Santa María de los Reales Alcázares; Blog
“Hablar de este hermoso templo es, pues, en una palabra, hablar de los ubetenses de todo linaje y casta; ya vivan entre nosotros, ya estén en tierras lejanas, porque a todos, de esta Iglesia el mismo amor nos inflama; y todos hasta la muerte la llevan dentro del alma”.
Santa María de los Reales Alcázares; Blog
“Hablar de este hermoso templo es, pues, en una palabra, hablar de los ubetenses de todo linaje y casta; ya vivan entre nosotros, ya estén en tierras lejanas, porque a todos, de esta Iglesia el mismo amor nos inflama; y todos hasta la muerte la llevan dentro del alma”.
En el presente trabajo, titulado Introducción a la Restauración de la
Basílica de Santa María de los Reales Alcázares, colección de artículos,
recopilo artículos de opinión, investigación y noticias relacionados con la
rehabilitación de dicha Iglesia, entre las primeras y décadas centrales del
siglo XX y sobre la última y larga reconstrucción, no exento de polémica que
fue sometido este inmueble desde el año 1986 hasta 2011.
Estos artículos lo he recopilado de revistas y periódicos de ámbito tanto
local como provincial y de trabajos de investigación, que citaré al final de
este trabajo, en la bibliografía consultada.
El monumento, cuya fachada principal comparte protagonismo con el templo
del Salvador en la majestuosa plaza Vázquez de Molina (principal icono del
patrimonio renacentista ubetense), se edificó tras la conquista de la ciudad
por Fernando III el Santo en 1233 sobre la antigua mezquita aljama. Desde 1259
a 1852 fue colegiata, y su valor estético se debe sobre todo a la superposición
de estilos que presenta. La portada y fachada son del siglo XVII; la fachada
norte, renacentista; el claustro, antiguo patio de la mezquita, es gótico
tardío; dentro del claustro, los pilares y arcadas son gótico mudéjar y tiene
numerosas capillas de todos los estilos de los siglos XV al XVIII. El insigne
arquitecto Andrés de Vandelvira dejó su huella suprimiendo pilares y duplicando
la anchura de la nave central.
Basílica de Santa María de los Reales Alcázares. La Reja del Coro.
Juan Ángel López Barrionuevo
Reja del Coro de Santa María de los Reales Alcázares
La Basílica Menor de Santa María de los Reales Alcázares de Úbeda es, en la actualidad el único templo de la diócesis de Jaén que conserva casi en su integridad la riqueza rejera que acumuló en el período artístico conocido por Plateresco; época en que el Maestro Bartolomé de Salamanca, desde Jaén, surtió con sus rejas-retablos las necesidades diocesanas y otras del exterior. El muestrario se inicia con los herrajes de la capilla Becerra, de ingenio renacentista, y se apura con la hoy troceada reja del desaparecida del coro, donde ya hay mayores detalles clásicos, entre ambas se cuentan la bellísima de la capilla de la Yedra y la de la capilla de la Virgen de Guadalupe. Pero todas se aglutinan, en lo religioso, con una misma conceptuación plástica: la representación de María en su misterio de preconcepciones.
Nos habla José Molina Hipólito, en su estudio publicado de la Iglesia de Santa María, en la Revista Vbeda, de esta mencionada reja del coro: “Esta reja sin puerta y mutilados algunos de su elementos decorativos se levanta sobre dos sencillas banquetas. Los cuatro paños laterales, de barrotes retorcidos, separados por frisos decorados con delfines y terminados en dos cabezas de guerreros. El paño central lleva como tema principal, dos escudas en círculo con dos ángeles tenantes, del obispo D. Francisco Mendoza, que rigió la diócesis de Jaén de 1536 a 1543 y por cuyo mandado se hizo la reja en la primera fecha mencionada. El friso superior está decorado con aves estilizadas, y la coronación con tema de zarcillos y flores. Todos los elementos descritos se conservan modificados en su disposición. Para completar la descripción, basta decir que la coronación se articulaba con balaustres y eses simétricas adosadas a éstos en riguroso verticalismo, salvo en la parte central en la que aparecía una cruz; que los motivos repujados de los frisos iban dorados y que abundaban las rosetas”.
Según palabras de Pablo Jesús Lorite Cruz (Estudio de la sillería del coro de la catedral de Baeza a través de las fuentes archivísticas; Pablo Jesús Lorite Cruz), sobre la semejanza del coro de Santa María con los coros de las Catedrales de Jaén y Baeza: “…Dentro de todos los coros existentes o que existieron en las iglesias parroquiales y excolegiatas del Santo Reino (Úbeda, Alcalá la Real, Alcaudete, Iznatoraf, y Castellar), queremos aludir a los únicos dos coros que podían ser comparados con el coro de la Santa Iglesia Catedral de Jaén y de este modo concluir que el de la Catedral de Baeza, era de mayor importancia, a pesar de no mostrar la misma riqueza iconográfica que los anteriores. En comparación con el de la Colegiata de Úbeda (también desmantelado al día de hoy), éste mostraba unos relieves de gran valía y una reja realizada por el obispo Mendoza. Por la importancia del templo, sí se trataba de un coro más parecido al de un templo metropolitano, puesto que presentaba sillería baja y alta. También existía una vía sacra que conducía al presbiterio, que al igual que en la catedral de Baeza carecía de girola. Otra similitud con un coro catedralicio es su situación, pues se encontraba ocupando la nave central, separada del altar mayor por la cúpula del crucero. También disponía de un facistol de considerable tamaño”.
