Por Antonio Gómez Arribas
Foto 1. Lactación de San Bernardo. Úbeda. Foto procedente del artículo de Arsenio Moreno. Nota bibliográfica nº1 |
Foto 2. Pedro de Raxis. Lactación de San Bernardo. Colección particular. Foto del autor |
Foto 3. Ángelo Nardi. Convento de Bernardas de Alcalá de Henares. |
Nota del autor:
Este artículo se ha elaborado con el único objetivo de dar a conocer la obra asignada a Ángelo Nardi. Persiguiendo con ello el beneficio cultural y no comercial. No habiendo mediado petición en su estudio científico por parte de empresa de restauración, persona o entidad eclesiástica alguna, con motivo de la restauración efectuada a la obra.
INTRODUCCIÓN
Con la intención de poder contemplar directamente las dos pinturas de Pedro de Raxis, La Presentación de la Virgen en el Templo y la Visitación de la Virgen a santa Isabel -donde se encuentran de nuevo tras su paso temporal por la iglesia de San Pedro-, y poder comprobar sobre el terreno una tercera obra, La Lactación de san Bernardo (Foto 1) de 180x124 cm., que preveía de dudosa relación con dicho maestro por los datos que poseía hasta entonces(1), realicé en el otoño de 2013 una visita a la iglesia de Santa María de los Reales Alcázares de Úbeda (Jaén). Pude de esta forma confirmar mis sospechas, dado que la marcada diferencia de estilo de esta obra, alejaba la posibilidad de su asignación a Raxis o taller, y que la autoría debía buscarse en otra escuela distante de la andaluza. Reforzaba esta conclusión, la simple comparación con otra Lactación de san Bernardosalida de la mano del pintor de Alcalá la Real -atribución que hicimos en su día-, y que se conserva en colección particular (Foto 2), en la que la prieta pincelada, el definido dibujo y marcados contornos se contraponen con la pintura más suelta a base de brochazos y restriego de pincel de efectistas logros, que emplea con soltura el pintor de La Lactación de Úbeda.
Proponemos en este estudio la autoría de Ángelo Nardi para la obra en cuestión, y su posible localización originaria en el monasterio de Las Bernardas de la cercana ciudad de Jaén.
EL CUADRO DE ÚBEDA
Al dejar atrás la dorada fachada de la Iglesia de Santa María de los Reales Alcázares de Úbeda y penetrar en su interior, impacta el protagonismo adquirido por la blanquecina piedra desbastada, producto de los casi 28 años de consolidaciones y restauraciones a que ha sido sometida por los males estructurales que amenazaban la estabilidad de su fábrica.
Junto al altar mayor, al fondo de la nave del lado sur, se sitúa la capilla de los Molina (propiedad actualmente de la familia Sabater). En un edificio tan castigado por las desapariciones y destrucciones de patrimonio llevadas a cabo durante su larga historia y, particularmente, en los acontecimientos de la Guerra Civil, no resulta extraño hallar elementos muebles que se presentan en solitario y descabalados. Mostrándose huérfanos del conjunto para el que fueron pensados. De un retablo en definitiva. Desprovista la capilla durante las obras de los últimos años, del antiguo revestimiento del siglo XIX que decoraba sus paramentos con pinturas al fresco y motivos a la candelieri, cuelgan actualmente de sus paredes los dos cuadros citados de Pedro de Raxis y el de la Lactación de san Bernardo.
Teniendo en cuenta la similitud de estilo con las tablas del retablo de Santa Ana que pintara Pedro de Raxis para el templo catedralicio de Granada -con base en los grabados de Adrián Collaert(2) -, no cabe duda de la autoría del pintor alcalaíno de las tablas de La Presentación de la Virgen en el Templo y la Visitación de la Virgen a Santa Isabel. No ocurre lo mismo, como anticipábamos, con la Lactación de San Bernardo, obra que presenta todos los elementos para que sea considerada de un pintor distinto, a pesar de que en alguna ocasión se ha relacionado con el autor de las obras anteriores.
De marcado carácter italiano, la obra presenta todas las características de estilo del pintor Ángelo Nardi, lo que unido a la relación profesional que mantuvo con esas tierras, sostiene nuestra idea de considerar decididamente su autoría. Para confirmar esta afirmación, y como prueba más justificada, basta la comparación con la obra documentada del mismo asunto que se conserva en el retablo mayor de la iglesia del convento de “Las Berrnardas” de Alcalá de Henares, con la que guarda no solo semejanzas de estilo, sino también de composición, situación espacial de personajes y atributos simbólicos en la escena del milagro (Foto 3).
