción del siglo XVI, que ha sido conocida como cuarto del tesorero y capilla de los Carvajales. La decoración barroca de la capilla del Santo Entierro a base de tablas talladas con decoración de grutescos verdes y dorados, que aún se conservan, es obra del malagueño Francisco Palma Burgos.




En esta capilla se veneraba el paso del Santo Entierro: formado por el grupo escultórico y las imágenes de María de Nazaret y los Santos Varones. El Cristo Yacente se veneraba en otra capilla que poseía la hermandad en este templo, situada en la nave sur. Fotos Felipe.
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El grupo escultórico del Santo Entierro, realizado en 1947 por el citado Francisco Palma Burgos, ha tenido desde su fundación diversas capillas como la del Santo Entierro de Santa María. Esta capilla, llamada antes de los Carvajales, se sitúa a los pies del templo de Santa María, en la nave norte frontera a la capilla de Jesús Nazareno. La arquitectura de esta antigua capilla de los Carvajales es muy sencilla en su arquitectura.
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Esta capilla, llamada antes de los Carvajales, se sitúa a los pies del templo de Santa María, en la nave norte frontera a la capilla de Jesús Nazareno.
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Lo más destacable es su bóveda compleja de nervadura y la recargada decoración neobarroca realizada en los años cuarenta del pasado siglo por Francisco Palma Burgos. En esta capilla se veneraba el paso del Santo Entierro: formado por el grupo escultórico y las imágenes de María de Nazaret y los Santos Varones. El Cristo Yacente se veneraba en otra capilla que poseía la hermandad en este templo, situada en la nave sur.

Con motivo del cierre al culto de Santa María en 1983, todas las imágenes pasaron al templo filial de San Pedro hasta que en el año 2001, por motivos de humedades en la Iglesia de San Pedro, hubo de trasladar las imágenes a su actual emplazamiento.