“Pese a todas estas similitudes y la posible mayor calidad de la obra, el coro de la colegiata ubetense es de menor tamaño, albergando un número inferior de sillas (ocupaba tan solo una nave). Aunque presentaba un órgano con una tribuna en el lado del Evangelio, tampoco la altura del tapizado alcanzaba las dimensiones del baezano”.
Por ultimo sobre esta hermosa reja obra del Maestro Bartolomé, en su paño central llevaba como tema principal, dos escudos en círculos con dos angelotes tenantes, del obispo don Francisco Mendoza, que gobernó la diócesis de 1538 a 1543 y sobre estos escudos el escudo con laurear de la colegial, sostenida igualmente por angelotes. La reja estaba formada con figuras repujadas en los frisos, barrotes torsos abiertos en rombos, cuerpos separados por frisos y calles con coronación. En la parte superior en chapa aparecía el tema de la Inmaculada en su clásica iconografía. Para más información pincha aquí. En los pilares de los arcos del crucero se hallan dos escudos de piedra policromada. Ambos blasones pertenecen al obispo Francisco Delgado López, que gobernó la diócesis entre 1566 al 1576.
Acerca de esta reja, en la actualidad, esta la puerta de esta la reja se perdió tras el saqueo de 1936; el resto fue troceado en la década de 1960 y se sus restos están en la Capilla del Santo Sepulcro, Capilla del Cristo de los Toreros y Capilla Bautismal, así como la cruz que hay en el claustro, hecha con la crestería de la reja. Quiero aclarar, que estas rejas, que cierran dichas capillas, junto a la capilla del Cristo Yacente; son trozos de la antigua Reja del desaparecido coro, situada en la nave central, y fue desmantelada en la década de los sesenta del siglo XX por mandato del párroco de aquel entonces de la iglesia Diego García Hidalgo, para cerrar dichas capillas, y decorar también el Altar Mayor de la hoy clusurada Iglesia de San Pedro. En cuanto a la autoría, hay general acuerdo en que se debe al maestro Bartolomé. El primero en atribuir su autoría fue Gómez Moreno en 1923 y posteriormente en 1983 Domínguez Cubero.
Reja del Coro en la Actualidad, troceada, cerrando diversas Capillas de la Basílica Menor de Santa María de Úbeda
A finales de la década de 1970, y tras las obras de mejora del Claustro de Santa María, los muros claustrales del citado recinto, se enriquece de cuatro apliques de forja y de una cruz, también de forja. Cabe decir que Tiznajo Forja, a través de los fragmentos procedentes de la desaparecida reja del Coro, realiza dicha cruz y estos candelabros.
En el año 2009, en la quinta y última fase de restauración de Santa María, se eliminan las nombradas lámparas, siendo sustituidos por la existente iluminaría de dudoso gusto. Desde entonces, han permanecido guardados en unas dependencias de dicha iglesia, hasta su actual recuperación (Primeras semanas de Agosto de 2020), y que gracias a la iniciativa de la Junta Directiva de la Cofradía del Santo Entierro, que los ha restaurado y lo ha instalado en su Capilla Canónica que tiene en la Basílica de Santa María de los Reales Alcázares.
Bibliografia:
SANTA MARÍA DE LOS REALES ALCÁZARES DE ÚBEDA, UN FOCO PLATERESCO DE LA REJERÍA ANDALUZA
Por José Domínguez Cubero. I.E.G. Edición Digital.
IGLESIAS DE ÚBEDA Y BAEZA
Quesada Quesada, José Joaquín / Córdoba, Almuzara, 2019
¿Dónde estarán los cinco escudos de armas de los
benefactores de la Antigua Colegial?Hoy
Basílica de SANTA MARÍA DE LOS REALES ALCÁZARES
Lo único salvado de estas bóvedas, fueron los cinco escudos de armas de los benefactores de la Colegial
(cuyos nombres eran Don Pascual; Don Gutiérrez Téllez; Don García Pérez;
Don Nicolás de Biedma y Don Diego de los Cobos) que se situaban en la desaparecida bóveda de la nave
central, Foto de Escudo de Oro.
Juan Ángel López Barrionuevo.
Uno de los Cinco Escudos desaparecidos, perteneciente a
Tras la muerte en cautividad de su predecesor, el deán, Juan Miguel y los canónigos de Jaén en cabildo se reunieron el 24 de febrero de 1301 y acordaron en elección como nuevo obispo a García el 3 de marzo de ese año y confirmó el arzobispo de Toledo el 8 de octubre de 1301.1
Tuvo el obispo ciertas donaciones de terrenos y el cortijo de Bocache en término de Torreperogil que donó a la Colegial de Úbeda, por elegir allí sepultura y estar enterrado.2
Uno
de los elementos perdidos, tras la larga restauración de Santa María de los
Reales Alcázares[1],
fueron las bóvedas encamonadas de medio cañón que cubrían las tres naves principales
de esta iglesia, de estilo barroco del siglo XVIII. Desaparecidas en el año
1986, fueron las principales causantes de la ruina de la iglesia, estaban
formadas de medio cañón, lunetos, arcos fajones a similar altura, y de muy
dudoso gusto. Para tal construcción, los muros externos hubieron de ser
recrecidos dos metros para permitir la colocación de las ventanas en las naves
laterales. Y así el espacio pasó a ser uno más luminoso. Las bóvedas
descansaban sobre una cornisa de escayola, resaltada con ménsulas de cuerpo
bulboso y decoración de grutescos en los arcos fajones. Estos seguían la línea
de los pilares en todos los tramos salvo en el falso crucero, que descansaban
en la clave de los arcos rebajados, construidos en el siglo XVI. Los lunetos
también se decoraban de decoración vegetal.