El cuadro sigue los esquemas compositivos que años más tarde empleará Alonso Cano en su Aparición de la Virgen a san Bernardo (1658-1660) para el convento de Capuchinos de Toledo (3). Destaca la diagonal simulada que producen las figuras sagradas de la Virgen el Niño y San Bernardo por su ubicación en el cuadro. La escena se desarrolla en el interior de un lugar de culto, con el punto de fuga en el exterior tras una abertura marcadamente luminosa en la arquitectura del templo, produciendo un efecto de profundidad y contrastado claroscuro, que da al conjunto un logrado efectismo atmosférico, acentuando la intimidad y realismo del milagro.
En ambas obras Ángelo Nardi sitúa al lado derecho, sobre un altar (con el escudo heráldico cardenalicio del comitente en el caso del de Alcalá y, sin determinar, en el cuadro de Úbeda), el rompimiento de gloria, del que surge la Virgen con el Niño en brazos; en posición elevada respecto al santo, rodeada de una corte de querubines y de ángeles de cuerpo entero revoloteando a su frente. San Bernardo, arrodillado y orante -sobre una alfombra ricamente interpretada al más puro estilo toscano-, mantiene las manos unidas dispuesto a recibir el hilo de leche que sale del seno de la Virgen. En la parte baja del lienzo, tras el santo, se sitúan sus símbolos identificativos; el báculo abacial, los libros sagrados y dos mitras, que nos recuerdan el desapego que tuvo el santo por la designación episcopal, varias veces rechazada.
El frontal de altar de la obra de Úbeda se relaciona con los de las capillas de la iglesia del convento de “Las Bernardas” de Alcalá de Henares, tal y como se conservan en la actualidad- estructura que repite en el san Francisco en la Porciúncula de la predela del retablo de Santo Domingo el Antiguo de Toledo-. Resulta poco corriente la composición iconográfica del milagro representado a los personajes de la Virgen y el Niño sobre un altar (con antecedentes en la zona norte de Italia durante el siglo XVI, de los que Nardi pudo tomar referencia para desarrollar su obra(4), solución efectista con la que consigue introducir al espectador en la escena del milagro y hacerle partícipe, a través de elementos cercanos que se pueden contemplar en ese mismo instante, como en el caso de los altares de las capillas circundantes del propio recinto eclesial alcalaíno, que se sitúan a escasos metros del retablo mayor y, por tanto, dentro del campo visual del feligrés.
Siguiendo esta línea de trabajo, trasladamos nuestras pesquisas hacia los lugares cercanos a Úbeda donde hay constancia de la labor pictórica de Nardi.
ÁNGELO NARDI EN JAÉN.
La fundación del monasterio de “Las Bernardas” de la ciudad de Jaén fue promovida y llevada a cabo por D. Melchor de Vera y Soria, siendo obispo de Troya y auxiliar de Toledo. Natural de Jaén, de familia notable de esta ciudad -de los Veras de Santa María de Barnuevo, linaje soriano-comienza en 1568 sus estudios universitarios en Baeza, y en 1584 se doctora en teología(5). En una fulgurante trayectoria ascendente en la carrera eclesiástica, desarrolla diversos cargos en iglesias y rectorías(6) -como en San Ildefonso de Jaén o en el Hospital de Nuestra Señora de Villafranca de la Puente-, hasta que el 22 de septiembre de 1602 es consagrado obispo de Troya por su gran valedor el cardenal D. Bernardo Sandoval y Rojas, arzobispo de Toledo, y hombre que influirá significativamente en su vida, hasta el punto de ser el inspirador fundamental del gran proyecto de su carrera, la fundación de un monasterio para mujeres pobres en Jaén, su tierra de nacimiento. Proyectado a imagen y semejanza del convento de “Las Bernardas” de Alcalá de Henares que fundara el cardenal D. Bernardo Sandoval en el año 1618 -convento que conocía bien por ocupar el cargo de Visitador General de la Diócesis y administrador de los bienes del arzobispo-, es en esta época en Toledo cuando se forja su determinación de fundar el monasterio en Jaén, como supone Andrés Molina Prieto(7).
