Santa María de los Reales Alcázares; Blog “Hablar de este hermoso templo es, pues, en una palabra, hablar de los ubetenses de todo linaje y casta; ya vivan entre nosotros, ya estén en tierras lejanas, porque a todos, de esta Iglesia el mismo amor nos inflama; y todos hasta la muerte la llevan dentro del alma”.
Santa María de los Reales Alcázares; Blog “Hablar de este hermoso templo es, pues, en una palabra, hablar de los ubetenses de todo linaje y casta; ya vivan entre nosotros, ya estén en tierras lejanas, porque a todos, de esta Iglesia el mismo amor nos inflama; y todos hasta la muerte la llevan dentro del alma”.
jueves, 20 de enero de 2011
DESAPARECIDAS TUMBAS BLASONADAS
“Caballeros Veinticuatro”
Al hilo de lo que denunciábamos en este mismo medio la semana pasada, quisiéramos recordar al ubetense de a pie (y al que va a caballo) otra cuestión relacionada con el mismo templo.
También tenía esta iglesia mayor, a lo largo del suelo de la nave central, cinco lápidas blasonadas de antiguos enterramientos, dos de ellas eran de piedra, una de mármol blanco y dos de mármol negro.
Las dos primeras estaban labradas en piedra de cantería y una correspondía a la fosa donde tenía sepultura la comunidad de beatas del Emparedamiento de Sancho Iñiguez de Zambrana y la otra correspondía a la de don Pedro de la Villa, que fue capellán del rey Felipe III y vicario de Santa María, falleciendo en el año 1613. La lápida de mármol blanco pertenecía al enterramiento del distinguido ubetense don Rodrigo de Orozco. Las dos restantes, realizadas en mármol negro, sólo tenían escudos –con leyenda muy poco legible- que bien podían corresponder a las armas de los Molina y la otra tumba a la de los Fonseca.
Pues bien, tanto los escudos de los obispos que tratábamos en el capítulo anterior, como las lápidas blasonadas que mencionamos en éste, sabemos que no han vuelto a su lugar de origen, por lo que pedimos sean colocados en lugar dentro del recinto de la iglesia para que el visitante las pueda presenciar y su historia permanezca unida a la del templo y de esta manera no se pierdan, como los dos escudos que han desaparecido en la restauración que se ha llevado a cabo últimamente en la Iglesia de la Santísima Trinidad.
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