El
investigador Ginés Torres Navarrete, nos apunta que, en un documento público,
hecho ante el escribano de Úbeda Juan de Alaminos Calatrava, fecha 20 de julio
de 1723, respecto a la inminente ruina de los tejados, por el mal estado de las
maderas a causa de los continuados temporales; lo siguiente: "... Don
Pedro Gómez Castaño, presbítero, Canónigo de la Iglesia Mayor Collegial de esta
ciudad y mayordomo de los bienes y rentas de su fábrica, como más haya lugar en
derecho digo: Que ya V.M. tiene noticia de la peligrosa ruina que amenaza la
cubierta de madera y texados...”
Las
obras debieron realizarse en breve tiempo. Ruiz Prieto nos dice que “...Cabildo
Colegial, en sesión de 27 de mayo de 1724, acordó se fijasen las armas del
obispo que en aquellos años regia la diócesis, D. Rodrigo Marín y Rubio, en el
frontis del arco toral; se dispuso fueran de yeso cortados talla. En el primer
recuadro de la nave de enmedio, las armas del señor obispo: D. Pascual, que
gobernó la diócesis de 1250 a 1275. En el segundo recuadro que es en el
crucero, el Capelo que había en memoria de estar en el enterrado el señor D.
Gutiérrez Terez, que gobernó de 1317 a 1332.En el tercer recuadro a la entrada del Coro, otro Capelo que había donde
está enterrado el Señor obispo D. García Pérez, Arcediano que fue de Úbeda y
que elegido obispo en 1301, murió en 1316. En el cuarto recuadro las armas del
señor Nicolás de Biedma, que dio constituciones nuevas a esta iglesia en 1371.
En el quinto recuadro las armas del señor D. Diego de los Cobos y Molina, natural
de Úbeda, que dejó a esta iglesia el patronato del Hospital de Santiago. Se
fija lugar y sitio para las armas del Ilmo., Sr. D. Antonio de Brizuela y
Salaman y fue encima de la reja de la Capilla de la Yedra".
Anterior bóveda de Santa María. Foto J.J. García Toral
El
obispo autoriza al Cabildo Colegial a tomar dinero a censo sobre las rentas de
la fábrica, por decreto de 17 de julio de 1723, hasta seiscientos ducados...; Pierde
entonces Santa María su viejo y artístico artesonado a cambio de las bóvedas;
dentro de las coordenadas estéticas del momento, sus naves, muros y pilares se
vieron enfundadas por pesadas estructuras barrocas, con lo cual su interior
perdió diafanidad y volumen.
Lo
único salvado de estas bóvedas, fueron los cinco
escudos de armas de los benefactores de la Colegial (cuyos nombres eran Don
Pascual; Don Gutiérrez Téllez; Don García Pérez; Don Nicolás de Biedma y Don
Diego de los Cobos) que se situaban en la nave central, como ya dijimos
anteriormente. Desde el año 1987- hasta el año 2001, antes de la terminación de
la tercera fase de la restauración del templo, estos blasones pintados al óleo,
se guardaban en la capilla del Santo Entierro, cuando finalizó la obra de la
iglesia en marzo de 2011, que duraron 28 años, estos escudos, aún se guardaban
en Santa María. Por aquella época la Asociación Caballeros 24, reivindicaron
que se volvieran a poner estos escudos de armas de los beneficiarios de Santa
María, como lo demostramos a continuación…:Santa María y una vez
abierta al público, nos hemos lamentado de que en nuestra iglesia mayor se han
perdido, bien por deterioro o “por cambio de domicilio”, cinco losas de
enterramientos con sus respectivos escudos heráldicos que había diseminadas por
el suelo de la iglesia. Si se destruyeron en las obras habría que buscar
responsabilidades y si están en otro lugar que se reubiquen en el pavimento de
alguna capilla del claustro y en el enlosado del mismo. En ese mismo tiempo
también pedimos que los cinco escudos “iluminados” pertenecientes a sus obispos
benefactores y que existían a lo largo de la bóveda de la nave central, se
volvieran a colocar en algún lugar de la iglesia dado que forman parte de su
historia y son piezas que pertenecen a su patrimonio.
Aprovechando la ocasión y la
buena predisposición de Juan Ignacio Damas, sacerdote responsable de este
templo, le instaríamos a que se pusiera en contacto con las asociaciones
culturales y ciudadanos de cierto cacumen de la ciudad para ver qué les
sugieren en cuestión de exhibir los cuadros de esta iglesia que aún no han sido
colgados y qué es lo que se va a exponer en las dependencias de su Sala
Capitular. También le pediríamos que se pudieran exhibir en el claustro (o en
la misma sala) algunas piezas de piedra labrada que se encuentran amontonadas
en una dependencia al aire libre de la parte de poniente. Nosotros estaríamos
dispuestos a colaborar si se nos lo pidiera....”.
Lamentablemente,
tras la entrega de la iglesia al Obispado de Jaén, y durante la preparación de
la iglesia para el culto, Abril a Mayo de 2011, ya no se volvió a saber más de los
mencionados escudos heráldicos y se perdieron la pista de los mismos… Pero esto
es otra historia…
Bibliografía
consultada:
Historia
de Úbeda en sus Documentos; Tomo IV: Parroquias; Ginés Torres Navarrete.