El día de la Pascua de los Reyes de 1627 se inaugura oficialmente el convento de monjas Descalzas de la Concepción Francisca de Jaén, según se recoge en las Actas Capitulares de los Cabildos Catedralicios y Municipales(8), no sin pasar antes por un largo y complicado camino de dificultades, solo salvadas gracias al empeño demostrado por su fundador. Comienza la andadura del monasterio, bajo la primera Regla de Santa Clara y las Constituciones de Santa Coleta.
Contradictoriamente, el nombre que el pueblo da a este monasterio, “Las Bernardas”, parece pensado en un principio para abrazar la Regla del Cister(9). Y así es. Incluso, antes de dar comienzo las obras del futuro convento, ya se designaba popularmente a su prevista vía de ocupación, calle de “Las Bernardas” (denominación que ha seguido hasta la actualidad), lo que nos da la prueba de lo arraigada que estaba en la ciudad la idea de un monasterio para monjas cistercienses. Es evidente, por tanto, un cambio de planes repentino en el devenir fundacional y su regulación monástica. Como indicamos anteriormente, es indudable que el pensamiento originario de D. Melchor fue realizar una fundación a imagen y semejanza de la de “Las Bernardas” de Alcalá de Henares. Esta idea se sostiene por la estrecha colaboración con Don Bernardo Sandoval en el desarrollo del proyecto del Monasterio de San Bernardo de Alcalá de Henares y en su fundación, en la que debió tener un papel destacado, por motivo de su cargo eclesiástico y de amistad con el cardenal fundador. Sabedor de la importancia de contar con las personas adecuadas para liderar el proyecto en sus inicios y, de la capacidad requerida para sortear las dificultades con que se encontrarían, sería motivo suficiente para desear contar para su propia fundación en Jaén, con sor Jerónima de Cristo, que por aquel entonces dirigía el monasterio complutense, y que sería persona del total agrado y confianza de D. Melchor, tal y como cuenta Yáñez Neira(10). Debía ser tal la importancia concedida por parte de D. Melchor de Vera y Soria a la persona que dirigiera el monasterio que, ante la imposibilidad de contar con sor Jerónima para tan importante fin, parece factible la hipótesis de que pensara en un nuevo y radical cambio de planes, aunque esto supusiera el desterrar la idea primaria de articular la vida monástica a través de la Regla de San Bernardo. El inclinarse en sus nuevos propósitos hacia la Orden Franciscana, podría tener su explicación, en la confianza que le transmitía su hermana Sor Francisca de Santa Clara, que profesaba en el convento de Santa Clara de Jaén -siendo a la postre nombrada abadesa en 1627 en el nuevo monasterio(11). Otro argumento para esta elección podría hallarse en la relación del fundador con esta congregación, como hermano terciario. Por último, se aduce, el hecho milagroso que contempla su biografía, referente a una aparición de Santa Clara mientras dormía, aconsejandole la santa, la fundación del monasterio con monjas Clarisas -ésta podría haber sido la explicación popular para tan repentino cambio -(12).
Ángelo Nardi llegó a España en 1607, con el bagaje en su estilo de la escuela toscana y veneciana. Junto a Vicente Carducho y Eugenio Caxes, dominó la escena pictórica de Madrid durante el primer tercio del siglo XVII –hasta la entrada en escena de Velázquez, con el que debió mantener una buena relación de amistad-, llegando a ser nombrado pintor real en 1625. Entre 1619 y 1621 realizó las obras correspondientes al monasterio de “Las Bernardas” de Alcalá de Henares, serie pictórica que influyo con fortuna en su carrera, acarreándole nuevos contratos en años sucesivos. Fruto de este éxito y, la idea de trasladar en todo lo posible a Jaén el modelo monacal alcalaíno -incluso en sus elementos muebles-, supuso el encargo por parte de D. Melchor al maestro Ángelo Nardi, de la decoración pictórica del retablo del altar mayor y de los colaterales de la iglesia del monasterio de Jaén. Para el acople de los cuadros del italiano, que ya estaban terminados y que poseía el obispo -suponemos en su sede toledana-, se suscribió un contrato con el maestro ensamblador jienense Gil Fernández de las Peñas en 1634, para la realización de la estructura arquitectónica de madera y mazonería de dichos retablos(13), según traza aprobada por Juan Fernández, Maestro Mayor de la Iglesia de Toledo, y que venía impuesta, por tanto, desde Toledo, por el obispo de Troya. Este mismo maestro local ya había realizado el sagrario de retablo mayor en 1628, y posteriormente, en 1644, realizará la sillería del coro. Suponemos por ello, que D. Melchor de Vera habría encargado a Ángelo Nardi la realización de los lienzos del retablo, en un momento comprendido entre, la conclusión de las obras del monasterio en 1626, y el año1634. Dedicado a la Inmaculada Concepción, consta el retablo mayor de: banco y piso con tres calles, siendo las laterales y el ático las que soportan las pinturas. Los colaterales de la Anunciación y Asunción, son retablos marco para alojar una única pintura de grandes dimensiones.
