LAS DESAPARECIDAS BÓVEDAS BARROCAS DEL INTERIOR.
Después de 1368 se inicia la destrucción de la mezquita mayor con la edificación del actual templo, siguiendo el patrón de las iglesias mudéjares sevillanas de la segunda mitad del siglo XIV. Tres naves, separadas por pilares, aquí de piedra y no de ladrillo, separados por arcos apuntados góticos y con amplia cabecera cuadrada, destacada en planta. A estas naves se le añade en el lado norte otra más pequeña para enlazar con el claustro y otra más corta a los pies de la nave lateral derecha. El conjunto se cubría por un artístico artesonado morisco policromado.
Debido al mal estado de la madera por los grandes temporales de 1652, que afectaron al conjunto de los tejados y que hicieron peligrar la estabilidad del templo. Esta fue de la razón de la sustitución en 1723 de las cubiertas de madera y tejados de las tres naves por tres bóvedas encamonadas de medio cañón con lunetos y arcos fajones. A causa de las mismas los muros externos fueron recrecidos para permitir la colocación de las ventanas en las naves laterales. Las bóvedas descansaban sobre una cornisa corrida de yeso y piedra, resaltada con ménsulas de cuerpo bulboso y decoración vegetal bajo los arcos fajones. Éstos seguían la línea de los pilares en todos los tramos salvo en el de la cabecera; aquí descansaban sobre la clave de los arcos construidos en el siglo XVI. Con la construcción de los mencionados arcos, se suprime el primer tramo de la nave central, con lo que nos queda un amplio tramo para adosar en él un nuevo coro.
Una obra atrevida que supuso la creación de un gran arco rebajado a cada lado, realizada por la escuela de Vandelvira, en tiempos de D. Francisco Delgado, obispo de 1566 a 1577, pues su escudo figura en su intradós. Los treinta lunetos de las bóvedas estaban decorados con grutescos de color blanco sobre fondo azul. Los de las naves laterales tenían ventanas. La misma decoración presentaban los arcos fajones de la misma; entre arco y arco fajón aparecían dibujados en recuadros motivos vegetales y en la bóveda central aparecían dibujados los escudos de los obispos que han favorecido a la colegial, en el primer recuadro el escudo de Don Pascual, fundador de la Colegiata, año 1250; en el segundo recuadro que es en el crucero D. Gutierre Téllez, año 1317; D. García Pérez, año 1301 en el tercer recuadro que es en la entrada al coro; en el cuarto recuadro las armas de D. Nicolás de Biedma; año 1371, y en el quinto recuadro las armas de Don Diego de los Cobos, año 1562.
La construcción de las bóvedas supuso un fuerte cambio en el alzado y la creación de problemas de empujes sobre unos pilares y cimentación pensados para recibir cargas de una techumbre de madera. Debido a los empujes de las cubiertas desde 1766 comienza los problemas de ruina en los cimientos, muros y pilares. En el siglo XIX el Prior Don Alejandro Monteagudo realiza las bóvedas de cañón de las naves laterales dónde se abren las capillas y reforma las naves principales. En 1914, se procede al atirantado de la nave central, restauración de muros y construcción de arcos rebajados en las naves laterales para contrarrestar el peso de las bóvedas.
En junio de 1930, se procede al cierre al culto de la iglesia debido a la inclinación de los pilares de la nave sur y a la amenaza de derrumbe de los pilares y de la techumbre. La causa del derrumbe es a causa del gran peso y empujes de las bóvedas. Tras la obras de restauración, en las que se restauran muros, se apean y reedifican pilares, se realizan contrafuertes para contrarrestar el peso de las bóvedas barrocas. Tras cuatro largos años de restauración en Agosto de 1934, se abre de nuevo al culto.
En Julio de 1983, siendo obispo de Jaén, Miguel Peinado Peinado, la iglesia se cierra al culto de nuevo ante la amenaza de ruina y derrumbe de su estructura, a causa de los empujes que ocasionan las bóvedas del siglo XVIII. Hasta el año 1986, estas bóvedas barrocas cubrieron las naves principales del interior del templo colegial. Ya que debido a la inminente amenaza de derrumbe de las mismas se procede a su desmontado. En estas obras de 1986, el templo sufrió un gran deterioro y la amenaza de la desaparición total del edificio era ya inevitable.
Afortunadamente, en 1992 la Consejería de Cultura del Gobierno Andaluz, se hace cargo de las obras de consolidación y así evitar su derrumbe hasta que en 1998, la iglesia es rescatada de su total desaparición.