Santa
María de los Reales Alcázares; Antonio Almagro García.
Escudos
Heráldicos de Úbeda; Juan Gabriel Barranco Delgado.
[1]Tras la finalización de las obras de Santa
María (1983-2011), se recobró escenográficamente la pureza y modestia de un
templo gótico-mudéjar sevillano.
Recuperadas dos Tablas de la Sillería de Santa María de los
Reales Alcázares…
Juan
Ángel López Barrionuevo
Puerta doble con dos relieves realizados en madera de nogal natural representando a San Juan Evangelista y Santiago el Menor y datados en la primera mitad del siglo XVI. Fotos de Tomi Barrionuevo y Fuente Propia
Gracias a las gestiones
realizadas por José Antonio Mesa Beltrán[1], se ha recuperado hace
unos días para la Basílica de Santa María de los Reales Alcázares, dos tablas
que formaban parte de la desaparecida sillería del antiguo coro., con la
representación San Juan Evangelista y Santiago el Menor...
Cristo de la Caida de Benlliure, y Altar Mayor de Santa María, en cuyo testero podemos admirar restos de las antigua silleria, años 1940. Foto gentileza Jose Luis Latorre Bonachera
"El magnífico y
espacioso coro que ocupa el centro de la iglesia se construyó por los años de
1538 a 1 550, bajo los auspicios del piadoso celo de los obispos de la Diócesis
D. Francisco de Mendoza y D. Pedro Pacheco. [...] El segundo prelado ayudó con
limosna a construir la sillería que tallaron los maestros Juan de Reolid y Luis
del, Aguila; la labor en conjunto es grandiosa, pero en sus detalles no se
observa la delicadeza y corrección de otras obras de este género que existen en
Úbeda. Exceptuando la Silla Episcopal y su coronación, que son de superior
mérito…” Foto Jose Manuel Almansa Moreno
Desde hace pocos días,
las podemos disfrutar y contemplar en la Antesacristía de la misma iglesia, un
aliciente más para la visita cultural, a este edificio religioso, uno de los
principales emblemas de la ciudad.
En cuanto a esta
sillería, una gran parte se perdió en la guerra civil, algo se conserva en el
archivo municipal y puede que alguna tabla, (está aún por estudiar este tema)
se encuentre en el retablo del Hospital de Santiago, amén de la que hasta hace pocos
años podíamos admirarlos en la Capilla del mismo Hospital, junto a otras
tablas de la misma (hoy Auditorio) ... tras la restauración del lugar (año
2018) no han vuelto a su lugar....
Pero en esta ocasión, voy
a exigir a la propia parroquia de San Pablo Santa María, que reclame al
Ayuntamiento de Úbeda, varios restos de esta misma sillería, que conservan en
su propiedad, para que vuelvan a la iglesia de Santa María de los Reales
Alcázares.
Aquellos cuadros con restos de la sillería del coro de la capilla del Hospital de Santiago, que hasta hace unos años adornaban dicha capilla (hoy auditorio).
A partir del libro
titulado Los Bienes Muebles del Ayuntamiento de Úbeda ESTUDIO Y CATALOGACION,
realizado David Rodríguez Martínez
Sabemos que restos de
esta sillería, se guardan actualmente en el Archivo Histórico Municipal.
Cabe indicar por Ruiz
Prieto que la sillería fue costeada por D. Pedro Pacheco, y los artífices
fueron Juan de Reolid y Luis de Aguilar y en 1550 fue tasada de la siguiente
manera: “Treinta cuatro sillas altas y bajas en doscientos sesenta y
cuatro mil novecientos cuarenta y seis maravedíes. Los escaños en veinte mil cuatrocientos
cuatro. La talla de los pilares de las sillas bajas con sus veneras en siete
mil diecisiete; otras sillas altas y la episcopal en trescientos siete mil
seiscientos cuarenta y uno y la altura de las sillas y demás obra, como el
ancho, en veinticuatro mil ciento cincuenta y cuatro. Estaba hecha en nogal”[i].
Basándonos en el catálogo de David Rodríguez
Martínez, el primer resto, fue reciclado para una mesa de despacho, en la época
1939-1960.
Mesa despacho realizada con restos de la sillería
David Rodríguez nos
relata acerca de la misma los siguiente: “… Dimensiones: 86 x 171 x 77 cm;
Procedencia: coro de la antigua Colegiata de Santa María de los Reales
Alcázares; Ubicación: Archivo Histórico Municipal de Úbeda. Descripción: al
igual que en los casos anteriores, este mueble está realizado con piezas procedentes
del destruido coro de la iglesia de Santa María de los Reales Alcázares
(esculpido a mediados del siglo XVI por Juan de Reolid y Luis del Aguilar) La
mesa está compuesta por dos cajoneras de tres cuerpos cada una, insertadas en
el lateral del mueble. Estas dejan un hueco central resuelto con un faldón que
contiene dos cajones enmarcados por molduras y rosetones. En la parte posterior
del mueble se aprecian dos tablas que sirven de fondo para los laterales y que
exponen tallas de grutescos y figuras antropomorfas motivos que también
aparecen en la parte lateral. EI faldón está decorado con motivos vegetales,
que siguen el mismo ritmo que las escuadras que lo refuerzan. La parte inferior
apoya en seis bolas que dan al suelo, …”
Volviendo otra vez a David
Rodríguez Martínez, mencionamos de un expositor realizado a doble faz con
restos del coro de la antigua Colegiata de Santa María de los Reales Alcázares
de Úbeda. “…En el caso de este expositor se utilizaron las columnas de la silla
episcopal del coro, una magnífica obra elaborada en torno al año 1550 por los
maestros Juan de Reolid y Luis de Aguilar. De éste tenemos la siguiente
descripción de Ruiz Prieto: "El magnífico y espacioso coro que ocupa el
centro de la iglesia se construyó por los años de 1538 a 1 550, bajo los
auspicios del piadoso celo de los obispos de la Diócesis D. Francisco de
Mendoza y D. Pedro Pacheco. [...] El segundo prelado ayudó con limosna a
construir la sillería que tallaron los maestros Juan de Reolid y Luis del,
Aguila; la labor en conjunto es grandiosa, pero en sus detalles no se observa
la delicadeza y corrección de otras obras de este género que existen en Úbeda.