Por los mismos años, otro personaje estrechamente relacionado con el cardenal Sandoval, Don Sebastián García de la Huerta –secretario personal de éste y racionero de la catedral primada-, encarga al pintor italiano los trabajos pictóricos de la Capilla de la Concepción de Nuestra Señora de México de la villa de La Guardia (Toledo), pinturas que concluye en 1632(14) . Son estos los años propuestos para la realización del retablo mayor y los colaterales de Jaén y sus 11 pinturas actuales. Con toda probabilidad entre 1632 (año en que termina los trabajos de iglesia de la Guardia) y 1634.
Pascual Madoz duda de la autoría de Nardi de algunos de los cuadros(15). Parecen de su mano, a su criterio, el Cristo en la cruz del ático, Santa Teresa (que confunde con santa Clara), Santa Catalina y los dos grandes lienzos de los retablos colaterales de la Anunciación y de la Asunción –al que elogia y, del que destaca, la firma del autor Angelus Nardi, Pictor Rex, 1634-. Del resto, se atreve a proponer una supuesta "sobreposición" de cuadros consiguiendo con ello ocultar a la vista los originales de Nardi. Realmente, los que pudo ver, no debieron parecerle de calidad suficiente para asignar el total del conjunto a tan afamado pintor. Alfredo Cazabán Laguna(16), aunque sigue fielmente la descripción de Madoz, piensa que todas las obras que ve en los retablos son suyas, es decir 11 de las 15, que según cuenta, le fueron encargadas. Para Ceán Bermúdez son 11 las pinturas del retablo mayor, y 2 las de los colaterales(17), aunque anteriormente se hubiera referido a un total de 15, sin especificar su lugar de ubicación(18). Coincide Ceán Bermúdez con Antonio Ponz en el número de obras del retablo mayor -11- y de los colaterales -2- (19). Pero es Pérez Sánchez quien menciona las composiciones iconográficas de los lienzos de los tres retablos corrigiendo a Ceán. Retablo mayor: 1. Calvario.-2 Nacimiento.-3 San Francisco.-4 San José.- 5 y 9 Santas Bernardas.- 6 Sagrada Familia con Santa Ana.- 7 Santa Clara.- 8 Santa Catalina. Retablos colaterales: Asunción y Anunciación(20). No resulta difícil dar explicación a las contradictorias cifras que los distintos autores van aportando en sus descripciones de los retablos, al sumar 9 lienzos del retablo mayor, y añadir a éste los 2 de los colaterales, lo que nos daría un número de 11. Volviendo a sumar los 2 de los colaterales –lo que da un número de 13-. Error que sistemáticamente reproducen diferentes autores al copiar referencias sin comprobación alguna. Otro posible error, en este caso tipográfico, será el que provoca el cambio de 13 por 15 en la descripción de cuadros, que Ceán comunica, y que Cazaban Laguna repite.
La abadesa y religiosas se comprometieron «a tener siempre por su único Fundador y Señoría o Patrón perpetuo al dicho Sr. Obispo de Troya, y no consentir poner otras armas que las de su Señoría en él, ni que sepultara otro cuerpo en la Capilla Mayor de su Iglesia, salvo el de su Señoría o con su licencia» (21).
