El primer cartel lo colgaron en la iglesia de Santa María, objetivo habitual de este grupo que, tal y como anunció hace años, mantendrá mientras siga cerrada (ya suma 26 años) debido a unas interminables y no siempre certeras obras de restauración. Pidieron a las administraciones «que procuren no hacer más desaciertos de los denunciados por otros entendidos en arte y que no hagan más pastiches», pues lo que desean es que «las restauraciones sean tales y no reinvenciones».
La segunda pancarta se puso en la iglesia de San Lorenzo, cuyo estado de conservación es lamentable y que sigue a la espera de un acuerdo entre administraciones y Obispado.
Reivindicaron una pronta intervención en la techumbre y en el interior, antes de que le suceda «lo que a la no menos histórica y singular ermita de San Bartolomé», hoy casi desaparecida. Aunque rogaron que las obras «no sean como las acometidas recientemente con el empedrado de la plaza del mismo nombre».
El grupo ante el Palacio de los Orozco. / ROMÁN
Finalmente, el tercer cartel fue anclado en el Palacio de los Orozco de la plaza de San Pedro, que igualmente amenaza ruina, viéndose ya su fachada bastante deteriorada. En este caso, los Caballeros Veinticuatro aseguraron que el inmueble se derruirá totalmente «si sus actuales dueños no lo remedian», y criticaron igualmente la «pasividad» del Ayuntamiento.
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