Exceptuando la Silla Episcopal y su coronación, que son de superior mérito…”
Por último, referir que,
con la recuperación de estas tablas, no todo se perdió durante los
acontecimientos acaecidos en la guerra civil,
A
sí describe Juan Pasquau la Guerra Civil Española en Úbeda, uno de
los episodios más dramáticos de la historia reciente de nuestro
país.
«Desde el 18 de
julio de 1936, fecha del Glorioso Alzamiento Nacional, hasta el 29 de Marzo de
1939, Úbeda gimió presa. Fueron saqueadas todas las iglesias y quemadas todas
las imágenes, entre blasfemias y sacrilegios inenarrables. Los templos
sirvieron de cuadras y garajes. Fueron encarcelados y asesinados, sin mediar
formalidad legalista alguna y en medio de la más absoluta impunidad, muchos
buenos ubetenses por su condición de católicos, por sus ideas políticas
desafectas al extremismo “rojo” o, simplemente, por odios personales».
.
En la tarde del 26 de
julio de 1936, festividad de Santa Ana, nuestros templos fueron saqueados,
arrastrándose muchas de las imágenes devocionales hacia una gran hoguera en
donde se quemaron siglos de arte. No solamente se destruyeron esculturas y
pinturas, sino también documentos de archivo, así como muchos de los retablos
que adornaban nuestros templos (las fotografías antiguas dan fe de la
monumentalidad barroca que atesoraban las iglesias ubetenses, como La Trinidad,
San Pablo, Santa Clara, Santo Domingo, etc.).
Es falso que todas las
obras del patrimonio ubetense desaparecieran en esa gran hoguera realizada en
la tarde del 26 de julio de 1936. Muchas piezas se conservaban en su ubicación
original hasta fechas avanzadas de la contienda; de hecho, en 1938 tenemos el
informe particular realizado por Miguel Campos Ruiz en donde habla de un gran
número de obras y del estado de conservación de nuestros templos (haciendo
especial hincapié en los bienes de la Capilla del Salvador). Sin embargo,
parece que a partir de este momento se incrementa la rapiña y el interés de
ansiosos coleccionistas por poseer pinturas y esculturas de especial valor
artístico.
Esto demuestra una vez
más, que dentro de nuestra nueva historia contemporánea siempre se citan los
descalabros de la Guerra Civil para justificar la destrucción de nuestro
patrimonio, si bien lo cierto es que ya muchos de los bienes se habían perdido
durante la Invasión Francesa y las diferentes desamortizaciones eclesiásticas o
intentos modernizadores del siglo XIX. A pesar de todas estas pérdidas, es en
las últimas décadas cuando asistimos a un proceso destructivo de carácter más
quieto y reservado, pero, no por ello, menos traumático
Fuentes:
Archivo propio, José
Manuel Almansa Moreno
Los Bienes Muebles del
Ayuntamiento de Úbeda ESTUDIO Y CATALOGACION, David Rodríguez Martínez
[i]La
sillería desaparecida en la Guerra Civil de 1936, fue costeada (según Ruiz
Prieto), por D. Pedro Pacheco, y los artífices fueron Juan de Reolid y Luis de
Aguilar y en 1550 fue tasada de la siguiente manera: “Treinta cuatro sillas
altas y bajas en doscientos sesenta y cuatro mil novecientos cuarenta y seis
maravedíes. Los escaños en veinte mil cuatrocientos cuatro. La talla de los
pilares de las sillas bajas con sus veneras en siete mil diecisiete; otras
sillas altas y la episcopal en trescientos siete mil seiscientos cuarenta y uno
y la altura de las sillas y demás obra, como el ancho, en veinticuatro mil
ciento cincuenta y cuatro. Estaba hecha en nogal”. Mención cabe que la
desaparecida silla episcopal era obra del maestro Gutierre Gierero. Fue donada
al Colegial de Santa María en 1549, por el Cabildo de la Catedral de Jaén.
Basílica de Santa María de los Reales Alcázares. Puesta en
valor de su Tesoro de Orfebrería Religiosa-
Juan Ángel López Barrionuevo.
Determinar el origen etimológico del término orfebrería supone
acudir al latín, ya que es de dicha lengua de donde emana aquel. En concreto,
podemos decir que procede el vocablo aurifex, que se derivaba de la suma
de por dos partes claramente diferenciadas: la palabra aurum, que puede
traducirse como “oro”, y el verbo facere, que es sinónimo de “hacer”.