El cuadro de la Lactación de Úbeda posee en el frente del altar, un escudo heráldico con corona de noble que no se relaciona con el escudo del obispo de Troya, por lo que esto alejaría la hipótesis de la ubicación inicial del cuadro en el monasterio de Las Bernardas formando parte del retablo mayor (a pesar de la confusión en el número de cuadros, a través de los datos aportados por los historiadores, que podría hacernos pensar en una improbable cabida de alguno más en su estructura. Y a pesar, también, de la proximidad de medida con alguno de ellos, como el Nacimiento de 180x110 cm., que podría hacernos dudar de una ubicación primigenia en ese lugar). Pero la estrecha relación de Don Melchor con el cardenal Sandoval y la orden de San Bernardo, unido a la escasa proliferación de la obra de Nardi fuera de las provincias de Madrid y Toledo, hacen sospechar el encargo por algún personaje benefactor del monasterio jienense, con la intermediación del fundador; o como posible homenaje onomástico al inspirador inicial de la obra monástica de Jaén. De otra manera es difícil explicar que una obra de estas características, de marcado carácter monacal y cisterciense, se encuentre tan alejada del foco habitual de creación artística del italiano.
29 de diciembre de 2014
1- Moreno Mendoza, Arsenio. La pintura en la Ciudad de Úbeda en el siglo XVI: Una aproximación histórica. Laboratorio de Arte 15. p. 98. 2002
2- Navarrete Prieto, Benito. La pintura andaluza del siglo XVII y sus fuentes grabadas. p. 34. 1998
3- Calvo Castellón, Antonio. Alonso Cano. Espiritualidad y modernidad artística. p. 91 Granada 2001
4- Fotografía. San Bernardo y el milagro de la lactación. Anónimo bergamesco del siglo XVI. Catálogo de la Galleria Colonna. Roma 1981
5- Serrano Estrella, Felipe. Fundamentos para la creación de un monasterio femenino: El caso de la Concepción Franciscana de Jaén, “Las Bernardas”. La clausura femenina en España: Actas del simposium. 1-4/IX/2004. Vol. 2. 2004
6- Ibídem op. citada p. 1016
7- Molina Prieto, Andrés. Don Melchor de Soria y Vera, fundador del convento giennense de “las Bernardas”, Jaén 1993.
8- Constituciones son las impresas en Toledo, por Juan Ruiz de Pereda, impresor del Rey nuestro Señor. Año de 1641
9- Bel Bravo, María Antonia. “Las Bernardas” de Jaén: fundación y vida religiosa de las Monjas Clarisas a través de sus Constituciones. La clausura femenina en España: Actas del simposium. 1-4/IX/2004. Vol. 2. 2004 p.982
10- Yáñez Neira, Damián. El Monasterio de San Bernardo de Alcalá de Henares, Institución de Estudios Complutenses Alcalá 1990, p. 129.
11- Ossorio Díaz, Beatriz. Algunos aspectos sociológicos de la vida en el Monasterio franciscano de “Las Bernardas” de Jaén durante los siglos XVII y XVIII. La clausura femenina en España: Actas del simposium. 1-4/IX/2004. Vol. 2. 2004
12- Ibídem op. citada p. 982
13- Galiano Puy, Rafael. Catálogo de artistas y artesanos de la ciudad de Jaén (1634-1684) De Juan de Aranda Salazar a Eufrasio López de Rojas (I). Instituto de estudios Giennenses. 2011. p.152.
14- Marías, Fernando. La arquitectura del renacimiento en Toledo (1541-1631).Instituto provincial de investigación y estudios toledanos. 1983-1986. p. 178
15- Madoz, Pascual. Diccionario geográfico –estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar. Vol. IX. Madrid 1847 p.553.
16- Cazabán Laguna, Alfredo. Revista Don Lope de Sosa nº 39 marzo 1616. p 77. Úbeda.
17- Ceán Bermúdez, Juan Agustín. Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las bellas artes en España. Tomo tercero L-O. Madrid 1800. p. 224
18- Ceán Bermúdez, Juan Agustín. Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las bellas artes en España. Tomo tercero L-O. Madrid 1800. p. 222
19- Ponz, Antonio. Viage de España: en que se da noticia de las cosas mas apreciables, y dignas de saberse, que hay en ella. Tomo XVI. Madrid 1791. p.194
20- Angulo, Diego y Pérez Sánchez, E. Historia de la pintura española. Escuela madrileña del primer tercio del s. XVII. Instituto Diego Velázquez. Madrid 1969. p.284
21- Bel Bravo, María Antonia. “Las Bernardas” de Jaén: fundación y vida religiosa de las Monjas Clarisas a través de sus Constituciones. La clausura femenina en España: Actas del simposium. 1-4/IX/2004. Vol. 2. 2004 p. 987
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