Será Enrique Venegas quien tome las riendas de la restauración, haciendo un profundo estudio del edificio, asegurando sus débiles cimientos (verdadero causante de la ruina), así como sus pilares y arcos,…
Después de 1368 se inicia la destrucción de la mezquita mayor con la edificación del actual templo, siguiendo el patrón de las iglesias mudéjares sevillanas de la segunda mitad del siglo XIV. Tres naves, separadas por pilares, aquí de piedra y no de ladrillo, separados por arcos apuntados góticos y con amplia cabecera cuadrada, destacada en planta. A estas naves se le añade en el lado norte otra más pequeña para enlazar con el claustro y otra más corta a los pies de la nave lateral derecha. El conjunto se cubría por un artístico artesonado morisco policromado.
Debido al mal estado de la madera por los grandes temporales de 1652, que afectaron al conjunto de los tejados y que hicieron peligrar la estabilidad del templo. Esta fue de la razón de la sustitución en 1723 de las cubiertas de madera y tejados de las tres naves por tres bóvedas encamonadas de medio cañón con lunetos y arcos fajones. A causa de las mismas los muros externos fueron recrecidos para permitir la colocación de las ventanas en las naves laterales. Las bóvedas descansaban sobre una cornisa corrida de yeso y piedra, resaltada con ménsulas de cuerpo bulboso y decoración vegetal bajo los arcos fajones. Éstos seguían la línea de los pilares en todos los tramos salvo en el de la cabecera; aquí descansaban sobre la clave de los arcos construidos en el siglo XVI. Con la construcción de los mencionados arcos, se suprime el primer tramo de la nave central, con lo que nos queda un amplio tramo para adosar en él un nuevo coro.
Una obra atrevida que supuso la creación de un gran arco rebajado a cada lado, realizada por la escuela de Vandelvira, en tiempos de D. Francisco Delgado, obispo de 1566 a 1577, pues su escudo figura en su intradós. Los treinta lunetos de las bóvedas estaban decorados con grutescos de color blanco sobre fondo azul. Los de las naves laterales tenían ventanas. La misma decoración presentaban los arcos fajones de la misma; entre arco y arco fajón aparecían dibujados en recuadros motivos vegetales y en la bóveda central aparecían dibujados los escudos de los obispos que han favorecido a la colegial, en el primer recuadro el escudo de Don Pascual, fundador de la Colegiata, año 1250; en el segundo recuadro que es en el crucero D. Gutierre Téllez, año 1317; D. García Pérez, año 1301 en el tercer recuadro que es en la entrada al coro; en el cuarto recuadro las armas de D. Nicolás de Biedma; año 1371, y en el quinto recuadro las armas de Don Diego de los Cobos, año 1562.
La construcción de las bóvedas supuso un fuerte cambio en el alzado y la creación de problemas de empujes sobre unos pilares y cimentación pensados para recibir cargas de una techumbre de madera. Debido a los empujes de las cubiertas desde 1766 comienza los problemas de ruina en los cimientos, muros y pilares. En el siglo XIX el Prior Don Alejandro Monteagudo realiza las bóvedas de cañón de las naves laterales dónde se abren las capillas y reforma las naves principales. En 1914, se procede al atirantado de la nave central, restauración de muros y construcción de arcos rebajados en las naves laterales para contrarrestar el peso de las bóvedas.
En junio de 1930, se procede al cierre al culto de la iglesia debido a la inclinación de los pilares de la nave sur y a la amenaza de derrumbe de los pilares y de la techumbre. La causa del derrumbe es a causa del gran peso y empujes de las bóvedas. Tras la obras de restauración, en las que se restauran muros, se apean y reedifican pilares, se realizan contrafuertes para contrarrestar el peso de las bóvedas barrocas. Tras cuatro largos años de restauración en Agosto de 1934, se abre de nuevo al culto.
En Julio de 1983, siendo obispo de Jaén, Miguel Peinado Peinado, la iglesia se cierra al culto de nuevo ante la amenaza de ruina y derrumbe de su estructura, a causa de los empujes que ocasionan las bóvedas del siglo XVIII. Hasta el año 1986, estas bóvedas barrocas cubrieron las naves principales del interior del templo colegial. Ya que debido a la inminente amenaza de derrumbe de las mismas se procede a su desmontado. En estas obras de 1986, el templo sufrió un gran deterioro y la amenaza de la desaparición total del edificio era ya inevitable.
Afortunadamente, en 1992 la Consejería de Cultura del Gobierno Andaluz, se hace cargo de las obras de consolidación y así evitar su derrumbe hasta que en 1998, la iglesia es rescatada de su total desaparición.
Será Enrique Venegas quien tome las riendas de la restauración, haciendo un profundo estudio del edificio, asegurando sus débiles cimientos (verdadero causante de la ruina), así como sus pilares y arcos,…
No hay comentarios:
Publicar un comentario