La orfebrería es el arte de labrar objetos en metales
preciosos. Los orfebres materializaron su destreza y su conocimiento sobre las
características físicas y químicas de los metales en la gran diversidad de
técnicas de manufactura usadas en la orfebrería prehispánica de Colombia
Uno de los elementos fundamentales de la Santa Madre Iglesia
es la importancia que tienen las celebraciones en la vida cotidiana de los
fieles.
En cada una de las celebraciones religiosas existe un ritual
definido que es llevado a cabo por sacerdotes generalmente. Estos rituales
están relacionados con todo tipo de objetos litúrgicos.
Las piezas de orfebrería religiosa, orfebrería
litúrgica, orfebrería eucarística, son objetos que se emplean en las
celebraciones católicas y que tienen papeles bien definidos.
Existe una amplia variedad de piezas de orfebrería religiosa,
desde los vasos sagrados hasta los sagrarios, pasando por las Cruces,
candeleros, incensarios, etc. Cada uno de estos elementos tiene una función más
o menos relevante en función de la celebración litúrgica que se lleve a cabo.
Unas piezas orfebres son usadas de manera muy habitual, como
pueden ser los cálices y los copones, y otras son empleadas cuando se imparten
determinados sacramentos, como puede ser las conchas bautismales.
De cualquier modo, artículos que forman la familia de la
orfebrería religiosa tienen un papel destacado en la vida diaria de una
parroquia católica.
En este mes de marzo de 2024, y gracias a la gestión del
párroco de San Pablo-Santa María de Úbeda, don Antonio Vela. Se ha puesto en
valor la rica orfebrería religiosa que conserva la Basílica de Santa María de
los Reales Alcázares. Se ha puesto en exposición de forma permanente en la
antesacristía de dicha iglesia.
A continuación, y gracias al estudio del historiador de
Úbeda, Antonio Almagro García, le mostramos un listado de la orfebrería litúrgica
que actualmente se encuentra en exposición:
Acetre de plata en su color de 1.600 y origen castellano.
Reverso de Los rayos del viril de La custodia parisina desaparecida
en 1936 y datable entre 1661 y 1672.
Cáliz de plata en su color del artífice cordobés Illescas,
datable sueles del primer tercio del siglo XVIII.
Cáliz de plata en su color y sobredorada. Es cordobés de 1794
y civilizado por Manuel Repuso.
Juego de dos
Incensarios de plata en su color del siglo XIX y autor desconocido, aunque andaluzas.
Copón cordobés de oro de 1961. Presenta recargada decoración vegetal
y figurativa de escenas bíblicas en el cuerpo de la copa.
Copón de Meneses de 1940. Decoración en el pie y nudo, copa
1isa.
Copón de plata de 1972. Realizado en los Talleres de Arte
Granada de Madrid. Donado por Francisca Ordóñez. Decoración vegetal biselada.
Acetre de plata sin fecha de Raventós. No presenta decoración
Plato de plata. Meneses 1922,
Cáliz de plata cordobés de 1967. En el pie, decoración de medallones;
en el cuerpo y nudo, vegetal y de flores de lis.
Juego de llaves de sagrario de plata, como el cardón que las sustenta,
No presenta ninguna marca, pero es obra moderna
Varias patenas y cucharillas de plata modernas
Cuatro cálices modernos sin valor artístico.
Dos remates de palio de plata Meneses de finales del siglo XIX.
Copia de la Custodia de María de Molina. María de Molina
Morena y la custodia. Nacida en Úbeda en el seno de una familia humilde, cuando
apenas contaba diez años y con la voluntad de ayudar a sus padres
económicamente, empezó a ser sirvienta de los Marqueses de Camarasa, don Diego
de los Cobos y su esposa. Su prudencia y sus singulares cualidades musicales la
hicieron pronto merecedora de las simpatías y cariño de los marqueses. Lo que
comenzó como algo extraordinario por la visita de los marqueses a la ciudad se
convirtió en algo fijo pues María marchó a su vuelta con ellos a Madrid. Allí
conocerá a Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV que, al escucharla cantar, le
ordenó que se quedara en su corte, nombrándola azafata de la infanta doña María
Teresa, futura esposa de Luis XIV. Dio por tanto el salto de la capital al país
galo donde encandiló con su voz a la corte de Versalles. El Rey Sol con el fin
de agradecer su don, premió a María con el regalo que ella desease, y ella
pidió la custodia del oratorio, con la ilusión de donarla a la iglesia donde
fue bautizada, Santa María de los Reales Alcázares (La custodia fue destruida
en 1936; la que la reemplaza hoy es una fiel reproducción, no tan costosa,
realizada por el artista levantino José Marlo Lloréis).
Fuente:
fotos Tomi Barrionuevo Martínez
Wikipedia.
SANTA MARIA DE LOS REALES
ALCAZARES DE UBEDA: ARQUEOLOGIA, HISTOR IA Y ARTE
Basílica
de Santa María de Úbeda. Capilla del Cristo de Medinaceli.
Juan
Ángel López Barrionuevo.
La iconografía del Cristo
de Medinaceli es similar en todas las ciudades donde lo veneran: es un Cristo
de Sentencia, con las manos amarradas, ataviado con una túnica color púrpura,
porta un escapulario con la cruz roja y azul propia de los Trinitarios y una
corona de espinas. En algunos casos es figura de vestir y tiene pelo natural.
Recibe el apellido “de Medinaceli” porque fue este ducado el que edificó su
Basílica en Madrid y ostentan el reconocimiento de Hermano Mayor de la cofradía
perpetuo en agradecimiento por tal hecho[1].
