Los numerosos visitantes que esta Semana Santa han llegado hasta Úbeda (Jaén) se han encontrado con un atractivo añadido a la belleza monumental de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad: la iglesia de Santa María de los Reales Alcázares ha reabierto sus puertas 28 años después de que tuviera que ser cerrada por su estado de ruina y abandono. El templo, una de las principales joyas del Renacimiento andaluz y Monumento Nacional desde 1926, se había convertido en la joya más oculta para toda una generación de ubetenses, que han asistido, incrédulos, al tortuoso y largo proceso de restauración.
"Es un tesoro más que sumar a una de las ciudades más hermosas de España", dijo el presidente andaluz, José Antonio Griñán, durante su visita al templo el pasado fin de semana. La Junta culminaba así la quinta y última fase de unas obras iniciadas en 1986 con los trabajos de emergencia en las tres naves centrales y donde, en total, se han invertido casi siete millones de euros, con financiación íntegra del Gobierno andaluz. Atrás queda un proceso de restauración nada fácil, que ha tenido que sortear los problemas presupuestarios y también no pocas controversias en torno a la intervención propuesta. En los últimos años la desconfianza de los ubetenses por ver reabierto este monumento crecía al mismo tiempo que caían en saco roto las promesas institucionales. Sirva como ejemplo que la anterior consejera y ministra de Cultura, Carmen Calvo, llegó a anunciar en su día que el templo abriría sus puertas en 2003.
El monumento, cuya fachada principal comparte protagonismo con el templo del Salvador en la majestuosa plaza Vázquez de Molina (principal icono del patrimonio renacentista ubetense), se edificó tras la conquista de la ciudad por Fernando III el Santo en 1234 sobre la antigua mezquita aljama. Desde 1259 a 1852 fue colegiata, y su valor estético se debe sobre todo a la superposición de estilos que presenta. La portada y fachada son del siglo XVII; la fachada norte, renacentista; el claustro, antiguo patio de la mezquita, es gótico tardío; dentro del claustro, los pilares y arcadas son gótico mudéjar y tiene numerosas capillas de todos los estilos de los siglos XV al XVIII. El insigne arquitecto Andrés de Vandelvira dejó su huella suprimiendo pilares y duplicando la anchura de la nave central.
La restauración de este monumento no ha estado exenta de polémica, en especial la decisión de construir nuevas cubiertas encima de los pilares y muros viejos, una intervención que el propio alcalde de Úbeda, Marcelino Sánchez, calificó como "desacertada". La cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno advirtió que las obras de la capilla "suponen una adulteración profunda de la evolución histórica y artística de la capilla y un atentado contra el patrimonio mueble e histórico de la cofradía, que se verá dañado y mermado".
La Junta también ha justificado la tardanza en culminar la rehabilitación del templo en los restos aparecidos en el subsuelo. Santa María de los Reales Alcázares, emplazada sobre una zona arqueológica y la antigua mezquita mayor, es la iglesia principal y la que mejor sintetiza la superposición de estilos artísticos desde el Románico hasta el Neoclasicismo. En catas realizadas en su interior, con el fin de estudiar su cimentación, aparecieron restos de sepulturas, individuales y dobles, con interesantes ajuares, que obligaron a la excavación en las mismas catas a fin de documentar la zona.
En la intervención se ha recuperado el artesanado mudéjar, se ha actuado sobre los muros y bóvedas de las capillas, se han recompuesto las solerías, los zócalos de mármol, la piedra arenisca y la madera, y se han eliminado elementos y añadidos de nulo valor histórico.
fuente: el pais
fotos: Foto 1 de MPC y Foto 2 Delegación de Turismo Andaluz.
nulo valor histórico... me encanta!
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