La tradición comienza en
el siglo XVII, cuando un padre franciscano lleva consigo a tierras sarracenas
una imagen de un Cristo de Sentencia y dicha imagen fue capturada como si se
tratase de una persona. Tras su rescate, comienza la leyenda y devoción hacia
la figura.
El devoto del Cristo de
Medinaceli se acerca a él con la intención de, tras besarle el pie, pedirle
tres deseos (sabiendo que sólo se cumplirá uno) y a cambio deja tres monedas en
la bandeja de plata que hay situada junto a él. Incluso algunos le llevan
claveles rojos y sus deseos apuntados en un papel que depositan también en la
bandeja con el anhelo de que se cumplan.
– Dicen que, si pides
tres deseos, te concede uno, pero a mí siempre me ha concedido los tres.
– Eso depende, porque
mira que hay almas y almas, aunque es cierto que él reparte.
– Si él sabe que te hace
falta, te lo da. Eso te lo digo yo.
En cuanto la imagen del
Cristo de Medinaceli, que tanta devoción despierta en Úbeda, es una imagen de
serie, realizada en los años 40 del siglo XX, en la empresa “El Arte Cristiano”[2].
Quien creyera que no
existe imaginería religiosa en serie se sorprendería saber que existe un taller
en España que produce desde 1880 imágenes a granel: "El Arte
Cristiano", situado en Olot (Gerona). Desde entonces y hasta día de hoy
han producido innumerables imágenes que hoy se encuentran por toda España.
Las imágenes se obtienen a partir de un modelo original que conservan en sus
almacenes, del que extraen un molde de resina cada vez que alguien encarga una
obra; en este molde se vacía la imagen definitiva en pasta cartón madera, una
mezcla de cola de conejo, yeso y agua. Por último, la imagen recibe las últimas
labores de acabado y pintado.
El problema de estas
imágenes es que carecen del valor de una obra única que ha pasado por las manos
de un artista desde el principio hasta el final; Olot es la industrialización
aplicada al arte. Por eso, por ser más baratas, es habitual encontrar imágenes
de Semana Santa de Olot en pueblos y ciudades pequeñas.
Por Pedro Mariano
Herrador, tenemos las primeras noticias, sobre la devoción al Cristo de
Medinaceli en Úbeda, en el año 1945[3]: …Aunque no era una
cofradía de Pasión, sí fue toda una novedad para el pueblo ubetense, el estreno
de la nueva imagen del Cristo de Medinaceli. Con tal motivo se celebró un
triduo en la iglesia de Santa María, entre los días 27 de febrero al 1 de marzo.
Vino a nuestra ciudad para ocupar la sagrada cátedra el párroco de Iznatoraf,
D. Tomás Urda Cubero, sacerdote muy querido en esta tierra pues no en vano
vendría en multitud de ocasiones a oficiar las fiestas de muchas cofradías
ubetenses. Esta imagen saldría en procesión el 2 de marzo a las cinco de la
tarde, bajo la presidencia de Doña Rufina García del Castillo, con la
asistencia de la banda municipal de música…
Su Fiesta Principal se
celebra todos los años, el primer viernes de marzo, antepuesta de un Solemne
Triduo. Va sucedido, de un Besa pie, que dura todo el día, y al que acude inmensa
cantidad de fieles, no sólo de Úbeda, sino también de varios pueblos cercanos.
CAPILLA DEL CRISTO DE
MEDINACELI
Es la última del lado de
la nave de Epístola, de la Basílica de Santa María., este recinto sólo conserva
de su antigua fábrica la portada gótica, se cierra con reja realizada en la
década de 1960, por artesanos de forja de Úbeda, y se cubre con rico artesonado
de madera, obra del artesano local de artesonados mudéjaresPaco Luis Martos, e instalado en el año 2003,
durante las largas obras de consolidación, reconstrucción y restauración, que
estuvo sometida la Basílica de Santa María(1983-2011).
En ella estuvo desde 1854,
hasta la fecha de 1947, la cofradía del Santo Entierro y Santo Sepulcro,
después de que el prior Blanca trasladara la imagen de su Cristo desde la capilla
de la Yedra. También se veneraron aquí las imágenes de los Santos Varones. La
presencia de estos dio lugar a que fuese necesario poner una tela metálica a la
reja con objeto de evitar las piedrecitas que les lanzaban las jóvenes
casaderas.
Desde el año 1947,
pertenece a la Asociación Religiosa del Cristo de Medinaceli.
Miguel Ruiz Prieto,
acerca de este lugar sagrado nos dice, lo siguiente: …Ignoramos el título
antiguo de la Capilla y la época de su fundación, que debió ser muy antigua,
aunque reedificada a principios del siglo XVI, como otras de esta iglesia. En
1856, la mandó reparar el párroco D. Juan Blanca, y dispuso la colocación en ella
del retablo antiguo de Nuestra Señara de la Yedra que, como queda dicho, estaba
en la Sacristía de la misma. En este retablo, yace en un legno, dentro de un sepulcro
de cristal, el referido Crucifijo antiguo. A los lados del altar, están las
efigies de los Santos Varones José de Arimatea y Nicodemus, a quienes el pueblo
de Úbeda, especialmente las mujeres, tienen gran devoción, considerándolos como
abogados... Desde la última fecha de la citada reforma, tiene esta Capilla la
advocación del Santo Sepulcro. La portada es un precioso capricho de estilo ojival…
Y, por último, José
Molina Hipólito acerca de esta Capilla, nos dice lo siguiente: …Capilla del
Santo Sepulcro La primera en el muro del lado de la Epístola. Se ignora la
fecha de su fundación. Fue reedificada a principios del siglo XVI. En ella
implora- ban protección a los Santos Varones. Es de un gótico muy sencillo, con
arco de medio punto (probablemente tuvo en otros tiempos un conopio). La bóveda
ha desaparecido, estando cubierta hoy con cielo raso...
[2]Los hermanos Joaquim y Marià
Vayreda y Vila, que frecuentaban París con motivo de sus actividades
artísticas, asimilaron allí un tipo de iconografía conocida con el nombre de
Arte de San Sulpicio, dado que lo desarrollaban buen número de artistas
instalados en el barrio parisiense que lleva el nombre del santo. Joaquim
Vayreda, junto con el también pintor J. Berga y Boix, llevó a cabo un ensayo
técnico destinado a dar ocupación a los alumnos aventajados de la Escuela de
Dibujo de Olot, ofreciéndoles la posibilidad de desarrollar profesionalmente su
capacidad artística.
De esta mutua colaboración nació la primera industria de
imaginería religiosa, que arraigó acto seguido en la población y constituye
actualmente una de sus actividades artesanales más peculiares y conocidas. En
1880 la sociedad se llamaba "Vayreda, Berga y Cía", que se transformó
dos años después en "EL ARTE CRISTIANO". Numerosos artistas, entre
los cuales se encuentran escultores con prestigio internacional han pasado por
los talleres de esta empresa decana, creando imágenes que han dado prestigio a
la marca y han estado también exportadas a varios países de los cinco
continentes.
Las estátuas realizadas en pasta cartón madera tienen la
concesión afirmativa por parte de la Sagrada Congregación de ritus e
indulgencias, y por tanto, la consideración de material noble y venerable,
según consta
La industria de los Santos en Olot es fruto de varias
circunstancias:
En el año 1850, en Olot, había una actividad textil muy
importante (algodoneros, tejedores,), proveniente de la industria de las
indianas. Fruto de ésta, encontramos una base artesanal asentada.
Para apoyar esta industria, se había fundado la Escuela
Pública de Dibujo (impulsada por el Obispo Lorenzana en el 1783), que enseñaba
a los jóvenes aprendices las artes gráficas de las indianas. Más tarde, el
artista Joan Carles Payó fue director de esta escuela durante muchos años y
ejerció una gran influencia sobre numerosos discípulos.
Por otra parte, a finales del siglo XIX se vivió un periodo
de recuperación religiosa, ya iniciado por Balmes, que hace que la iconografía
estuviera muy arraigada a la cultura occidental en general y a la catalana en
particular. Los hermanos Vayreda y el abuelo Berga recogen este legado y lo
transforman en una nueva industria: la imaginería religiosa. Los impulsores del
El Arte Cristiano aprovecharon pues todas estas circunstancias y crearon una
industria en aquellos momentos novedosa y próspera. Tanto es así, que pronto
encontramos otros ejemplos en el mismo sentido (hasta 20 talleres a principios
del siglo XX).
Actualmente lo que pretende la empresa es dar a conocer este
patrimonio cultural único en el mundo con más de 2.000 modelos de escultores
como Ache, Alentorn, Blay, Devesa, Llimona....
La industria de los Santos, que ahora vemos como un
anacronismo, fue por lo tanto en su día innovadora. Si hacemos un repaso a las
tradicionales formas que se utilizaban a mediados del siglo XIX para amoldar
las imágenes y los materiales empleados, nos damos cuenta que la industria de
santos de Olot y, particularmente El Arte Cristiano, serían innovadores al
introducir un nuevo material y una nueva técnica de modelaje, en concreto nos
referimos a la pasta cartón madera, que representó una mejora sustancial en la
producción de santos, pues suponía: menos tiempo de moldeaje, más ligereza de
las piezas y más resistencia del material.
El Arte Cristiano es hoy una empresa de auténtica tradición
artesanal que ha sabido adaptarse a los tiempos modernos. Ha pasado por etapas
exitosas y por instantes difíciles, pero ha sabido evolucionar en el tiempo,
adaptándose siempre al mercado y a las circunstancias. Por eso es por lo que
está en condiciones de ofrecer la tradición más pura junto con la experiencia
de los años que la avalan a la vez que incorpora las mejoras tecnológicas del
momento presente.
La combinación Tradición - Experiencia - Modernidad hacen que
El Arte Cristiano sea una empresa modelo con más de cien años de historia -
desde finales del siglo XIX (1880) hasta nuestros días -. Durante todo este
periodo las relaciones de producción han cambiado a la vez que el proceso de
producción se mantiene casi intacto y fiel a sus orígenes.
La informatización de los almacenes y la renovación de los
moldes permite la fabricación de las estatuas en otros materiales y por tanto
la posibilidad de ofrecer nuevas oportunidades de negocio y mejorar los
procesos productivos.
La empresa ha obtenido la marca de calidad Garrotxa Leader
basada fundamentalmente en dos sectores, además del económico, que son el
medioambiental y el social.
Con la finalidad de innovar tecnológicamente con la
renovación de los moldes y así poder ofrecer éste patrimonio para un uso a la
intemperie y dentro del Arte Fúnebre, hemos unido nuestros esfuerzos
colaborando con una empresa puntera y líder en innovación y desarrollo en la
investigación de nuevas tecnologías en el mundo del Arte.